Esta nueva edición de la serie Miradas a la Economía Cubana —la cual desde 2009 ha elaborado el Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) de la Universidad de La Habana (UH)— está dedicada al análisis desde diferentes perspectivas, de los problemas más acuciantes que enfrenta la economía y sociedad cubanas. Análisis que se realiza, cinco años después de haberse aprobado la primera versión del documento Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista. (1)
Sin lugar a dudas, el esfuerzo analítico y propositivo de este volumen resulta en extremo desafiante, si se tiene en cuenta una diversidad de factores relacionados tanto con el alcance temático del volumen como con el contexto nacional que vive la nación en los últimos tiempos.
En efecto, el presente volumen de Miradas, incorpora como ha sido habitual, análisis disímiles; los cuales abarcan: i) las contradictorias condiciones macroeconómicas en que se desenvuelve la economía del país en la actualidad, ii) las cuestiones de índole sectorial y/o territorial, iii) las difíciles problemáticas que enfrentan diversos actores económicos (estatales y privados) para su desempeño y iv) también estudios sobre los enormes retos vinculados a la dimensión social del desarrollo.
Dicha amplitud de contenidos da cuenta de la complejidad, y al mismo tiempo integralidad, de los análisis incluidos en esta décima edición de Miradas. Aquilatar su valía intelectual, también debe considerar el hecho de que, los autores en sus diez capítulos, no solo se limitan al diagnóstico de los problemas —que tensionan como nunca antes la reproducción social de la nación—; sino también incluyen propuestas para intentar —desde una perspectiva científica y, por ende, coherente— superar los desequilibrios, obstáculos institucionales, prejuicios y rezagos estructurales, que impiden el avance hacia el socialismo próspero y sostenible que Cuba merece.
Los capítulos incluidos en el presente volumen, pudieran agruparse —solo con el propósito de sintetizar las ideas que requiere este prólogo— en cuatro secciones o partes.
En primer lugar, hay cuatro temas abordados que se pudieran considerar como discusiones o problemas de dimensión «macroeconómica». Dentro de estos, el artículo de Juan Triana Cordoví hace una loable síntesis crítica de la Conceptualización desde la perspectiva del desarrollo. Como resalta el autor, su trabajo tiene como propósito presentar la lógica del proceso de cambios en el país, enmarcado en el proceso de la actualización del modelo económico y social cubano,(2) para lo cual hace un análisis de sus características más sobresalientes y al final se evalúan el alcance real y las limitaciones de las transformaciones en curso.
Concluye este capítulo con la observación de una evidente falta de consistencia en los procesos de transformación que han tenido lugar en Cuba, la cual es comprobable en la poca capacidad demostrada, por la estrategia de cambios adoptada, para erradicar las fallas estructurales de larga data que han lastrado el dinamismo de la economía nacional y que debería analizarse la conveniencia de introducir cambios raigales en los documentos que rigen el proceso de cambios recientes, o —en su defecto— producir otros nuevos más cercanos a la realidad que vive Cuba hoy.
En su análisis sobre la reforma económica, Ricardo Torres Pérez aborda la trayectoria de las distorsiones estructurales presentes en la economía cubana y las vincula con la Actualización del modelo; al tiempo que resalta que el volumen relativo de las distorsiones económicas en el país ha aumentado en las últimas tres décadas; sobre todo las de origen comercial, lo cual sugiere una baja efectividad de las políticas de cambio estructural. Esta baja competitividad externa requiere políticas coordinadas en varias esferas y de acuerdo a Torres Pérez hay atisbos de que el perfil sectorial de las empresas privadas creadas en el último año en Cuba —básicamente de manufactura ligera, servicios personales y empresariales y construcción— ofrece una ventana de oportunidad sobre las necesarias transformaciones por venir demandadas por la economía y sociedad cubanas en los momentos actuales.
Por su parte, el capítulo de Ricardo González Ávila y Leonardo Zipitría, aborda un tema fundamental para el análisis de los problemas —acentuados en los últimos tiempos— experimentados en el largo plazo por la economía cubana: los incentivos. La hipótesis de este análisis es que al limitar el desarrollo de mercados se evitó la recomposición del sistema de incentivos microeconómicos que es esencial para mejorar la eficiencia, productividad y competitividad del sector real de la economía cubana, sin las cuales sería imposible aumentar la efectividad de las reformas implementadas en el país a partir de 2011. Los profesores concluyen que: «La reforma iniciada en 2011 fue insuficiente para desatar un proceso de crecimiento virtuoso de la productividad agregada, porque en los hechos, los cambios introducidos dejaron casi intactos los fundamentos generales del modelo y del entorno de negocios» (pág. 44), por lo cual proponen un conjunto de cambios institucionales que viabilizarían el incremento sustancial de la oferta de bienes y servicios, aunque reiteran que otorgar el imprescindible mayor rol al mercado, no implica en ningún caso reasignar de los roles sustantivos del Estado.
Carlos Lage Codorniú y Karina Cruz Simón realizan un análisis riguroso sobre la política monetaria en Cuba, en el cual resaltan que este componente particular de la política económica —que debe garantizar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda— adquiere una relevancia incrementada ya que como parte de las transformaciones de la actualización, se descentraliza la planificación, se otorga autonomía a empresas públicas y gobiernos locales, adquieren mayor protagonismo las formas de propiedad privada y cooperativa, y crecen las relaciones comerciales, financieras y culturales con el exterior. El texto demuestra que durante la etapa en que se ha enmarcado la Actualización se han registrado los mayores retrocesos en términos de estabilidad y fortalecimiento de la moneda nacional en los últimos 30 años; lo que se vincula a la pérdida de tres anclas medulares para el control de los precios en el contexto específico cubano. Los autores concluyen que, además de la urgencia que supone la solución de los desequilibrios monetarios actuales y el análisis sobre las anclas que garantizaron décadas de estabilidad en el sector de los hogares, resulta relevante hoy abordar los desafíos institucionales que limitan la actuación de la política monetaria en Cuba.
La segunda sección de este Miradas estudia aspectos esenciales de la «dimensión social del desarrollo». En este marco, el capítulo 5, elaborado por Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira, Dayma Echevarría León y Mayra Tejuca Martínez, aborda los principales desafíos de las políticas sociales en Cuba a partir de la implementación práctica de la Conceptualización. El análisis se centra en el comportamiento reciente de las políticas sociales relacionadas con la salud, el acceso a la educación superior y el empleo y salario. Aunque el colectivo autoral reconoce que «existen otras políticas sociales en el análisis del modelo socialista, en las políticas seleccionadas Cuba se ha constituido como referente internacional por los resultados alcanzados en estos ámbitos y reflejados en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) logrado» (pág. 56). No obstante lo anterior, las principales conclusiones de esta sección apuntan a que si bien se observa coherencia en los principios y normas de las tres políticas estudiadas con lo que refrenda la Conceptualización, el comportamiento de indicadores clave en cada una de ellas no ha tenido un comportamiento acorde a lo deseado. En el caso de la salud, pareciera que el proceso de compactación, regionalización y reordenamiento de los servicios de salud tuvo costos en la esperanza de vida de la población, previos a la pandemia de la covid–19. En el acceso a la educación superior, aún quedan espacios de mejora en términos de lograr la coherencia entre lo que plantea la política y lo que se observa en los indicadores, en especial en lo relativo a garantizar el acceso equitativo a la oportunidad de cursar y con- cluir la educación superior. Por último, aún el trabajo no logra constituirse en la principal fuente de ingresos de quienes trabajan y sus familias. En definitiva, se re salta que: «El énfasis hecho por la Actualización en la sostenibilidad económica, si bien urgente y necesaria, y que resaltó una dimensión no valorada con suficiencia en décadas precedentes, trajo como consecuencia costos para los niveles de bienestar antes alcanzados, sin lograr los desempeños económicos esperados» (pág. 64).
En cuanto a lo que pudiera agruparse como dimensión sectorial y/o territorial del desarrollo económico y social, esta edición de Miradas incluye dos relevantes contribuciones. En primer lugar, el capítulo de Anicia García Álvarez y Betsy Anaya Cruz analiza el tema de la alimentación en Cuba y reconocen que el sector agropecuario ha sido, probablemente, el más intervenido desde los inicios de la Actualización en 2011, con varias medidas implementadas, las cuales buscan incrementar la producción de alimentos para sustituir importaciones, satisfacer la demanda de la población cubana y promover exportaciones. No obstante, ambas autoras concluyen que los resultados alcanzados no han sido halagüeños. El tema alimentario en Cuba ha sufrido un deterioro en los últimos años como resultado de la contracción de la disponibilidad de alimentos, dada la disminución de la producción doméstica y de las importaciones. A pesar de los esfuerzos realizados, la contracción de la disponibilidad de divisas en los últimos años y, por consiguiente, la caída en la importación de ciertos insumos agrícolas, se refleja en similar desplome de los niveles productivos. Concluyen las autoras con el señalamiento de que la situación que atraviesa Cuba hoy en cuanto a la alimentación es compleja, no es postergable y no admite inmovilidad, ni improvisación; y lo que es más preocupante: no se visualiza una ruta crítica efectiva para corregirla en el corto plazo.
Por su parte, el capítulo elaborado por Lissette Pérez Hernández, Orestes J. Díaz Legón y Niurka Cruz Sosa analiza uno de los procesos más promisorios pero al mismo tiempo complejos —y relativamente recientes— que tienen lugar en nuestro país hoy: la autonomía municipal y la gobernanza multinivel como dos aspectos claves para el desarrollo local en Cuba. Los autores reconocen que el desarrollo municipal constituye un proceso integral que busca el bienestar de la población y la satisfacción de necesidades e intereses públicos locales, conciliados y articulados con la concepción de desarrollo socioeconómico de la nación. En el caso de nuestro país, hay dos cuestiones claves para la gestión local del desarrollo: la autonomía municipal —indispensable para garantizar la capacidad de decisión de las autoridades municipales y que actúen de forma más dinámica, ágil y estratégica— y la gobernanza multinivel que resulta necesaria para articular, de manera coherente y armónica, los intereses y ámbitos competenciales entre todos los niveles de poder. El capítulo resalta que tal y como establece la Conceptualización, el desarrollo local debe ser una prioridad; no obstante, aún es necesario modificar el camino hacia el diálogo continuo y la articulación armónica de los actores en aras de esa meta.
Al respecto, se demanda por un lado, un mejor enfoque de lo territorial en las políticas nacionales y sectoriales y, por otro, una mayor articulación en el territorio de las actuaciones que de ellas se derivan. Concluyen que, en el contexto actual, para resolver las disfuncionalidades que atentan contra el desarrollo territorial y su articulación con la nación, el municipio necesita contar con un ámbito competencial definido por ley, el cual le permita conducir la gestión del desarrollo, y enfrentar los múltiples desafíos de índole organizativa, estructural, cultural y económica que caracterizan este proceso a nivel local.
Por último, hay tres capítulos que dan cuenta de lo que pudiera definirse como la participación y dinámica de los actores económicos en el proceso de desarrollo en Cuba. El primero de ellos, escrito por Humberto Blanco Rosales analiza la problemática de la empresa estatal cubana. El profesor Blanco Rosales señala que, a pesar de no pocas medidas adoptadas como parte de la Actualización iniciado en 2011 con mayor énfasis en los últimos tiempos, el despegue de la empresa estatal cubana no acaba de producirse y todo indica que los problemas acumulados en estas entidades no han encontrado ni en viejas, ni en recientes soluciones, la respuesta adecuada. Insiste en que las bases conceptuales y metodológicas para una verdadera transformación y desarrollo de la empresa estatal cubana no han sido abordadas en toda su magnitud e intensidad. Desde la Conceptualización en sus dos versiones, hasta las medidas más recientes, se aprecian ambigüedades, la omisión de problemas que desde la teoría y la práctica requieren ser tratados, declaraciones reiteradas por mucho tiempo sobre eficiencia, autonomía y otros asuntos, sin acciones más resueltas que las hagan ciertas. Blanco concluye que estas limitaciones son decisivas para que las políticas y decisiones adoptadas y su correspondiente marco jurídico —por ejemplo las medidas para otorgarles más facultades a las empresas estatales—, no hayan tenido el resultado esperado y que la empresa estatal requiere un programa de cambios desde el contexto regulador e institucional hasta la dirección de sus procesos internos.
La profesora Ileana Díaz Fernández aborda el análisis de los actores económicos no estatales en la actualidad. En particular, el estudio analiza hasta qué punto el desarrollo de los actores económicos de propiedad no estatal —incluidas las pequeñas y medianas empresas, los trabajadores por cuenta propia, los agricultores privados y las cooperativas— apuntan hacia el logro del modelo deseado en la Conceptualización. Las conclusiones de este capítulo destacan que, en medio de un contexto macro y microeconómico muy desfavorable como el que se presenta en Cuba en los últimos tres años, nacen las mypimes y las CNA sin que fueran creadas condiciones propicias para su desenvolvimiento. Por ello, estos actores no estatales han tenido que sobrevivir en un medio muy adverso y sin el reconocimiento y la comprensión de qué son y cómo pueden apoyar a la economía. En particular, llama la atención sobre como consideraciones de tipo ideológico no debieran ser un freno a las fuerzas productivas y, por ende, que el miedo a la concentración de la propiedad, a la mayor y mejor eficiencia de lo no estatal, tiene que cambiarse por el establecimiento de mecanismos de regulación económica incentivadora para todos los actores —incluidos los estatales— en función de las necesidades del pueblo, lo cual es el objetivo supremo de un modelo socialista.
Por último, Francisco Borrás Atienzár estudia la política crediticia y su implementación en las relaciones de la banca con los actores económicos. El capítulo se focaliza en el análisis de las brechas que aún existen entre la Conceptualización, el diseño de políticas y su implementación práctica en aspectos relacionados con el papel del crédito bancario en el desarrollo de los actores económicos. El autor reitera que la Conceptualización traza pautas de política crediticia coherentes, atemperadas a las particularidades de la economía cubana; y que la concreción de esa política en el diseño del marco legal es adecuada, aunque presenta vacíos que deben considerarse en su perfeccionamiento, sobre todo en el fortalecimiento de los incentivos y salvaguardas ambientales y sociales asociados al financiamiento crediticio de los actores económicos. No obstante, el capítulo concluye que la aplicación práctica de la política presenta brechas significativas las cuales determinan un alejamiento de la realidad con respecto a los preceptos de la Conceptualización. En tal sentido, resulta necesario reconocer que en la existencia de estas brechas inciden factores internos del Sistema Bancario, vinculados al necesario fortalecimiento de los criterios de impacto del crédito sobre la sostenibilidad económico- financiera de los actores económicos. Por último, se sugiere que la banca cubana debería ampliar la mirada más allá de la solución de los problemas inmediatos que presentan las empresas, para que sus decisiones puedan influir con mayor fuerza en la superación de las debilidades estructurales de estos agentes, al otorgar prioridad a los criterios y mecanismos económicos y financieros sobre los administrativos.
El estudio de los problemas multidimensionales que enfrenta hoy la economía y sociedad cubanas, tendrá necesariamente que considerar lo expuesto de manera crítica en esta décima edición de Miradas, la cual nos ofrece —como ya es habitual— el comprometido y profesional colectivo del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) y sus colaboradores. En definitiva, reconocer las dificultades, los prejuicios, las contradicciones, las distorsiones y los errores cometidos en la aplicación de políticas, es la única forma de superar el estancamiento económico, la pérdida de competitividad, el deterioro del nivel de vida de la población y la crisis de acumulación que evidencia nuestro país. Solo así, se podrá avanzar en el imprescindible proceso de estabilización macroeconómica y en la dilatada reforma estructural que requiere Cuba, como condición esencial para el logro del socialismo próspero y sostenible que como visión de la nación fue prometido por el Partido y las más altas autoridades políticas, hace ya más de una década.
1 La referencia a este documento en el texto es frecuente. En lo adelante se referirá al mismo solo como Conceptualización. Existen dos «versiones» del documento. La primera versión publicada en 2017 como: Documentos del 7mo. Congreso del Partido aprobados por el III Pleno del Comité Central del PCC el 18 de mayo de 2017 y respaldados por la Asamblea Nacional del Poder Popular el 1 de junio de 2017. Contiene la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2016-2021 y las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos, 2017. Otra versión más reciente aprobada en el 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba, publicada como: Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2021-2026, 2021. Para diferenciar las dos «versiones», de este documento se adicionará el período, según sea necesario (Nota de la Edición).
2 Las referencias al proceso de reformas llamado actualización del modelo económico y social cubano, iniciado en 2007 y codificado a partir de 2011 en un grupo de documentos rectores del Partido Comunista de Cuba, son frecuentes en el texto. En lo adelante, se referirá al mismo solo como Actualización (Nota de la Edición).
Continuará
En el volumen en cuestión solo se cita en tres o cuatro ocasiones la palabra: inflación. Muy sintomático. La fallida "tarea ordenamiento" algo similar. Muy sintomático.
ResponderEliminarEso me lleva a la conclusion que no lo ha leido, pero opina. He contado 37 veces inflacion e inflacionario. Y Ordenamiento se menciona 36 veces.
EliminarExcelente aclaración de Humberto. No se debe aprovechar el sitio para señalamientos superficiales y q ignoran las fuentes originales
ResponderEliminarLa falta de profesionalidad y simplificación vulgar no debía tener esos oo en este sitio, q ha demostrado profesionalidad y seriedad científica
Humberto, siempre hay ignorantes q opinan gracias a la "libertad de criterios" q posibilitan las redes. Por eso hay q salir les al paso.com decisión.
ResponderEliminarDe estudios como este solo me queda decir que la dirección del país los ignora.
ResponderEliminarSe pagan millones de pesos y se gasta divisas para engavertar todas las investigaciones.
Qué no está dicho sobre desarrollo y vías de desarrollo para Cuba.
Rogelio Castro: me atrevería a decir que la en la dirección del país, en casos puntuales, no es que se ignore este tipo de estudios especializados, sino que no se entienden por falta de calificación profesional e intelectual para ello, lo que es más grave. La intención no es agraviar, así que espero que no se tome a mal el comentario; más que todo, convoca a estudiar y consultar con humildad lo que no se domina adecuadamente.
ResponderEliminarNo hay peor sordo que el que no quiere oír y tozudamente insiste en cometer los mismos errores, métodos y prácticas y por consiguiente, se obtendrám, como ya la práctica demuestra, los mismos o peores resultados
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