Por Bryan Dyne. WSWS
El Gobierno de Biden anunció el viernes que espera que EE.UU. registre 100 millones de casos nuevos de COVID-19 durante los meses de otoño e invierno. Según el artículo del Washington Post que publicó la noticia, el Gobierno también advirtió de una “importante ola de muertes”.
Las proyecciones fueron realizadas por un oficial no identificado de la Casa Blanca durante una rueda de prensa privada y los detalles aún no se han hecho públicos. Lo más que indica el Post es que el Gobierno hizo sus estimaciones con base en “modelos externos de la pandemia” que asumen que ómicron y sus subvariantes seguirán dominando.
Las proyecciones se vuelven aún más sombrías si aparecen variantes nuevas e incluso más virulentas, como ocurrió repetidamente desde que alfa fue detectada por primera vez en Reino Unido a fines de 2020.
Las implicancias de alcanzar niveles tan masivos de contagios son pasmosas. Cien millones de casos nuevos duplicaría con creces la cifra oficial de casos de la pandemia de 83 millones. Cien millones de casos nuevos sugeriría, con base en un estudio publicado en abril por la Oxford University Press, que habría 43 millones de casos nuevos de COVID persistente. Cien millones de casos nuevos implica, según la tasa de letalidad por caso aceptada de 0,5 por ciento, 500.000 muertes más.
Enfermero Bryan Hofilena pone etiquetas de “Paciente de COVID” a la bolsa del cadáver de un paciente que murió por coronavirus en el centro médico Providence Holy Cross, Los Ángeles, California, 14 de diciembre de 2021. [AP Photo/Jae C. Hong]
Un reporte de ABC News sobre estas proyecciones, que incluye una entrevista con el coordinador de la respuesta al coronavirus de la Casa Blanca, Ashish Jha, presenta un panorama grave. Jha le confirmó a David Muir de ABC que, “entre ahora y el otoño e invierno, es muy posible que veamos nuevas variantes” más transmisibles. Al mismo tiempo, señaló que, cuando golpeen estas olas, “no vamos a tener vacunas… se nos van a agotar los tratamientos… no vamos a tener pruebas diagnósticas”.
No obstante, ha no propuso nada más allá del estribillo de la Casa Blanca de que las vacunas son la panacea para acabar con la pandemia. “Si te vacunaste y pusiste una dosis de refuerzo, tienes un nivel muy alto de protección contra la enfermedad grave”, dio Jha, sin mencionar ni siquiera las medidas de mitigación más básicas como las mascarillas.
Las vacunas son una de las herramientas necesarias para combatir la pandemia. Sin embargo, las tasas de vacunación en EE.UU. han permanecido estancadas en solo el 67 por ciento de la población con el esquema inicial y menos del 31 por ciento con una dosis de refuerzo. Estas tasas tan bajas solo son posibles en un clima social y cultural anticientífico, que ha sido promovido por los republicanos y demócratas. Como resultado, el Peterson-KFF Health System Tracker estima que al menos 234.000 personas han fallecido desde junio de 2021 que seguirían vivas si contaran con el esquema completo con refuerzo.
Además, las variantes de coronavirus han demostrado que una capacidad cada vez mayor para eludir la inmunidad ofrecida por las vacunas, especialmente las variantes de ómicron. En enero y febrero, el 42 y 40 por ciento de las muertes respectivas por COVID-19 en EE.UU. fueron de personas con esquemas completos de vacunación, incluyendo 12 y 15 por ciento, respectivamente, con tercera dosis.
Esto significa que, si ocurren 500.000 muertes por COVID-19 este año, más de 200.000 serían de personas con al menos dos dosis de la vacuna. Y la efectividad de las vacunas sigue cayendo cada mes desde ser administradas.
También existe la posibilidad de que la predicción del Gobierno de Biden resulte ser una subestimación de las próximas olas de la pandemia. Mientras que el número oficial de casos tiene un promedio de 70.000 al día, el Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington estima que actualmente se producen más de 492.000 nuevas infecciones cada día, la gran mayoría de las cuales no se detectan debido a la falta de pruebas y al actual encubrimiento masivo de los datos del COVID-19.
A este ritmo, habrá más de 115 millones de nuevas infecciones para fines de año, incluso sin un repunte. La amenaza que supone la pandemia sigue siendo tan grave que incluso uno de los principales representantes del capitalismo, el fundador de Microsoft, Bill Gates, comentó al Financial Times: “Todavía corremos el riesgo de que esta pandemia genere una variante que sea aún más transmisible y más mortal”. Gates continuó: “El riesgo de que ni siquiera hemos visto lo peor de esta pandemia es muy superior al 5 por ciento”.
El Gobierno de Biden reconoce ahora abiertamente que la pandemia de coronavirus no ha “terminado” ni es “endémica”, como lo han dicho otros funcionarios de alto rango y los medios de comunicación corporativos. Más bien, se está convirtiendo en un tsunami de nuevos casos y muertes que tiene el potencial de superar incluso la escala colosal producida por la ola de ómicron en diciembre, enero y febrero.
Los medios de comunicación, sin embargo, están tratando esto en gran medida como un asunto sin importancia. La pandemia está siendo prácticamente ignorada por los noticieros televisivos y los medios impresos. El informe de ABC News fue más notable por ser el primer informe significativo de la cadena sobre la pandemia en meses que por los nuevos detalles presentados sobre el inminente desastre de salud pública.
En cuanto a la Casa Blanca, ha anunciado sus proyecciones pero no propone ninguna medida para prevenirlas. No ha celebrado ni una conferencia de prensa para advertir al pueblo estadounidense del peligro que se avecina ni ha ofrecido ninguna orientación sobre lo que debe hacerse para evitarlo. Por el contrario, el Gobierno de Biden ha presidido la eliminación de prácticamente todas las medidas de mitigación, incluso las más mínimas para reducir la transmisión, incluyendo la obligatoriedad de la mascarilla.
La política de contagio masivo está en pleno vigor bajo los demócratas, al igual que lo estaba bajo los republicanos. Cien millones de casos y los cientos de miles de muertes y millones de casos de COVID persistente que resultarán se consideran simplemente el coste de hacer negocios para mantener las arcas de Wall Street rebosantes.
El informe de la Casa Blanca vuelve a dejar claro que cualquier nivel de muerte es aceptable para la élite gobernante estadounidense siempre que no afecte a su capacidad de extraer plusvalía de la clase trabajadora. Varias fuentes de las cifras de a pandemia superan el recuento oficial de un millón de muertos y apenas se ha hecho mención de tan colosal pérdida de vidas en la prensa. Ahora el Gobierno federal ha admitido que las muertes aumentarán al menos a 1,5 millones.
La respuesta de la clase obrera debe ser luchar contra el inminente maremoto de infecciones y muertes. Esto solo puede hacerse a través de una política de eliminación global, que conlleva la aplicación agresiva de todas las medidas de salud pública, incluyendo el cierre de la producción no esencial y las escuelas, junto con la vacunación y otras medidas de mitigación, para detener la transmisión viral.
Esta política solo puede aplicarse a través de un movimiento de masas de la clase obrera, que conecte la lucha contra la pandemia con las crecientes luchas de los trabajadores de todo el mundo contra la desigualdad, la explotación, la guerra y el aumento de los costes de los bienes de consumo. Hay que desarrollar una lucha conscientemente revolucionaria para purgar la Tierra de la enfermedad detrás del impacto catastrófico de la pandemia: el sistema capitalista.
(Publicado originalmente en inglés el 8 de mayo de 2022)
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