Foto: Katia
En ninguno de los cuatro centros que visitó el Ministro de la Industria Alimentaria hubo noticias de última hora. Nada nuevo que mostrar o nada que, al menos, no supiera Manuel Santiago Sobrino Martínez, quien vino más a Ciego de Ávila para chequear rutinas de trabajo que para elogiar o enterarse del quehacer de las entidades avileñas.
Sin embargo, aún al tanto de los principales retos que tiene la Industria Alimentaria en el territorio, Sobrino tuvo que sugerirle alternativas a la Empresa Láctea para evitar que se acumularan incumplimientos en los destinos o se cumplieran, a costa de la importación de leche en polvo, algo que, dijo, hoy se hace imposible por la situación financiera que atraviesa la Isla.
Justo este jueves lo aclaraba el Ministro de Economía en la Mesa Redonda: “hay que importar 47 000 toneladas (t) en el año, a un precio promedio de 3 400 dólares, para la dieta médica de los ancianos, enfermos y para los niños. Hay que gastarse 159 millones de dólares para garantizar la leche, que a nadie se le cobra en divisa”.
De ahí que en el Lácteo deban lograr mayores niveles de entrega para suplir los 9 000 litros de leche diarios que hoy no tienen y precisan para garantizar el total de sus producciones. En algunos casos, para las dietas, alertó Sobrino, “tendrán que distribuir leche de soya, polvo para batido y otros componentes… pero, paralelo a ello, deben buscar esa leche en todos los rincones donde hoy haya un ganadero”.
• Ya Invasor se había hecho eco del incumplimiento del Lácteo.
Ese centro, no obstante, ha incrementado la elaboración de yogurt de soya y debe cerrar el 2020 con unas 2 000 t más respecto al año anterior, sin que ello signifique que se cubra la demanda. Rubén Pina Ángel Bello, director de producción, lo ilustra: “estamos vendiendo yogurt liberado solo los fines de semana y las 6 000 bolsas de cada domingo en Las Brisas no alcanzan, ´vuelan´”.
Uno de los “puntos flacos” del recorrido por esa entidad fue, otra vez, la línea de minidosis de mantequilla, una inversión que solo tuvo prueba de arrancada y lleva paralizada más de cinco años. Y aunque ya la falla tecnológica fue resuelta, todavía resta la importación de láminas de aluminio y plástico de polietileno, incluidas en el plan del 2021, para que, finalmente, esa industria pueda fabricar las 20 000 minidosis en un día.
Luego, el titular llegó hasta una Unidad Empresarial de Base (UEB) moronense, que pertenece a la Empresa Cárnica de Ciego de Ávila, donde abogó por el uso de extensores como la pasta de soya para incrementar las entregas. Hoy esa UEB, conocida como Cárnico de Morón, recibe menos de la mitad del cerdo que procesaba hace un año y si bien los rendimientos que ostenta la mantienen por encima de la media del país, tal realidad hace más perentorio el aprovechamiento del cerdo para ofertar derivados.
Jorge Granado Labrada, director de la Empresa Cárnica de Ciego de Ávila, aseguró que sumarán la propuesta del Ministro a las alternativas que ya empleaba esa UEB en la elaboración de picadillos condimentados, jamonadas, jamones y croquetas para multiplicar el producto. Si tenemos en cuenta que por cada tonelada de carne de cerdo pueden obtenerse, una vez industrializado, 1,8 t, se entiende la necesidad de dichos extensores en el contexto actual.
A su paso por el Centro de Alevinaje de Morón, la situación pareció más tensa, pues la inversión programada allí no solo está atrasada, sino que no concluirá con la envergadura que se esperaba. Apenas 15 estanques deberán concluirse antes de que cierre el año y esas tres hectáreas de espejos de agua podrían garantizar el 60 por ciento de los progenitores que necesitamos para saltar de 14 millones de alevines a 23 millones en el año; una cifra que tampoco cubrirá la demanda de peces de agua dulce, pero incrementará el volumen de una acuicultura que posee un discreto plan de 1 300 t este año.
Según Basilio Navarro Pérez, director general de la Empresa Pesquera Industrial (EPIVILA) de Ciego de Ávila, tanto la pesca de plataforma como la de agua dulce deberían duplicar sus entregas para acercarnos a un kilogramo de pescado percápita, cada mes.
Por ello el Ministro fue enfático al explicarle a los directivos de la EPIVILA que no teníamos tiempo para seguirle diciendo a la gente por qué no teníamos pescado. “Debemos obtener ya resultados, a partir de procesos inversionistas ágiles y de alternativas reales, no podemos seguir con discursos y justificaciones.”
Carlos Luis Garrido Pérez, presidente del Consejo de Defensa Provincial, quien acompañó al titular durante todo el recorrido, coincidió con Sobrino y reconoció que el territorio aún tiene reservas para incrementar la producción de alimentos y solo resta explotarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario