El primer principio a recordar es que " la efectividad del control es
inversamente proporcional al nivel que lo ejecuta". Mientras más abajo de
cualquier estructura se haga mejor.
El otro principio es que " No se debe implantar una medida que no se pueda
controlar".
El primer principio nos lleva reconocer que la mejor efectividad en el control
(que cumple los objetivos) la obtiene el propio ejecutor de la tarea, el resto
de los niveles superiores hacen " autopsias."
Por tanto quien mejor se cuida del contagio es uno mismo. Por eso hay que tomar
medidas personales de protección.
El segundo principio significa que se pueden establecer medidas pero si no las
controlo o no las puedo controlar; el reclamo o conminación de que se cumplan
no logran la efectividad requerida.
Todo nos conduce a pensar que quien mejor puede controlar que no se propague la
epidemia es la propia persona. Técnicamente le llamaríamos el "control
interno" de cada uno.
El segundo principio que enumeré se refiere al control de la disciplina a.
Dentro de las casas no puedo como autoridad controlar el cumplimiento de las
normas de protección e higiene. La disciplina se impone no se reclama,
esta si se puede controlar en las calles, el transporte y en los lugares
públicos y creo aquí está la debilidad en mi provincia.
No se puede controlar desde afuera la disciplina dentro de las viviendas, pero si en donde hay alguna autoridad como en las bodegas, comercios, transporte, tiendas,
parques, paradas de ómnibus, en las colas cotidianas y en otros lugares en que
se acumulan personas y se puede observar y controlar por alguna autoridad .sea
esta de la propia entidad o externa (una autoridad pública).
Esto me hizo recordar de la pirámide de Maslow y las necesidades humanas y
entre las tres primeras en la base de esa pirámide están la alimentación y como
ahora está difícil las personas van a ir y acumularse en los lugares en que se
venden pues necesita acopiar.
Ya nadie pregunta que venden sino en donde hay una cola y en estas no hay la
debida disciplina, no se cumplen los protocolos de distanciamiento y protección;
si hay cierta ética de que el que llego primero compra primero.
Para controlar la disciplina sobre las medidas de aislamiento y protección hay
que crear la infraestructura y organización que lo permita. La infraestructura
de nuestros comercios se ha deteriorado, se han cerrado espacios de bodegas y
comercios por deterioro, falta de mantenimiento y casi nula inversión durante
años y sus servicios se han ido concentrando, esta función ha sido durante años
muy subvalorada. Es muy común que en un mismo local se ubiquen dos o más
bodegas con las acumulaciones de ciudadanos lo que se acentúa por la disposición
de que algunos productos las personas "los pierden o se vencen si no los
adquieren en un muy corto tiempo.
Esta falta de atención tradicional a bodegas y otros establecimientos del
comercio ha implicado que no tienen capacidades de conservación con refrigeración
y almacenamiento. Este descuido ahora, en medio de la epidemia, lo pagamos con
aglomeraciones de personas y sus posibles contagios al igual que la burla de la llamada "protección al consumidor"
En todo esto hay fallos.
Hay muy pocos puntos de venta y comercio con la infraestructura adecuada
que por estas causas, facilismo y mentalidad de hacer
unidades más grandes ha conllevado alejar más los servicios de las
personas lo que refleja la baja prioridad que esta actividad ha tenido de las
administraciones públicas, como si el pasar trabajo, la falta de estética,
descuido y maltrato a las personas formara parte de los servicios del comercio
en el socialismo.
Cambió la situación, cambio el contexto y sin embargo los responsables del
comercio tanto estatal como de las cadenas de tiendas no se han dado cuenta de
esto y de que deben cambiar sus conceptos de organización, lo mismo que hay se
puede distribuir en más lugares sin provocar grandes colas. Eso se llama
técnicamente "aumentar los puntos de venta". Otra cuestión es que
sigue la norma de que el pollo y los huevos se dan en tres días y los coges o
los pierdes. Eso genera aglomeraciones que no la ve el que no quiere ver. Demás
está decir que las colas de las tiendas en MLC esta repletas de coleros y
revendedores que casi por facilismo y evitarse las colas, al menos en mi barrio
la gente compra bastante cosas a estos revendedores, por cierto, aunque este
negocio no es oficial ni está permitido las Cadenas de Tiendas lo propician o
por ingenuidad o falta de creatividad, vagancia mental, mala intención
solapada, doble moral o por que deben de salir de sus inventarios compre quien
compre y le sacan dinero.
Creo estas cadenas han echado a perder una función tan importante en medio de
esta situación de limitada liquidez.
Se supuso, que estas tiendas en MLC evitarían el gasto en el exterior de
artículos que luego los viajeros venderían en el país. Lo que paso es que
trasladaron muchas compras al país y con las actuales limitaciones han
incentivado el comercio privado, por cierto, a mayores precios que los productos
que estos mismos traían del exterior y las cadenas lo facilitan y nada se
resuelve, se empeora lo cual es muy triste.
Parece que nadie lo ve.
No quiero hablar de los inspectores, pues acabo de escuchar voces autorizadas
que me relatan cuestiones increíbles en medio de esta situación. Claro está que
los revendedores y coleros no soltaran su negocio tan fácilmente y pagaran a
quien tengan que sobornar para realizar su tráfico comercial.
El país ha tenido que hacer grandes cambios en muchas cosas, ante el incremento
del bloqueo genocida, la situación financiera creada por la pandemia y otros
factores coyunturales. Se han introducido cambios en el sistema de trabajo, en
las formas de propiedad, financiamiento, tarifas y precios y muchas otras cosas.
Por qué no en el Comercio. Acaso se sienten sus directivos y funcionarios y los
gobiernos locales que no les corresponde.
Creo que el comercio que merece nuestro pueblo no es este y creo deben acabar
de tomar el toro por los cuernos.
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