Una compleja situación vive la capital cubana en medio del fuerte calor del verano, las vacaciones y las limitaciones de todo tipo.
La Habana, 10 jul.- El deterioro de servicios básicos de transporte, abasto de agua, salud, recogida de desechos y comercialización de alimentos lleva a las autoridades de esta capital a adoptar medidas emergentes para paliar la situación, que genera creciente intranquilidad en la ciudadanía.
“Esas personas llevan 22 días sin agua, no llega a la cisterna y antes sí entraba”, escribió Yamilaine Trujillo en el perfil de Facebook de la empresa Aguas de La Habana”. En el espacio virtual, otros se quejan del transporte o de la basura.
“Lamentablemente se han acumulado asuntos vitales para la población de la capital, que están necesitando soluciones, no pueden esperar ni un día más”, posteó en un foro virtual el internauta Miguel Ángel, opinión con la que coinciden no pocas personas.
Desde que se agudizaron los problemas por la escasez de combustible, las autoridades de la capital retomaron su formato de encuentros diarios, como sucedía durante la covid, para tratar de acelerar algunas soluciones, en un contexto complejo por las limitaciones materiales y las fallas organizativas en la gestión de los diferentes sectores.
Abasto de agua
En junio, el pozo 10 de la fuente de agua de Ariguanabo, que abastece a tres municipios habaneros, sufrió el impacto de una descarga eléctrica, su pizarra y motor quedaron inutilizados. Este no fue el único y, según cálculos, hasta 500 000 personas de una población de 2, 1 millones enfrenta problemas con el suministro.
Prolongado tiempo de explotación, largo período sin importar, lo que agotó las reservas de partes y piezas, equipos de reserva fuera de servicio, descargas eléctricas típicas del verano y cortes de electricidad que demoran el restablecimiento de las operaciones afectan este año en el abasto de agua a la ciudad.
Según Ricardo Limias, delegado del Instituto de Recursos Hidráulicos en La Habana, a diferencia de otros años, cuando las afectaciones en esta temporada fueron por la sequía, en esta ocasión, las causas radican en el estado del equipamiento que impulsa el agua hacia la capital desde fuentes distantes unos 40-50 kilómetros.
Ante esta situación, carros cisternas de diferentes organismos gubernamentales, incluidas las Fuerzas Armadas, se suman al suministro.
“Las pipas (carros cisternas) andaban corriendo el sábado por la noche, debe ser que la cosa está en candela en el Vedado”, dijo un joven que visitó la zona baja de ese reparto. Según medios de prensa locales, entre las estrategias están el montaje de equipos reparados, acelerar la reparación de otros, importación de alambre especial para equipos hidráulicos, así como de 23 motores, entre finales de julio y de agosto.
A su vez, la empresa Aguas de La Habana, encargada del suministro a la ciudad capital, informó que la Unión Eléctrica trabaja en el mantenimiento de las líneas para que fallen lo menos posible y en variaciones de voltaje que permitan utilizar algunos equipos disponibles de otro voltaje.
Aunque las medidas atenúan hasta cierto punto la crisis, aun entre 40.000 y 80.000 personas la viven a diario, sobre todo en edificios multifamiliares y hogares donde hay niños pequeños, personas encamadas y falta de capacidad para el almacenaje.
La basura
“Los jóvenes de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior recogiéndoles la basura a los que ganan un salario para eso y las gentes tirando la basura y escombros en cualquier parte, si no ponen multas todo será igual”, opinó Mary en un foro de un medio oficial acerca de uno de los asuntos que más preocupa a habitantes de La Habana.
En la mayoría de las esquinas se acumula basura doméstica, restos de limpieza de jardines y de construcción, resultado de la suma de varios factores: insuficiencia de contenedores y camiones para la recogida, la escasa disponibilidad de combustible, agudizada en los últimos meses, y la indisciplina social.
Pese a campañas de recogida en los municipios, la falta de sistematicidad no permite solucionar este problema, que puede generar enfermedades.
Si el agua y la basura son problemas graves, no lo es menos el transporte, tanto para quienes lo emplean a diario para ir al trabajo como para quienes lo usan solo a veces.
El panorama es complejo: la disponibilidad técnica del parque público es inferior al 40 por ciento, según datos de representantes del Ministerio de Transporte.
Se suman la escasez de combustible y los precios de los taxistas privados que suben por semana.
Este deterioro de los servicios básicos se produce en medio del verano y las vacaciones, cuando miles de personas
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