Varias iniciativas han trascendido durante la pandemia, de las cuales unas contribuyen a la producción y otras entregan alimentos a comunidades y grupos vulnerables.
La Habana, 9 jun.– La inestabilidad en la oferta y otras dificultades en el acceso a los alimentos constituyen una preocupación y obstáculo para que la población cubana cumpla con el aislamiento físico, durante la pandemia del nuevo coronavirus.
La pandemia llegó a Cuba en marzo, cuando ya el país afrontaba una situación económica compleja por debilidades internas y el recrudecimiento del bloqueo estadounidense.
Ahora el foco de la recuperación, que aún no tiene fecha definida, recae en acelerar la producción local de alimentos, en un país que importa hasta 70 por ciento de la comida de sus 11,2 millones de habitantes.
Pronóstico de PMA para Cuba
Al cierre de mayo, el programa advirtió que el impacto económico de la covid-19 puede dejar 14 millones de personas vulnerables al hambre en América Latina y el Caribe, con base en la comparación de evaluaciones seguridad alimentaria realizadas en 2019 y encuestas remotas realizadas en 2020.
De no tomarse medidas a tiempo, el organismo advirtió que otros 10 millones de personas más podrían ser empujadas a la pobreza y el hambre en 11 países de la región.
Las proyecciones de hambre se refieren a los países PMA identifica su presencia: Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Perú, República Dominicana y pequeños estados insulares en desarrollo en el Caribe.
Por ello, el programa insta a los países a brindar apoyo adicional a los beneficiarios de los programas nacionales de protección social y ampliar su cobertura a más grupos, como los migrantes y las personas sin empleo formal. También recomienda solicitar asistencia de instituciones financieras y la comunidad internacional.
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La Redacción IPS Cuba reúne proyectos de apoyo en seguridad alimentaria que han trascendido durante la pandemia.
Alimentos fortificados para personas mayores y embarazadas
El Programa Mundial de Alimento (PMA) en Cuba asistirá a adultos mayores y embarazadas en el municipio capitalino de La Habana Vieja con la distribución de un cereal fortificado por un periodo de cuatro meses.
Una nota de prensa compartida por la representación indicó que se verán beneficiados programas sociales de la Oficina del Historiador de La Habana con la entrega de 4,2 toneladas de súper cereal, un alimento fortificado para apoyar la nutrición de personas vulnerables en el territorio.
Adquirido con fondos del gobierno de Italia, el producto llegará a unas 800 personas, entre ellas embarazadas y adultos mayores de 65 años, que reciben una dieta habitual a través de las
instituciones locales de salud.
El súper cereal es una mezcla de harina de maíz y de soya, enriquecida con
vitaminas y minerales, que el PMA distribuye habitualmente tanto en Cuba
como a nivel global.
Para Paolo Mattei, representante del PMA en Cuba, esta es una oportunidad de contribuir a la seguridad y nutricional de los grupos más vulnerables y de apoyar el esfuerzo del gobierno de Cuba, en su lucha contra la pandemia de la covid-19.
Junto con la distribución del alimento se socializa un recetario con orientaciones acerca de las diversas formas de preparación y consejos sobre su manipulación y almacenamiento.
Dentro del apoyo de PMA al enfrentamiento de la covid-19 en el país, también se entregan 562 toneladas de frijol negro para su distribución en las bodegas y los comedores sociales, llamados sistemas de atención a las familias, de 54 municipios de las cinco provincias orientales, que son Las Tunas, Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo.
Más de 586 000 adultos mayores de 65 años recibirán una entrega única y otras 22 000 personas serán beneficiadas por cinco meses con el grano, que forma parte de una reserva de alimentos mantenida por PMA para ser usados en situaciones de emergencia.
Producción de alimentos: local y resiliente
Más de 240 000 personas de comunidades vulnerables se verán beneficiadas por la implementación de un proyecto de resiliencia climática, como parte de un acuerdo firmado el primero de junio por el Ministerio de la Agricultura y la Organización de las Naciones Unidades para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en la isla caribeña.
Con un monto de 119 millones de dólares, la iniciativa contará con unos 38,2 millones de dólares aprobados por la Junta del Fondo Verde para el Clima (FVC) en Ginebra y el resto de los 81,7 millones serán cofinanciados por el gobierno cubano.
Para Marcelo Resende, representante de la FAO en la isla caribeña, firmar el convenio evidencia la apuesta del país por impulsar las inversiones en el sector agrícola y desarrollar sistemas alimentarios sostenibles y con alta capacidad de resiliencia ante eventos climáticos, incluso en medio de la compleja situación de enfrentamiento a la covid-19.
El proyecto, primero de su tipo apoyado por el FVC en la nación caribeña, persigue mejorar la seguridad alimentaria y nutricional e incrementar la resiliencia y estabilidad de los sistemas locales de producción de alimentos, el empleo y el acceso al agua.
Según la nota de prensa publicada en el sitio oficial de la FAO en Cuba, el proyecto se implementará durante siete años en siete de los municipios más vulnerables a los efectos del cambio climático de las provincias de Matanzas, Villa Clara y Las Tunas.
Entre los principales objetivos, se encuentra mitigar la emisión de alrededor 2,7 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, mediante el trabajo en técnicas de producción más resilientes al clima con 52 000 agricultores familiares, de los cuales 25 000 son mujeres.
El acuerdo busca contribuir a un cambio de paradigma en la producción agropecuaria para lo cual se realizarán inversiones en tecnología, maquinaria, equipamiento e insumos para rehabilitar paisajes productivos, a través de sistemas agroforestales y silvopastoriles, la reforestación y la regeneración natural asistida.
Asimismo, nuevos módulos agroforestales serán introducidos en 35 000 hectáreas a escala municipal, en áreas cubiertas mayormente por marabú y pastizales degradados.
Como se aclara en el comunicado de prensa, esto permitirá elevar la productividad y sostenibilidad de los ecosistemas agrícolas, mejorando la infiltración de agua en el suelo y previniendo su erosión.
Este proyecto se suma a otros esfuerzos realizados por la FAO en Cuba, como la puesta en marcha de una iniciativa para potenciar la dimensión regulatoria de la seguridad alimentaria y nutricional así como las políticas públicas en materia agroalimentaria.
Con el apoyo de la Unión Europea (UE), este programa inició a finales del año pasado y se encuentra ahora en el proceso de diagnóstico nacional y municipal.
Otro estímulo a la producción
En mayo, firmaron una alianza la cartera agrícola, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y UE para acelerar la producción local de alimentos en la región central de Cuba, con vistas a contrarrestar el impacto económico de la covíd-19.
Gracias al acuerdo, se destinaron 1,5 millones euros del presupuesto del Proyecto de Autoabastecimiento Local para una Alimentación Sostenible y Sana (Alass) para incrementar de inmediato la disponibilidad de alimentos producidos en municipios de las provincias Villa Clara y Sancti Spíritus.
Alass se implementa por las partes desde el segundo semestre de 2019 y su aporte se invertirá en insumos y pequeñas maquinarias para que productores de más de 60 cooperativas prioricen producciones de ciclo corto como viandas, vegetales, frutas y granos, además de la ganadería menor.
La iniciativa apoyará además las producciones de semilla y alimento animal, y entregará a productores biofertilizantes, mochilas, motomochilas, mallas para cultivos semiprotegidos, equipos para el bombeo de agua, máquinas forrajeras, jaulas, comederos y neumáticos para tractores, entre otros insumos.
Y otro apoyo de 100 000 euros, de la UE y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, se invertirá en medios de protección y desinfección para el sector productivo. (2020)
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