Paradójicamente, la ventaja del candidato demócrata es muy similar a la que tenía Clinton en 2016
El presidente Donald J. Trump y el candidato presidencial demócrata Joe Biden en su primer debateJIM LO SCALZO / EFE
El demócrata Joe Biden es el candidato con más opciones de ganar las elecciones del 3 de noviembre, aunque no tiene la victoria asegurada. En EL PAÍS estamos publicando cada día una predicción que se alimenta de sondeos, apuestas, expertos y modelos estadísticos. Su pronóstico ahora es el siguiente: Biden tendría un 80% de probabilidades de ganar y Donald Trump alrededor del 20%, de manera que el demócrata ganaría cuatro de cada cinco veces y el republicano en la quinta restante.
El gráfico muestra los votos según las encuestas y la probabilidad de victoria de cada candidato según nuestra predicción:
Ese es nuestro mejor pronóstico. A estas alturas todos sabemos que predecir elecciones es un deporte de cierto riesgo, pero lo hacemos porque pensamos que es útil. No es posible anticipar una votación con certeza, y es tramposo transmitir lo contrario, pero hay valor en informar sobre las alternativas y tratar medir sus posibilidades.
Nuestra predicción sale de reunir cuatro pronósticos diferentes, que nos parecen los más fiables. Usamos dos modelos estadísticos que se alimentan de encuestas, porque no hay nada más preciso cuando las elecciones se cercan. El modelo del semanario británico The Economist, asesorado por el académico Andrew Gelman, rebaja las opciones de Trump por debajo del 10%. El modelo de FiveThirtyEight, que desde hace una década elabora el ya famoso estadístico Nate Silver, eleva sus opciones al 15%.
Esos modelos los complementamos con dos predicciones cualitativas. Por un lado, nos fijamos en el mercado de apuestas, que ha sido menos favorables para Biden y que tuvieron a Trump como favorito hasta junio, seguramente porque tienen muy presente el error de los sondeos de 2016. En septiembre todavía veían la carrera empatada, pero después han ido decantándose por Biden, especialmente tras la enfermedad del actual presidente. Ahora le dan un 65% de opciones de victoria a Biden y un 35% a Trump. Es una ventaja débil: para los apostadores, la victoria de Trump es tan probable como lanzar un dado y sacar uno o dos.
Por último, nuestro pronóstico considera también el juicio de los expertos en predicción de Good Judgement, un proyecto a partir de las investigaciones de Philip Tetlock y Barbara Mellers. Desde marzo colocan a Biden como favorito, al alza: en septiembre le daban un 70% de probabilidades de ganar y ahora un 80%.
Todos estos pronósticos siguen moviéndose. En las últimas semanas lo han hecho al ritmo de los sondeos. La ventaja de Biden en las encuestas nacionales ha subido de siete a 10 puntos desde septiembre. Ese margen en votos —millones— se traduce en la predicción actual: no es imposible que las encuestas cambien o que se equivoquen tanto como para que gane Trump, pero la probabilidad de algo así, dados sus errores históricos, no parece superior a una opción entre cinco, o un 20%.
¿Cuánta ventaja es esa? Ese 18% o 20% de opciones que tiene Trump en absoluto son despreciables. Es la probabilidad de ver fallar un penalti (más o menos) y más común que tirar un dado y sacar un seis. Es tan peligroso, si se quiere pensar así, como jugar a la ruleta con un pistola que tiene una bala en un tambor de seis. No juegas porque 16% no es 0%.
Todos estamos escarmentados por 2016. Tal día como hoy, hace cuatro años, Clinton aventajaba a Trump por seis puntos en los sondeos y el modelo de FiveThirtyEight solo le daba un 16% de opciones. Más o menos las mismas que ahora. Lo que ocurrió entonces es que la carrera fue estrechándose, Clinton llegó con tres o cuatro puntos de ventaja en los sondeos y una probabilidad de victoria del 70%, pero la realidad acabó cayendo del otro 30%.
Si esos movimientos se producen de nuevo, si las encuestas se giran o se produce cualquier otro suceso relevante, lo iremos viendo. Para eso actualizamos nuestras predicciones cada día en la web de EL PAÍS.
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