Las fuentes renovables de energía son imprescindibles para lograr la soberanía energética
Gibara, Holguín.–Desde que los parques eólicos de esta localidad estaban en fase de inversión, allá por 2007, el ingeniero José Luis Piferrer Martínez está vinculado a ellos. Cuando los pondera, cualquiera puede pensar que la pasión lo ciega en su condición de jefe del Grupo de Operación y Mantenimiento de ambas instalaciones generadoras de electricidad. Pero él ofrece hechos.
«De forma acumulada, Gibara 1 y Gibara 2, puestos en marcha en 2008 y 2010, respectivamente, han generado un total de 215 GW hora, es decir, 215 852 MW hora».
Seguidamente, detalla que, en el tiempo de explotación de ambas instalaciones, el país ha dejado de consumir más de 53 300 toneladas de diésel, es decir, de combustible de origen fósil. Al mismo tiempo, dejaron de emitirse a la atmósfera más de 161 081 toneladas de dióxido de carbono.
En el mes de julio, explica, en medio de los problemas presentados por las unidades de las termoeléctricas, a lo largo de varios días trabajaron de mañana, tarde y noche. En la zona hubo muchas horas de vientos favorables para generar, sincronizados con el Sistema Eléctrico Nacional.
«Los estudios realizados y la realidad han demostrado, que, en esta área, el viento, por lo general, comienza a subir alrededor de las diez de la mañana y recesa sobre las 11 de la noche. Significa que en ese horario es cuando se genera más. Esto es beneficioso porque aportan durante los horarios pico del día y la noche».
Raidel Velázquez también es uno de los 14 integrantes del grupo de trabajo, y en su tránsito a jefe de Brigada de Operadores pasó por el puesto de mecánico de mantenimiento. Comenta que desde la madrugada dejada atrás hasta las nueve de la mañana, el viento se mantuvo entre 11 y ocho metros por segundo.
Una verificación a las pantallas de las computadoras indica que en el instante en el que conversa con Granma, ambos parques aportan dos MW, porque el viento ha disminuido notoriamente su velocidad. Su anhelo permanente es que se mantengan rachas de 12 metros por segundo o un poco más, momento en el que las máquinas generan a su mayor potencia.
Acerca de los programas de computación instalados, detalla que ofrecen la posibilidad de detectar fallas, algunas de las cuales se pueden corregir desde el puesto que ocupa. De lo contrario, interviene el personal de mantenimiento.
Cuando hablan de situaciones complejas, tanto Piferrer como Velázquez se enfocan en los ciclones que han enfrentado sin abandonar los puestos de trabajo. Uno de los peores ratos vividos ocurrió en 2008, cuando el Ike provocó penetraciones del mar, que afectaron partes del Gibara 1.
«Al construir Gibara 2, tuvimos en cuenta las experiencias, por eso las bases de las torres y de la casa de los sistemas están a alturas mayores», expone José Luis Piferrer.
RESPUESTAS ANTE LOS MALOS RATOS
Fernando Hechavarría Pupo, director de la unidad empresarial de base Fuentes Renovables de Energía, perteneciente a la Empresa Eléctrica de Holguín, reconoce la capacidad de los trabajadores de los parques para mantener la generación eléctrica en medio de adversidades materiales que impiden aprovechar los 9,6 MW de potencia instalada.
«Hoy funcionan nueve de las 12 máquinas con que contamos. En el Gibara 1, de tecnología española, están fuera de servicio dos, porque presentan, entre otras dificultades, afectaciones en los sistemas de las palas, lo cual se atribuye a desgastes por el paso de los años y fatigas por el impacto de ciclones».
En el Gibara 2, de fabricación china, un generador salió de servicio y fue enviado a La Habana, a una empresa encargada de repararlo.
«Obtener las piezas de repuesto es muy engorroso, porque a veces no disponemos de suficiente dinero. Pero el peor daño proviene del bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos, que nos obliga, en el caso de que aparezca lo que necesitamos, a gastar hasta tres veces más, como consecuencia de las gestiones que hay que realizar con terceros países».
Parte de la respuesta a esos malos ratos, dice, se aprecia en el Gibara 2, que no se detuvo cuando comenzaron a romperse los cables originales que mueven las puntas de las palas. La solución apareció al utilizar cables
metálicos como los que se usan para tensar los postes del tendido eléctrico. La idea fue del personal del grupo de mantenimiento, que conformó una alianza con la Empresa Mecánica Holguín y los Talleres Soluciones Mecánicas, del Ministerio de la Construcción en el territorio, gracias a lo cual la primera de esas entidades fabrica los terminales de hierro requeridos, mientras que la segunda los fija.
Se dan situaciones imprevistas, como ocurrió en una turbina, al romperse el tubo por el que pasa el cable a lo largo de una pala. Entonces, fue necesario ponerla en posición horizontal, para facilitar que, por su interior, a rastras, avanzara el mecánico Carlos Pérez, quien, de acuerdo con su bien ganada fama de «hombre orquesta», puso fin al problema. Resultó una operación incómoda debido al reducido espacio de trabajo y a la alta temperatura provocada por la incidencia del sol en la estructura de la pala.
En el conjunto de soluciones exitosas también aparece la sustitución de las pastillas de freno del eje rápido de las máquinas chinas, a partir del desarrollo de esos elementos en fábricas del país, refiere Piferrer.
Algunas descargas eléctricas han rajado la envoltura de resina de las palas. La primera reparación originada por esa causa fue asumida por una empresa extranjera. Pero una vez que vieron cómo aquella procedió, acordaron que no encargarían un trabajo de ese tipo a una firma foránea. Lo siguiente fue concertar un contrato con el Astillero de Gibara, donde hay amplia experiencia en el uso de fibra de vidrio. Desde ese momento, sus especialistas, tan pronto un rayo golpea una pala, realizan el diagnóstico de los daños y emprenden las labores de restablecimiento.
Cuando el parque español comenzó a trabajar, cuenta, observaron que los componentes del sistema electrónico de las torres, sobre todo los sensores, se dañaban mucho por el salitre. La respuesta, sencilla pero muy funcional, consistió en cortarles el paso a las partículas corrosivas con la instalación, en las ventanas, de un filtro que se lava periódicamente.
De eso modo, las soluciones, complejas o sencillas, han evitado roturas prematuras o ahorrado amplias sumas de dinero, a la par que han evitado las dilaciones que, por lo general, acompañan a los procesos de importación.
EMPEÑO QUE NO CESA
La potencia instalada en la provincia de Holguín en fuentes renovables de energía (eólica, fotovoltaica e hidráulica) no llega a 20 MW, sin duda un nivel muy bajo de acuerdo con las posibilidades que aquellas ofrecen a esta región.
Fernando Hechavarría precisa que en la zona de Gibara se mantiene el proyecto de un tercer parque eólico. Asimismo, al tener en cuenta estudios sobre los vientos en el litoral holguinero, en el municipio de Banes, en un área que se extiende hasta el Cabo de Lucrecia, hay posibilidades de instalar otros.
«Con ese fin, ya fue iniciada la construcción del vial que conducirá al futuro parque eólico de Río Seco, con una potencia de 50 MW. Este será una instalación de la Empresa Eléctrica Holguín».
Igualmente, los planes de desarrollo contemplan la inversión extranjera, de manera que la parte que acepte, además proyecte y explote otros parques y venda la energía eléctrica a nuestro país.
La ecuación es clara: no se renuncia al cambio de la matriz energética, es decir, reducir de manera progresiva el uso de los combustibles fósiles –costosos y contaminadores del medio ambiente–y asegurar la generación eléctrica de la manera más económica posible.
EN CONTEXTO
- Alcanzar el 100 % de la generación con las fuentes renovables de energía en Cuba es imprescindible para lograr la soberanía energética.
- Hoy estas solo cubren un 5 % de la matriz energética del país, atraso notable con respecto a los pronósticos previstos en la política aprobada en 2014.
- Llegar a esa cifra requiere, al menos, de 11 000 MW instalados en parques solares fotovoltaicos, unos 2 000 MW en energía eólica, así como producir un potencial cercano a los 800 MW en biomasa cañera, y todo ello no excluye lo que pueda ser posible en las viviendas, mediante la instalación de pequeños paneles solares y aerogeneradores. HHC: negritas y subrayados nuestras
Fuente: Minem
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