El gobierno cubano se propone un fuerte incremento de las inversiones que generan desarrollo, a pesar de planear un crecimiento del PIB de apenas un 2 por ciento.
Después de confirmar un moderado 4 por ciento de crecimiento de la economía en 2015, el gobierno de Cuba se propuso para el nuevo año un alza más refrenada del producto interno bruto (PIB), del 2 por ciento, el cual definió como una meta muy tensa.
El ministro de Economía, Marino Murillo, consideró que era un plan racional de acuerdo con las condiciones económicas del país y la situación de los mercados en el orbe, que calificó de crítica. A pesar del entorno externo desfavorable, consideró posible “aprovechar la tendencia de la baja de precios en el mercado mundial”.
Al presentar el Plan Económico del 2016 a la Asamblea Nacional del Poder Popular, el también vicepresidente del Consejo de Ministros insistió en la necesidad de aumentar la eficiencia en el uso de divisas y recursos, e instó a reducir los índices de consumo para propiciar el ahorro, fundamentalmente en las importaciones y los portadores energéticos.
Solo en alimentos, Cuba importará 1.940 millones de dólares, monto ligeramente inferior –en 25 millones 500.000 dólares- a las compras realizadas en 2015 con ese fin.
Mayor será el ahorro que se propone el gobierno en el consumo energético. Para afrontar los contratiempos calculados, las autoridades prevén una reducción del 5 por ciento en el gasto de energía mediante el recurso de la eficiencia. A la par, orienta una rebaja proporcionalmente mayor del consumo de portadores energéticos en la actividad administrativa y en los servicios. Las autoridades han adoptado la filosofía de velar por el consumo eficiente en las actividades de servicio y priorizar la asignación de recursos a las actividades que generen riquezas.
De acuerdo con la planificación, el país consumirá 8.4 millones de toneladas de petróleo este año, casi la mitad para la generación de electricidad.
A pesar de la desaceleración económica y las limitaciones, el gobierno ha programado una fuerte labor de inversiones este año: más de 7.841 millones de pesos, cifra que supera en 13,5 por ciento la ejecución de 2015. El grueso será dirigido a sectores y actividades vitales para el país por la generación de divisas. Las instalaciones del turismo, que absorberán 1.300 millones de pesos, ocupan el primer lugar. También sobresalen la energía y el petróleo, la actividad agropecuaria, el enfrentamiento a la sequía, las telecomunicaciones y la infraestructura de la Zona Especial de Desarrollo Mariel.
El 58 por ciento de esas inversiones apunta a programas de desarrollo del país, informó Murillo a los diputados. Dijo que las inversiones previstas “tienen sus propias fuentes de financiamiento, en su mayoría externas”. Aunque tal financiamiento implica deuda, el ministro advirtió que “no se le puede tener miedo. No hay manera de pensar en el desarrollo si tú no inviertes”.
Alrededor del 50 por ciento de las importaciones en el 2016 prevén realizarse mediante créditos y esto demanda trabajar por un endeudamiento sostenible, que no es más que lograr pagar con los ingresos las deudas contraídas, opinó Murillo. Los créditos deben ser racionales para que el endeudamiento sea sostenible, dijo. “Crédito que se pida hay que pagarlo”.
Los desembolsos cubanos para el pago de deuda deben rondar los 5.300 millones de dólares.
En el caso de la inversión, dijo, implica lograr pagarla con sus rendimientos, y para ello es preciso lograr lo previsto en los estudios de factibilidad y cumplir los cronogramas de ejecución.
Los mayores crecimientos de la economía en 2016, el gobierno los planifica en los sectores de la construcción; hoteles y restaurantes; agricultura, ganadería y silvicultura; transporte, almacenamiento y comunicaciones; electricidad, gas y agua; y la industria azucarera (2016).
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