Quienes gustan de los desafíos espectaculares, están a punto de presenciar el encontronazo del Sistema de Misiles Patriot cedidos por Estados Unidos a Ucrania con los cohetes de alta gama utilizados allí por Moscú. Se trata de la confrontación entre los misiles balísticos más modernos y los interceptores más avanzados.
Las técnicas de intercepción aérea en los accesos lejanos de aviones y misiles de ataque, es el más importante desarrollo de las técnicas de defensa antiaérea desde la II Guerra Mundial. La idea se consagró con la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), impulsada por el presidente Reagan la cual debería proteger al país del ataque con misiles intercontinentales, incluso mediante facilidades de lanzamiento en el cosmos. La Unión Soviética avanzó en la misma dirección, lo cual disparó la carrera de armamentos.
La idea tenía la virtud de, al menos conceptualmente, trascender la doctrina de la Destrucción Mutua Asegurada. Al poder evitar el impacto de los misiles intercontinentales enemigos, el país atacado no estaba obligado a una respuesta inmediata. La IDE podía funcionar como un nuevo disuasivo.
Aunque la estrategia no llegó a desplegarse completamente, entre otras cosas por la desaparición de la Unión Soviética, la técnica de los escudos antimisiles se incorporó al arsenal táctico defensivo. De hecho, tanto Estados Unidos, Rusia y la OTAN cuentan con ellos para proteger su territorio.
Tales estructuras están formadas por emplazamientos coheteriles y estaciones de radar desplegadas en puntos estratégicos en el territorio continental de Estados Unidos, además en Alaska, Israel, Polonia, Rumania, República Checa, España y a bordo de buques que se complementan mutuamente. Entre sus objetivos figura la prevención de presuntos ataques provenientes de Corea del Norte e Irán.
Patriot es la versión táctica del escudo antiaéreo, aunque su utilización es local y sus capacidades limitadas. Cada batería, montada sobre un camión consta de ocho lanzadores con cuatro interceptores cada uno, además de un radar, una estación de mando y un generador eléctrico. La salva de una batería Patriot puede lanzar al espacio 32 misiles. La recarga toma unos minutos.
Obviamente una batería de Patriot no podrá evitar los bombardeos masivos con misiles ejecutados por Rusia, ni proteger todas las infraestructuras que son atacadas y tampoco cambiar el curso de la guerra. Obviamente, no puede esperarse que se utilicen contra todo tipo de blancos. No es rentable emplear un misil que cuesta millones de dólares contra un dron de un solo uso que se adquiere en Irán por tres mil.
La exageración del significado de la entrega a Ucrania de tales medios es parte de la dramaturgia del conflicto que por persona interpuesta enfrenta a Estados Unidos con Rusia, tal como antes ocurrió en la Guerra de Corea respecto a la Unión Soviética.
Sin problema alguno, Estados Unidos ha exportado estas armas a Israel, Polonia, Corea del Sur, Taiwán, Países Bajos, Emiratos Árabes Unidos, España, Alemania, Japón, Israel, Arabia Saudita, Kuwait, Taiwán, Grecia, Qatar, Rumania, Suecia, Polonia y Bahréin.
Debido a que estos sistemas avanzados tienen un valor simbólico al ser expresión del compromiso de occidente, especialmente de Estados Unidos con Ucrania, es de esperar que el mando ruso haga todo lo posible por aniquilarlos, incluidos ataques masivos contra ellos.
Ojalá existiera una manera de hacer callar a las armas. Los argumentos existen, lo que falta es la voluntad política y el sentido de la responsabilidad histórica. Allá nos vemos.
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