Por: Oscar Figueredo Reinaldo, Lissett Izquierdo Ferrer, Edilberto Carmona Tamayo
El número de personas que trabajan en Cuba aumentó en 2019, siguiendo el favorable comportamiento iniciado el año precedente, cuando por primera vez la “curva” subió tras decrecer por tres calendarios consecutivos. El incremento fue de 102 520, muy superior al del 2018 (apenas 7 900), según reveló la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Se trata de una buena noticia sobre todo si tenemos en cuenta que los ocupados en la economía representan solo el 41% del total de la población. A la fuerte tensión que impone de por sí la propia dinámica demográfica, que se manifiesta en las bajas tasas de fecundidad y una alta esperanza de vida, se le suma los que por diversos motivos no se incorporan al trabajo.
Pero, ¿hacia dónde fueron los nuevos empleados? Las cifras publicadas en la edición del 2020 del Anuario Estadístico de Cuba indican crecimientos tanto en el sector estatal como en el no estatal. Un dato interesante es la cantidad de trabajadores contratados por el Estado, que aumenta (11 547 más que los contabilizados en 2018) luego de descender durante los últimos años.
Un informe del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) aclaraba que dentro de esos nuevos ocupados en la economía los maestros tenían un peso considerable. Recordemos aquel titular en Cubadebate que decía que más de 8 000 profesores regresaban a las aulas, tras la decisión del Gobierno de incrementar los salarios en el sector presupuestado.
Mientras, continúa en alza el número de aquellos que laboran en el sector no estatal, fundamentalmente los trabajadores por cuenta propia, que ya son el 41% de ese grupo que acumula 1 506 673 cubanos. No obstante, el sector que más crece es el cooperativo (296 192 más con respecto a 2018), excepto las cooperativas no agropecuarias que registran 1 415 socios menos.
El año pasado el Gobierno cubano informó que no se crearían nuevas cooperativas no agropecuarias, para concentrar los esfuerzos en la consolidación de las ya constituidas de manera experimental.
La propiedad cooperativa integra a las Cooperativas de Producción Agropecuaria, las Unidades Básicas de Producción Cooperativa y las Cooperativas de Créditos y Servicios. Precisamente este sector (agricultura, ganadería y silvicultura) mantuvo en 2019 su condición de líder al emplear la mayor cantidad de fuerza de trabajo en Cuba: 792 400.
Sin embargo, esta actividad sigue sin desempeñar el rol que le corresponde en el sistema económico nacional. Análisis oficiales exponen que el 50% de los alimentos que Cuba importa cada año podría producirse en el país. Esta realidad habla de potencialidades aún por aprovecharse, pero también de la necesidad de, entre otras cosas, estructurar la actividad en cadenas productivas y de invertir más en ella (una de las vías identificadas es la inversión extranjera).
Explotar todas las reservas
De acuerdo con un documento de la ONEI al que tuvo acceso Cubadebate, los jubilados reincorporados y los menores de la edad laboral que trabajan de manera autorizada también fueron más en 2019. Aunque, en este último segmento apenas se incluyen 4 377 personas, pese a que desde 2009 existe la posibilidad de que los estudiantes de los cursos regulares de los niveles medio superior y superior sean contratados por tiempo determinado.
Otra estadística proporcionada por la Oficina refiere que la población no económicamente activa disminuyó en 2019, realidad influenciada en lo fundamental porque se cuantificaron 99 959 personas menos dedicadas a los quehaceres del hogar.
El número de inactivos, o lo que es lo mismo, los que no trabajan ni estudian, también se redujo (17 170 menos que los reportados en 2018), siendo la primera vez que apunta hacia la baja en los últimos cuatro años, según valoraciones del MTSS.
Una situación archiconocida es la existencia de un grupo de personas que están desmotivadas y no trabajan, aun encontrándose en condiciones para hacerlo. Varias pudieran ser las causas, una de ellas tiene que ver con el salario. A la espera está el país de la necesaria reforma salarial para reacomodar los eslabones de una pirámide durante mucho tiempo invertida.
Por cada núcleo familiar, señalan estimaciones oficiales, trabajan 1,2 personas y estos tienen que mantener 1,7 personas. Esta fuerte carga no solo recae en la economía doméstica, sino que se multiplica en grandes proporciones en el ámbito financiero nacional.
El documento consultado por Cubadebate detalla que la tasa de desempleo al cierre del 2019 fue de 1,2%, lo que a nivel mundial se considera “pleno empleo”. Este indicador se ha mantenido descendiendo en los últimos cinco años.
Bajo las sombras...
Aunque en los registros de la ONEI no aparece el acápite de quienes trabajan en la informalidad, bajo esa enorme sombrilla de personas que aparentemente no aportan nada suele esconderse una cifra sigilosa. Se les puede ver por las calles vendiendo productos, en el interior de una cocina de un negocio privado o en la comodidad de su vivienda revendiendo, puertas adentro, mercancía traída desde el exterior o adquirida de manera ilegal dentro de fronteras.
Con un contrato verbal y sin licencia, las relaciones informales florecen para beneficio de aquellos que ven engordar sus bolsillos a partir del trabajo no declarado de otros. A la vez, estos “contratos en el aire” abren las puertas a violaciones de derechos elementales de los trabajadores, como son el descanso, las vacaciones, la licencia de maternidad y la protección de la Seguridad Social.
Quizás en este contexto de pandemia hayan sido esos trabajadores los más afectados ante la paralización de muchos negocios. Sin nadie a quien reclamar y sin evidencias que demuestren su relación contractual con un empleador, son estos hombres y mujeres, junto a sus familias, los más vulnerables en situaciones de crisis.
Sumar más cubanos al trabajo, propiciando los incentivos necesarios, resulta un desafío impostergable para un país cuya fuerza laboral desciende cada año.
Conceptos clave para entender la ocupación laboral de Cuba:
Población en edad laboral: Corresponde a la población masculina de 17 a 64 años y a la femenina de 17 a 59 años.
Recursos laborales: Integra a la población en edad laboral más los menores de la edad laboral que trabajan y los trabajadores que sobrepasan la edad laboral.
Población económicamente activa: Abarca a todas las personas que reúnen los requisitos para ser incluidas entre las personas ocupadas o las personas desocupadas. Se refiere a los ocupados y a los desocupados en el período fijado como referencia para la investigación.
Ocupados: Se considera como ocupada a toda persona de 17 años o más de edad y las de 15 y 16 años que excepcionalmente hayan sido autorizadas a trabajar por las autoridades competentes, que en el día de cierre de la información mantenían vínculo laboral formalizado con un empleo asalariado en metálico o en especie, o un empleo independiente (los ocupados que no reciben un salario). El total de ocupados en la economía comprende el total de personas ocupadas en las distintas actividades de la economía nacional, estén o no comprendidas en la edad laboral y que se desempeñan en un empleo estatal o no estatal.
Desocupados: Son las personas en edad laboral (los hombres de 17 a 64 años y mujeres de 17 a 59 años) que no trabajaron en el período de referencia de la Encuesta Nacional de Ocupación*, por no tener vínculo laboral estable, porque lo habían perdido y han realizado gestiones en busca de otro empleo o porque lo buscaban por primera vez. Se consideran dentro de este indicador las personas que no tienen vínculo laboral estable y hayan trabajado al menos 8 horas. Se considerara además como desocupados, los disponibles con garantía salarial y los disponibles con subsidio.
Inactivos: Incluye a las personas que no trabajan ni estudian y declaran que no desean trabajar o los que no declaran una ocupación como medio de vida y constituye una de las posibles fuentes para la incorporación al trabajo.
Población no económicamente activa: Agrupa a los estudiantes, a las personas dedicadas a los quehaceres del hogar, incapacitados, jubilados y a los inactivos.
Sector estatal: Comprende todas las entidades estatales, sociedades mercantiles, uniones, empresas, organizaciones económicas estatales, unidades presupuestadas, organizaciones políticas y de masas, entre otras.
Sector no estatal: Agrupa al sector cooperativo y al privado.
Cooperativistas: Son aquellos trabajadores que pertenecen a entidades creadas por acuerdo de sus miembros con el fin de producir y comercializar sus productos colectivamente y posteriormente distribuir los beneficios obtenidos entre ellos. Son entidades jurídicas independientes, con patrimonio propio separado del patrimonio individual de sus miembros.
Propiedad cooperativa: Puede abarcar la propiedad de todos sus miembros sobre la tierra aportada como es el caso de las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) o su utilización en usufructo Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS).
Cooperativistas no agropecuarios: Comprende a las personas que laboran como socios en las cooperativas no agropecuarias, independientemente de las actividades económicas que realicen.
Privados: Los trabajadores privados comprenden entre otros a los campesinos privados, a los trabajadores por cuenta propia, a los artistas de la plástica, escritores y otros trabajadores intelectuales.
Trabajadores por cuenta propia: Son aquellos trabajadores que siendo o no propietarios de los medios y objetos de trabajo no están sujetos a un contrato laboral con entidades jurídicas, están registrados en la Oficina Nacional de Administración Tributaria donde pagan sus impuestos según lo establecido por la legislación vigente.
*La ONEI realiza anualmente la Encuesta Nacional de Ocupación y toma como muestra a unas 60 000 viviendas.
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