“Los cultivos numerosos de diversas ramas agrícolas y sus industrias correspondientes, mantienen en equilibrio a los pueblos dados por desdicha a cultivos mayores exclusivos: café, caña de azúcar, etc. Han venido a ser estos cultivos, con las grandes operaciones bursátiles que se basan en ellos, verdaderos juegos de azar, y como bombas mágicas, que ya son de oro, ya de jabón. – Más vale, por si se quiebra la rienda en la carrera, llevar el caballo de muchas riendas que de una.
Debiera ser capítulo de nuestro Evangelio agrícola la diversidad y abundancia de los cultivos menores”
Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. VII, 187: “Quesos”. La América. Nueva York, junio de 1883.
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