SINE DIE
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SD2
juan
m ferran oliva junio 2 de 2020
Platón es mi
amigo, pero aún más amiga es la
Verdad[1].
Proverbio de
los antiguos filósofos.
El cofrade Jorge Gómez Barata me comunica que
desea elaborar un trabajo sobre hombres que también contribuyeron a forjar la
industria azucarera cubana. No se refiere a los a habitualmente recogidos por la
historia, a veces sectaria, sino a otros que arrastran el pecado original de
ser capitalistas. Menciona concretamente a Julio Lobo, José Manuel Cortina y
Andrés Gómez Mena.
Personalmente cultivé el tema como hecho económico,
las más de las veces nutrido con las enseñanzas del maestro Manuel Moreno
Fraginals. Siguiendo sus pasos he aludido a otros malos de la película como Francisco de Arango y Parreño. Pudiera
citar también a José Antonio Saco. Por encima de los aspectos ideológicos honraron
a Cuba. El primero en su condición del mejor economista de la época en América[2]y muestra
intelectual de la nacionalidad en perspectiva. Saco defendió la cubanía aunque resultó
dominado por serios prejuicios raciales
No fueron los únicos casos. Pero los no tan buenos también forman parte de la
historia y no se deben obviar. Por otra parte no es del todo justo evaluar
actitudes del pasado con la mentalidad de hoy. Nuestra perspectiva progresista
llega en los hombros de las que la precedieron.
No he aludido
a los magnates en cuestión. Y no fue por prejuicio. Me réferi a su época como
la fase de la República dependiente de Estados Unidos. No sé en qué medida
ellos consolidaron o lucharon en contra de tal situación. No fue mi tema. Pero
sin duda son personalidades dignas de estudiar. Comoquiera, han dejado huellas
materiales. Son ejemplos, la Manzana de
Gómez, hoy convertida en hotel de muchas estrellas; la Hacienda Cortina,
enclave turístico, y la colección del Museo
Napoleónico, que honra nuestra cultura. Creo que Lobo es el más defendible
de todos. Ciro Bianchi hizo una
semblanza de el.
Amigo Gómez Barata, lamento no poder aportar
nada en tu empeño, pero espero con interés los resultados a que llegues. Serán
revelaciones para mí.
Aprovecho para felicitar tu erudición y tu
asombrosa fecundidad intelectual que nos brinda, casi a diario, tanta
información de interés. Conservo tus trabajos en un file de la computadora. Allá nos vemos.
Fin
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