Por Jesús Pastor García Brigos
La transformación socialista
cubana enfrenta hoy un claro desafío, crucial para nuestra propia existencia
como Nación:
Niveles superiores de salida en la producción material, en volumen y
eficiencia, son imprescindibles; pero
tienen que ser alcanzados en el contexto de relaciones sociales de la
producción, -relaciones de propiedad-,
socialistas.
En este contexto, resulta
imprescindible perfeccionar el lugar y las relaciones de la propiedad estatal
dentro de la actividad económica como un todo, que garantice al Estado los
elementos “materiales-objetuales” para mantener la “capacidad rectora en la
conducción de la economía”[1] y a la
política mantener el contenido imprescindible al sentido socialista en la
conducción del proceso social, pilares de un
proceso reproductivo que trascienda efectivamente el modo de reproducción del
capital.
Pero los cambios en la
actividad económica y el modo en que se han introducido desde el inicio del
proceso de recuperación del “periodo especial”, obligan a prestar atención al
comportamiento y la evolución a la salida
de funcionamiento del sistema de fuerzas productivas como totalidad, y de la efectiva conducción de su
interacción sostenible con el proceso reproductivo social con una visión de
desarrollo socialista.
Hoy vienen a complejizar la
situación los cambios en este sistema con la introducción de las llamadas
MiPYME, al crearse mayoritariamente empresas privadas dentro de ese calificador,
con elementos de gestión específicos que hay que articular consecuentemente con
los intereses socialistas. Además de los cambios en la gestión dentro de las que
jurídicamente son estatales.
Todos ellos, más allá de la
buscada repercusión positiva en la salida de funcionamiento del sistema de
fuerzas productivas, “desatándolas”, son en
primer lugar cambios cuya trascendencia a la conformación del sistema de
propiedad objetivamente existente es imprescindible considerar.
Según cifras publicadas por
el Ministerio de Economía y Planificación, el 14 de Julio de 2022 existían 4180
MiPYME privadas y 51 estatales[2].
Aunque son poco numerosas,
la presencia de las MiPYME estatales plantea una primera interrogante acerca de
la necesidad de su creación, que en esencia pone a funcionar de modo diferente
medios y trabajadores que hasta ese momento estaban integrados en una empresa
estatal “tradicional”, asumiendo como premisa que no ocurren cambios en la
propiedad al “distinguir entre el ejercicio
de las facultades de propietario y las correspondientes a la posesión
o la gestión (administración)” y se populariza el discurso de separación de la gestión y la propiedad.
Es significativa la
abrumadora mayoría de las privadas. Sin profundizar en las características
específicas de estas empresas en cuanto a su perfil, considerando cada una con
un mínimo de 3 trabajadores significarían 12540 trabajadores en esta categoría
que, según la composición promedio de los núcleos familiares cubanos de 3
personas, implica una incidencia socioeconómica directa en la vida de 37620
personas. Una primera estimación que incorpore los trabajadores vinculados al
turismo y otras ramas del sector “emergente”, nos llevaría a que en la
actualidad una importante cifra de cubanos se desenvuelven socioeconómicamente
vinculados a fuentes de ingresos con características específicas, bien
distintas de existentes en las empresas que continúan siendo tradicionales
empresas estatales, sustrato propicio para necesidades e intereses “propios”,
cuyo desarrollo es imprescindible atender.
Esos cambios, sumados a la
situación ya existente de insuficiencias de las formas de propiedad estatal en cuanto a la
satisfacción de las necesidades para la autorreproducción del sistema social (alimentación,
condiciones de vivienda, y transporte esencialmente) – tanto por su peso en la
salida del sistema de las fuerzas productivas como en la sustentación de las
fuentes de ingreso institucionales de los individuos vinculados a dichas formas,
- plantean potencialmente el surgimiento de tendencias opuestas al sentido
socialista de desarrollo.
La consolidación de los
elementos más vinculados al sentido socialista de desarrollo, que deberían ser
los vinculados a formas jurídicamente estatales perfeccionadas en primer lugar,
con una planificación social como proceso
desde los individuos productores consumidores, que demanda perfeccionar el
funcionamiento del Estado como espacio
articulador en sus dos proyecciones[3],
puede impedir que los elementos ajenos a este sentido introducidos en la
actividad económica productiva-material y cambios en general que se puedan
introducir conscientes de su alcance, trasciendan más allá de lo positivo que
deben aportar en la fase de producción y se constituyan en rasgos
desocializadores regresivos respecto al proceso de construcción socialista.
Los elementos socializadores
progresistas descansan en las
potencialidades de la presencia estatal y cooperativa efectivamente socialistas
en la actividad económica, lo cual refuerza la importancia de la actividad
política, - en particular el sistema de organización estatal en lo concerniente
a los Órganos del Poder Popular,- su protagonismo directo en la consolidación
necesaria a niveles superiores de la salida del sistema de las fuerzas
productivas.
“Desatar los nudos” que atan
el estado actual de desarrollo de las fuerzas productivas es un complejo
proceso que va más allá de lo meramente tecnológico; coloca en primer plano de importancia, el
fortalecimiento del papel del Estado socialista en la actividad económica, el
papel del plan económico como
elemento ordenador, aglutinador y regulador de la actividad en esta esfera, en
la condición de componente de la unidad que debe conformar la planificación como proceso social desde los individuos productores
–consumidores en sus colectivos laborales y lugares de residencia, y un
modo progresivamente socializador de su gestación e implementación. Y,
vinculado a todo lo anterior, el fortalecimiento del papel del Partido
Comunista en su condición de máximo
dirigente político, desarrollando su labor de “conducción” (Che Guevara)
del desarrollo de la sociedad.[4]
Lo concerniente al Estado en
particular, significa ante todo el indispensable perfeccionamiento de la labor de
gobernar con nuevos contenidos,
premisa de una gestión administrativa,
que permita elevar el volumen, la eficiencia y la eficacia de los resultados de
las actividades que son parte de los elementos estatales de propiedad,
eliminando las inarmonías, deficiencias e insuficiencias actuales.
Pero, además, por el
contenido, alcance y carácter de la labor estatal en el contexto cubano, su
papel es decisivo en la definición, instrumentación y aplicación del proceso de
planificación de modo que articule y encauce según los intereses sociales
socialistas la participación de los elementos no estatales en el desarrollo del
sistema de propiedad.
En el momento actual esto también obliga desde la economía, al perfeccionamiento
del carácter socialista del Estado cubano, aún vinculado con el fortalecimiento
de su lugar como espacio de participación en el proceso de dirección de la
actividad social, en particular la económica: un perfeccionamiento de las vías
y modos de la participación popular en la dirección del desarrollo social, que
garantice el poder en manos de quienes estamos comprometidos con el sentido
socialista de desarrollo atendiendo a lograr la correlación que resulte
históricamente progresista entre vías y modos directos e indirectos de participación, necesidades
individuales, particulares y sociales, ante todo de la esfera económica.[5]
Este perfeccionamiento
necesariamente ha de pasar a través del fortalecimiento del papel de los
colectivos laborales y de los territorios en la labor de los Órganos del Poder
Popular, siempre como acción sistémica sobre todos los elementos estructurales
y de funcionamiento que conforman esta forma de organización estatal.
Consolidar el desarrollo
progresivo acelerado del sistema de las fuerzas productivas, como factor que
sustente la orientación socialista del funcionamiento del sistema, dentro del
contexto actual de globalización neoliberal, es el gran desafío que enfrenta
Cuba en la actualidad.
Para acometerlo debe
resultar decisivo positivamente el fortalecimiento de la actividad económica estatal socialista, acompañado necesariamente
del fortalecimiento socialista del
sistema político cubano, en particular el Partido Comunista, el sistema de
Órganos del Poder Popular y el sistema sindical, como elementos definitorios en nuestras condiciones de la consolidación
del sistema de propiedad que necesitamos consolidar.
Pero, además, la
continuación de las acciones de transformación de la sociedad cubana,
atendiendo a la complejidad de la situación actual y los escenarios
previsibles, plantea continuar reforzando
el papel de las ciencias sociales en la dirección del proceso, como
elemento esencial en la gestión de la actividad social como unidad dialéctica.
Y a estas, la clara demanda de continuar los estudios multidisciplinarios
integrados sistémicamente, de modo creador, consecuente con el espíritu de la obra
fundacional de Marx, Engels, Lenin y de los aportes teóricos que ha generado la
Revolución cubana con la conducción de Fidel.
La única opción real
compatible con la existencia misma de la nación cubana, está determinada por los resultados
económico-productivos que se logren alcanzar. Pero, es un proceso esencialmente político, que se decide por la participación del pueblo como sujeto político en la dirección
del proceso social, consecuente con la visión propuesta por Fidel en la
Historia me Absolverá convocaba “si de
lucha se trata”. Nuestra principal fortaleza tiene que estar en la acción
de lo positivo en el individuo socializado que se ha alcanzado en estos más de
sesenta años de Revolución.
Cuba se enfrenta a una
guerra que hay que ganar con producción material y con producción de
pensamiento: una guerra por la emancipación “verdaderamente humana” [Marx].
Y
en esta guerra pasa a primer plano la necesidad de un trabajo teórico profundo,
que sirva como fundamento de la acción práctica-cotidiana, de la permanente
“batalla de ideas” que es la construcción comunista, como complejo proceso de
conformación de una socialidad e individualidad esencialmente diferentes, eje
de la “verdadera emancipación humana” concebida por Marx y Engels, por nuestro
José Martí, y conducida por el invicto Comandante en Jefe.
Como
ha señalado el General de Ejército Raúl Castro Ruz:
(...)La construcción del socialismo en las
actuales circunstancias, es un viaje a lo ignoto; tenemos que ver las
experiencias de otros, pero seguir creando nuestros propios conceptos.[6]
Esta
búsqueda es crucial para encauzar nuestras acciones. Pero como el propio Raúl
Castro subraya en otra de sus intervenciones: “No se olviden que una
equivocación conceptual nos conduce a equivocaciones en la vida (...)”[7].
En el enfrentamiento a estos
desafíos se juega el destino de la Nación cubana, y lo mejor de su pueblo está
decidido a salir victorioso.
[1] Resolución Económica V Congreso, Folleto Editora Política, La Habana, 1998, p. 11
[2] De ellas 56 son
cooperativas, el 53% son reconversiones y el 47 % nuevas empresas, y han creado
71888 nuevos puestos de trabajo. Ver Cubadebate.
[3] Ver del autor “Poder
Popular: fundamentos, evolución y visión de futuro”, Ed. Ciencias Sociales, La
Habana, 2019.
[4] El papel del Estado,
interactuando dialécticamente con el Partido Comunista, formando parte ambos
del “nuevo Estado” en el sentido de “organización del poder público” de que
hablaran Marx y Engels, es decisivo en el proceso de construcción socialista.
Ver referencia anterior.
[5] Jesús P., García
Brigos: Gobernabilidad y Democracia. Los
Órganos del Poder Popular en Cuba, Editorial Ciencias Sociales, La Habana,
1998.
[6] María Julia Mayoral:
“Qué busca el cambio en los estilos y los métodos del Partido”, Granma , 6 de octubre de 1999.
[7] María Julia Mayoral:
“La crítica no es opción, es necesidad/, , Granma, 3 de noviembre de 1999.
Plenamente de acuerdo la prevalencia de la propuedad privada de las Mipyme no puede ser un signo de avance sino de retroceso al capitalismo de nuestra sociedad. Sobre ese pelugro llamo tambien la atencion el Dr Agustin Lage denunciando que en Cuba el capitalismo no se va a restablecer con paquetazos neoliberales. Sino poco a poco y es asi como nos quieren hacer creer que la gran empresa es estatal y la pequeña privada. Lage ponia el ejemplo que la biotecnoligia empezo como pequeña empresa estatal y despues devino una gran empresa estatal
ResponderEliminarY en esta fiesta de propiedad privada, emprendedores especulando con la miseria del jubilado, asistenciado, del maestro del medico del policia etc, de burocratas corruptos e ingobetnabiludad y desorden económico. En este entorno aparecen los que hasta el otro dia eran furibundos comunistas antineoliberales y hoy renacen como estrellas rutilantes de la ciencia económica defensores de la masificacion de la propiedad privada en nuestro pais, como se mostro el renombrado Dr y profesor universitario Oscar Fernandez Romero en el pasado programa Cuadrando la caja, que trato el tema de las Mipyme. A una pregunta de la conductora del programa si estas debian ser privadas o estatales, Rometo respondió, sin sonrojarse siquiera, que en el mundo todas las Mipyme son privadas, aduciendo que el Estado no puede hacerse cargo de ellas. Como ven este nos tiende la trampa de la que alertaba Lage, desde la Academia. Pero el mismo se desmiente cuando planteaba como criterio de avance de las Mipyme, pasar de micro a pequeñas de spues a mediana y por ultomo a grandes y detrss de ellas una clase burguesa de poderosos y rivos dueños privados
Porque no esclarece el susodivjo que Marx señalaba que dentro de las relaciones de produccion son las de propuedad las que determinan el tipo de sociedad
Porque no condena el oportunismo de estos actores que aprovechan las consecuencias del bloqueo, la escasez, para maximizar la ganancia y hacer mas imposible la sobrevivenvia del pueblo trabajador como aliados de la politica imperial, y que hasta se reunen con terroristas connotados.
Porque no denuncia como en mucho de estos negocios se descrimina al negro y a la mujer y que someten a un trabajo intenso y abusivo a la fuerza laboral que contratan en aras de disminuir costos y ponen uno donde deben trabajar 2 o 3 y jotnadas laborales de mas de 8 horas y a veces sin feriado ni vacaviones. Y el trabajafor calla para no perder la plaza, oyendo la griteria que firma el secretario de la CTC clamando por mas socialismo pero ciego a lo que pasa en el psis para no perde el cargo.
Por ultimo revuerden el nombre de este hombre como uno de l8s hacedores de neoliberalusmo en Cuba, que el Presidente ciego y sordo no quiere reconocer