Alicia Bárcena, directora ejecutiva de la Cepal, ha señalado la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo para encarar las serias dificultades que a futuro enfrentarán América Latina y el Caribe por la pandemia de Covid-19 .
En una columna de opinión la alta funcionaria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) apunta que esta es la mayor crisis humana y de salud que ha encarado la Humanidad, con profundas implicaciones económicas y sociales, pero en la cual el centro de las decisiones debe ser salvaguardar la salud y el bienestar de las personas.
Advierte que el impacto económico para la región responde a la declinación de la actividad de los principales socios comerciales, la baja en el precio de las materias primas, la interrupción de las cadenas globales de valor; la baja aguda en el turismo que afecta sobre todo al Caribe y empeoramiento de las condiciones financieras.
Recuerda Bárcena que si en diciembre la Cepal preveía para la zona un pobre crecimiento de 1,3 por ciento, hoy, una aproximación conservadora plantea que registrará un crecimiento negativo de -1,8 por ciento, con mayores caídas en algunas naciones.
Asimismo el valor de las exportaciones regionales podrían caer en -10,7 por ciento, lo que augura un gran aumento en el desempleo y la informalidad laboral y pasar de los actuales 186 millones de pobres a 220 millones, y de 67,5 millones de latinoamericanos y caribeños en pobreza extrema a 90,8 millones.
Además la región muestra sistemas de salud fragmentados y sin cobertura universal donde más del 47 por ciento de la población no tiene acceso a la seguridad social.
Bárcena plantea que en la actual situación se necesita un estímulo fiscal masivo para apuntalar los servicios de salud, proteger los ingresos y los empleos, mantener la provisión de medicamentos, comida y energía, garantizar el cuidado médico de todos quienes lo requieren y financiar la protección social a los sectores más vulnerables.
La Cepal llama igualmente al levantamiento urgente de las sanciones y bloqueos unilaterales, que dificultan a poblaciones enteras el acceso a bienes y servicios, y subraya que ‘las consideraciones humanitarias están hoy por sobre cualquier diferencia política. La salud no puede ser rehén de rencillas geopolíticas’.
Esta crisis sanitaria ha expuesto la fragilidad de la globalización y del modelo en el que se sostenía y por tanto debe ser reformada, advierte Bárcena.
Por ello, concluye que la pandemia ‘entraña el potencial de transformar la geopolítica de la globalización, pero es también una oportunidad para relevar los beneficios de las acciones multilaterales y abrir espacio al necesario debate sobre un nuevo, sostenible e igualitario modelo de desarrollo’.
No hay comentarios:
Publicar un comentario