Puedo asegurar que
para algunas situaciones que disgustan a muchas personas en Cuba no hay a “que”
echarle la culpa, ni al bloqueo, ni al imperialismo, tampoco al Socialismo,
menos aún a la conceptualización del modelo, ni a la estrategia hasta el 2030,
ni al ordenamiento, ni a la subida de precios y en el caso que voy a referirme
ni a la agricultura que siempre recibe con justicia, las mayores críticas de la
población.
Voy a referirme a
las Colas, pero no de todas las colas, pero si las de productos alimenticios en
establecimiento del comercio interior. Quiero dejar sentado que todas las colas
atentan contra la economía y el PIB, pero de esto hablaré más tarde.
Lo que voy a
referir pudiera ser solo para un comentario entre amigo o para charlas del
barrio o en momentos de aburrimiento; pero como esconde problemas graves de
funcionamiento de instituciones de la Administración Pública, me atrevo a
expresarlo de esta forma.
Fui a comprar las
papas que me tocaban en mi libreta al mercado agropecuario de 15 y 24 que le
corresponde a mi bodega la que está ubicada en 17 y 14 ambos en el Vedado. Cuál
no sería mi sorpresa al ver una cola inmensa peor que las de las tiendas en
MLC. Estuve 6 horas desde las 9 am que llegué y “marqué” en la cola hasta las
3:01 pm.
Cómo no sería
inmensa la cola, si ese mercado atiende 8 bodegas del Consejo Popular El
Carmelo con 12000 clientes. Lo peor es que dentro del Mercado hay solo dos
puntos de venta cada uno con un trabajador que despacha y cobra. ¿Eso es
racionalidad? ¿Eso es respeto a los ciudadanos? ¿Eso es respetar las normas de
distanciamiento en que tanto insiste el Minsap?
Además, la
acumulación de personas es porque el tiempo de distribución de las papas está
limitado. Hay que hacerlo en pocos días pues las papas se echan a perder lo
cual redunda en una mayor acumulación de personas.
Otro ejemplo que
conozco, el llamado eufemísticamente Súper Mercado de 26 y 41 que tiene dentro
dos bodegas diferentes, aquí las colas para los productos normados de arroz, azúcar, frijoles y café y otros no son tan grandes pues ahora con los nuevos
precios las personas son más cuidadosas y solo van en el momento en que más
necesitan los productos.
Pero qué ocurre
cuando corresponde adquirir los huevos y el pollo en que el tiempo para
comprarlos es muy limitado y te puedes quedar sin el producto. Dentro del
“Súper” hay un solo punto de venta para ambas bodegas. Las colas son inmensas.
Por eso yo creo que
la culpa es de “Quién” y no del Qué.
Alguien que no sabe
mucho de comercio seguramente ha pensado que la infraestructura del comercio
existente antes de esta situación higiénica era igualmente útil en épocas de
pandemia y crisis que como la de ahora.
Ese “quién” además
de ignorante de su deber como servidor público; desconoce por su actuación los
cuatro objetivos principales en cualquier nivel de gestión de la Administración
Pública:
1. elevar la calidad de vida de los ciudadanos,
2. garantizar la seguridad ciudadana,
3. trabajar por el desarrollo económico,
4. garantizar la soberanía nacional.
Las colas y súper
colas no son calidad de vida de nadie y la seguridad ciudadana no se garantiza
en este momento con aglomeraciones, lo que tantas veces ha reiterado el Dr.
Duran por TV.
Según los teóricos
de la Administración Pública, el Servidor Público debe vivir para cumplir esos objetivos
agregando valor tanto en la infraestructura, los recursos humanos, la
distribución y comercialización, las tecnologías, los procesos, la logística.
Su deber es agregar “valor público” que es el valor que los ciudadanos ven en y
les interesan de las organizaciones de la Administración Pública.
Ese “agregar valor”
significa hacer las cosas más rápido, más agradable, con una mejor imagen, con
menor costo, con mayor calidad con más eficiencia y eficacia.
En el país ha sido
un mal endémico que los servicios públicos casi siempre, (para no ser absoluto)
se han diseñado y organizado a favor del prestatario del servicio y del
control, pero no a favor del ciudadano.
Por qué menciono
incoherencia, pues porque es incoherente que una unidad de comercio de un
consejo popular o de un municipio tome medidas como esa que violen todo lo
establecido y además que nadie supervise controles y rectifique. Para mí esto
es lo más grave.
En Cuba hay una
política de Estado sobre la protección de los Ciudadanos ante el contagio no
promoviendo grandes aglomeraciones, ni reuniones masivas, hay políticas
públicas y sectoriales que sustentan todo esto y es además parte sistemática de
la agenda pública del Gobierno Central. Estos son mandatos en una República
como la nuestra donde no hay federalismo. Ninguna decisión de funcionario puede
contradecir estos mandatos.
¿Cómo es posible
que al nivel de Provincia, Municipio o Consejo Popular esto se viole a la luz
de una decisión administrativa de concentrar servicios y generar
aglomeraciones?
Es importante la
ampliación y delegación de autoridad hacia los Municipios, pero ¿estarán todos
los cuadros municipales en capacidad y preparación para asumir esas
responsabilidades y sabrán como hacerlo?
Soy de los que
abogo por la descentralización, por la participación de las personas en la toma
de decisiones y por el empoderamiento de los cuadros de la base; pero hay que
revisar con mucho cuidado a quien se le otorga. “Cambiar todo lo que deba ser
Cambiado” no creo ha sido solo para las medidas económicas; es también para
los cuadros, la sociedad en su conjunto.
Las personas que
estuvimos en las colas tanto tiempo no estuvimos creando valor en nuestra
actividad laboral para la sociedad.
Preparándome para impartir una clase sobre
servicios públicos y trámites de la población estuve recordando, revisando y
actualizándome de las clases que recibí en Ingeniaría Industrial sobre Teoría
de las Colas, descubrí en varios artículos novedosos que un ciudadano
norteamericano gasta 5 años de su vida
en esperas que incluye también el tiempo en semáforos, transportación
hasta el trabajo y colas en trámites o esperas de servicios públicos. Un
Ciudadano Argentino pierde 28 días al año por la misma razón. ¿Cuánto perdemos
nosotros? ¿Cuándo se podrá cuantificar y calcular su impacto económico?
En esos países se
estudió el fenómeno de las colas y el tiempo de espera de los ciudadanos por el
desfavorable impacto económico que generan y en la opinión pública sobre los
gobiernos.
Si calculamos las
horas de espera en una cola de las personas sin poder crear valor en su función
laboral o social, así sea de ama de casa, profesores, maestros, médicos,
ingenieros, cuidadores de enfermos u otra actividad, veremos el costo económico
de las colas.
Aquí las colas no
son solo en las bodegas sino en bancos y otras oficinas públicas hasta para el
pago de multas.
Me pregunto, ¿qué
cuesta más al país el tiempo perdido de las personas más los exámenes de PCR y
tratamientos a los posibles contagiados del covid en las colas o realizar una
mejor distribución y organización de los lugares de venta y no acumular 12 mil
personas para adquirir lentamente un mismo producto en 5 o 6 días.
Me recuerdo que,
siendo estudiante de ingeniería, vino el Profesor Gerald Lieberman, de la
Universidad de Stanford, autor de varios textos de Investigación de Operaciones
en los que se trata entre otros temas la teoría de las colas también llamada de
fenómenos de espera. En un recorrido por el Vedado vio una cola en la Pizzería
Milán de la Rampa y sentenció- Deben tomar en serio el asunto de las colas pues
“las colas bajan el civismo”.
Realmente la
informatización de la sociedad ha mejorado muchos trámites y evitado colas,
pero será difícil realizarlos en los comercios a que más acuden los ciudadanos
ahí están las bodegas, las tiendas en MLC y otros establecimientos.
No sólo con informatización;
hace falta pensamiento, creatividad, condición humana, respeto al servicio
público que se hace, aprendizaje, innovación y cultura social integral.
Esto no necesita comentarios. Por su importancia lo que necesita es convertirlo en un clamor popular, que la televisión lo convierta en una información pública que remueva los cimientos de la burocracia responsable de estos errores. Son de los más culpables de participar en en el aumento de la pandemia sin mencionar, lo que muy bien explica el autor del articulo, relacionado con la afectación a la economía y el daño al civismo que se produce por el malestar de las personas.
ResponderEliminarEn mi opiniòn, ademàs de la escaces de productos y recursos para mejorar el servicio, existe falta de sentido de responsabilidad, de quienes tienen la capacidad real de modificar las estruturas y formas de brindar los servicios.
ResponderEliminarPondrè un ejemplo claro. FINCIMEX, no hay un dìa del mes que la oficina de FINCIMEX, de calle 8 entre 3ra y 5ta, no estè abarrotada de personas esperando ser atendidos. Aun en tiempos de Covid. Muchos de los servicios que dan se pueden hacer por correo electrònico o vias no presenciales. Por ejemplo, el pago del combustible se realiza en muchos casos por transferencia bancaria. Osea desde mi oficina o casa yo transfiero dinero a FINCIMEX y ellos son incapaces de por via electrònica notificar que han recibido el pago y que ya podemos cargar las tarjetas. Pues no, luego de hacer esa transferencia desde mi casa y el banco via electrònica enviarme la constancia de la operaciòn, hay que ir a FINCIMEX y desperdiciar 3, 4 o 5 horas para ser atendido 5 minutos.
Ya nos reunimos con la responsable de la oficina y muy relajada y conforme, nos comunicò que ese es el mecanizmo establecido y que no hay otro.
Asì no contribuimos a evitar contagios y a aprovechar el tiempo en otras labores productivas.
Ellos estàn en el deber y la obligaciòn de mejorar estos aspectos. El paìs lo necesita.
Interesante experiencia, el razonamiento de los porqué, y las formas de erradicarlo son otro capítulo aparte. Creo que la unica forma de mejorarlo a estas alturas es introducir la comercialización a las MIPYMES o los TCP, además de un marco legal consecuente y claro que frene la ilegalidad y propicie el control. Es necesario cambiar la mentalidad del gobierno en cuanto a que la comercialización al por menor no puede ser absorbida en su (casi)totalidad por el sector privado.
ResponderEliminarMe gusta leer tus artículos, llenos de objetividad, pena q no se tomen en cuenta por aquellos en los que recae tomar las medidas correspondientes
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