"Tanto los inversionistas extranjeros como los especialistas cubanos están muy esperanzados con los resultados de esta segunda campaña de perforación", afirma Manuel Marrero, asesor para temas petroleros del Ministerio de Energía y Minas
En diciembre de 2016 compañías angolanas y venezolanas comenzarán a perforar pozos de petróleo, a más de 2 500 metros de profundidad de tirante de agua, en la Zona Económica Exclusiva de Cuba (ZEE), en el Golfo de México.
"Tanto los inversionistas extranjeros como los especialistas cubanos están muy esperanzados con los resultados de esta segunda campaña de perforación", afirmó Manuel Marrero Faz, asesor para temas petroleros del Ministerio de Energía y Minas (Minem).
El funcionario comentó que en estos momentos se excavan pozos horizontales que comienzan en tierra y llegan hasta distancias récords dentro de las aguas territoriales. "Estamos perforando un pozo en la zona de Varadero, hacia la Bahía de Matanzas, que tiene una longitud en proyecto de unos ocho kilómetros. El futuro de la exploración petrolera en nuestro país está en el mar, tanto en aguas profundas y ultraprofundas de la ZEE, como en el mar territorial".
Actualmente existen ocho bloques en tierra contratados con compañías extranjeras, y otros tres en proceso de negociación. En las labores están implicadas empresas de diversos países, como Canadá, Rusia, Venezuela, Australia, Vietnam y Colombia.
En cuanto a la Zona Económica Exclusiva, Marrero Faz explicó que allí se han realizado 32 000 kilómetros lineales y 12 200 kilómetros cuadrados de estudios sísmicos. De igual forma han tenido lugar investigaciones electromagnéticas y aeromagnéticas en el mar, donde la profundidad oscila entre 1 200 y 3 000 metros.
Los cuatro pozos perforados hasta ahora, aunque resultaron secos, han brindado mucha información geológica que ha servido para la firma de presentes y futuros contratos con Cuba para nuevas excavaciones de exploración, argumentó el directivo.
Recuento
El inicio de la exploración petrolera en la Isla data de 1881, cuando ya habían algunas empresas de energía operando en el país. En esa primera etapa el objetivo no era el petróleo tal cual, sino el asfalto, que se explota en superficie, como una mina a cielo abierto.
Se trata de la destrucción de un campo petrolero: el crudo fluye hacia la superficie, allí se combina con el oxígeno y pierde propiedades, se hace más viscoso, más denso. A finales del siglo XIX y principios del XX se exportaban anualmente millones de toneladas de asfalto cubano hacia Estados Unidos.
Según los escasos registros que se conservan, el primer pozo, perforado en Motembo, al este de Villa Clara, ofreció un crudo de mucha calidad, sin embargo las producciones eran muy bajas, solo algunas decenas de barriles por día.
Luego se realizaron perforaciones en las inmediaciones de Villa Clara, en Matanzas y en Sancti Spíritus. Se descubrieron campos petroleros en Catalina, Cristales, Jarahueca, entre otros, en la región central. Entre las décadas de 1940 y 1950 se excavaron los pozos de Bacuranao y Cruz Verde, que también generaron producción.
A partir de los años 60 empiezan a gestarse convenios con la URSS y el antiguo Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). Comenzaron a realizarse muchos trabajos geológicos, no solo petroleros sino también regionales, de mapeo, de áreas con determinado riesgo sísmico, estudios de suelos, búsquedas de minerales no metálicos y sales… que realmente incrementaron muchísimo el conocimiento científico en Cuba.
Se llevaron a cabo campañas de perforación a nivel nacional, y a principio de los 70 se descubren los campos de Boca de Jaruco y de Varadero. Estos constituyen los dos yacimientos tipo de la franja petrolera cubana, los más estudiados y donde está la mayor densidad de pozos perforados.
En 1992 la actividad petrolera en la Mayor de las Antillas se abre a la inversión extranjera. A mediados de los 90 se transforma el paradigma de perforación de pozos verticales o ligeramente inclinados. En 1996 la firma canadiense Sherrit decide hacer la primera perforación de terminación horizontal, en el yacimiento de Puerto Escondido, que ya se conocía pero se explotaba mediante pozos verticales, que no producían mucho. En esa excavación horizontal los volúmenes de crudo se multiplicaron por 10, hasta alcanzar 1 000, 2 000 barriles diarios.
Ello se debe a la geometría de los campos petroleros cubanos, que tienen formas similares a cúpulas, donde la mayor densidad de petróleo está en la parte alta. Se rompió un esquema de manera tan positiva, que hoy todos los pozos de la franja petrolera del norte del país tienen terminación horizontal. En estos momentos se están perforando pozos cercanos a los 7 000 metros de largo. O sea, que de cierta manera ya estamos produciendo petróleo costa afuera, pero desde tierra, porque los equipos de exploración se ponen muy cercanos a la línea del litoral, y los pozos terminan a cinco o seis kilómetros.
Esta práctica abarata notablemente las operaciones, pues así un pozo puede costar entre 15 y 20 millones de dólares, en cambio, en el mar, el valor sería de 150 y hasta 200 millones de dólares, para extraer el mismo crudo. Por lo tanto, la estrategia de Cuba es tratar de explotar todo lo que podamos desde tierra, para que el proceso sea más rentable.
Alrededor del 97 % de la producción petrolera cubana se concentra en la llamada Franja Norte de Crudo Pesado, entre La Habana y Matanzas. Aquí un buen pozo puede brindar más de 2 000 barriles diarios. El otro porciento proviene de pequeños depósitos en Ciego de Ávila y Sancti Spíritus, algunos de estos explotados hace más de 60 años.
Hoy día la Isla extrae alrededor de cuatro millones de toneladas de petróleo por año, volumen que se utiliza en su totalidad para generar electricidad, y satisface aproximadamente la mitad de la demanda energética nacional.
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