Corrían los tiempos en que el Che era Ministro de Industrias. Un día lunes, poco antes de comenzar el Consejo de Dirección, un empleado dejó una carretilla llena de libros en pleno salón.
A las 8 en punto entró Che con su proverbial aliño indumentario: botas, boina negra y los faldones de la guerrera al vuelo. Detrás su perro pastor. Sonrió al percatarse de la expectativa del auditorio y sin entrar en preámbulos tomó uno de los libros y explicó: Este es un texto sobre programación lineal. Se trata de una técnica matemática aplicada a la economía, que está adquiriendo gran difusión en los países más avanzados. Tengo interés en que los dirigentes del más alto nivel del organismo conozcan sus posibilidades.
A partir del próximo lunes – continuó – comenzaremos esta reunión con una hora de antelación. La dedicaremos a estudiar esta materia y yo mismo la impartiré. La asistencia es obligatoria para los miembros del consejo.
Siendo un invitado me apresuré a pedir su autorización para participar y me fue concedida.
La programación lineal se emplea en la optimización de distintos procesos a partir de recursos restringidos. Puede tratarse, por ejemplo, de determinar la mejor dieta a partir de cantidades dadas de pienso; la ruta de transporte más económica; la combinación menos costosa para el corte de una pieza de papel, metal y otro material, y así por el estilo.
El soviético Leonid V. Kantorovich la elaboró en 1939 y el norteamericano John Dnatzing la redescubrió dos años más tarde. La aplico en la determinación de la ruta óptima de los convoyes que transportaban material bélico hacia Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
En Cuba, en la época que se narra, solo unos pocos iniciados la dominaban. En medio de las numerosas cuestiones que ocupaban su atención, Che tuvo aún lugar para estas inquietudes. Seleccionó un texto concebido para divulgar la programación lineal a partir de conocimientos simples de álgebra elemental. No debe perderse de vista que era la época en que no abundaban los graduados universitarios.
El curso duró unos meses y Che, todos los lunes actuaba como maestro. Cuando estaba por finalizar nos anunció que debía realizar un viaje y que en su ausencia lo sustituiría un compañero uruguayo miembro del consejo. Fue la última clase que nos ofreció.
Fin
[1] Publicado en la revista Opina 114, Segunda quincena de diciembre de 1997.
La figura del Che y sus enseñanzas en todos los sentidos creo el ícono que representa.
ResponderEliminarMuchos años pasaron desde aquel entonces y la programación lineal formó parte de los programas de estudio en la universidad. Y quién la ha aplicado. De que sirve el conocimiento si no existe interés para ponerlo en práctica.
Y porqué pasan estas cosas.
Rogelio Castro Muñiz