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"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

miércoles, 3 de febrero de 2016

Precios en el agromercado: La opinión de los vendedores (+ Fotos, Video e Infografía)

Por: Jorge Aguirre Núñez, José Raúl Concepción Llanes, Raúl Fergo

Los clientes poseen cierta indignación con el precio de los productos. Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.

Los clientes poseen cierta indignación con el precio de los productos. Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.
Una vez conocida la opinión de los campesinos y la situación del mercado mayorista El TrigalCubadebate se acerca a los trabajadores de los agromercados en busca de opiniones sobre los altos precios.
En las afueras de varios centros de este tipo se confirma la indignación de los clientes con el desabastecimiento y el alto costo de los productos. Sorprende que las personas –  con rostros abatidos – ni siquiera expresen sus opiniones. “Me reservo mi criterio, es una lástima no poder ayudarte, pero si voy a decir lo que siento, realmente… discúlpame pero no”, dice una señora quien se dirige a su casa luego de comprar en Tulipán y Panorama, en Nuevo Vedado.
“El salario no alcanza. Es mejor ni hablar porque todos sabemos que tenemos que seguir…”, agrega una mujer de mediana edad, también en la calle Tulipán, pero podría ser en cualquier otra parte de La Habana. El sentimiento es generalizado y ha calado tanto que resulta difícil verbalizar las preocupaciones, los enfados.
Hasta los propios trabajadores quedan perplejos con los números escritos en sus listados de precios. “En cinco años que llevo en este local nunca había visto el tomate tan caro”, dice Romárico Mendoza, administrador del agro de San Lázaro y M. “Hace un año la zanahoria costaba dos pesos menos, la col cuatro y ni hablar del tomate”, agrega Osvaldo Castro, jefe de almacén de Tulipán y Panorama.
Ante esta situación, con la meta de satisfacer al pueblo, de enmendar errores pasados e intentar solucionar el futuro, la dirección del país ha movido ficha recientemente al ampliar los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE), donde los precios tienen topes y se compra más barato.
La idea es garantizar la presencia de un MAE en cada uno de los 105 Consejos Populares de la capital. Ya se han agregado ocho a los 52 existentes y paulatinamente se espera superar el centenar.
Para abastecerlos, trabajan de conjunto las autoridades de Artemisa, Mayabeque y La Habana, junto al Ministerio de Agricultura. Varios municipios de las dos provincias fronterizas con la capital deberán garantizar el abastecimiento de estos locales (ver Tabla), principal problema de los mismos, pues aunque sus precios son bajos normalmente brindan una oferta limitada.
Municipios de Artemisa y Mayabeque que abastecen a los mercados estatales de La Habana. Autor: Cubadebate.
Municipios de Artemisa y Mayabeque que abastecen a los mercados estatales de La Habana. Autor: Cubadebate.
“Todo esto forma parte de la nueva modulación, con la que confío podamos salir beneficiados el productor, el vendedor y el pueblo”, opina Paula Julia Mioque, quien desde 1980 trabaja vinculada a este sector y actualmente administra el agromercado de 25 y H en el municipio Plaza, uno de los primeros en ser convertido en estatal. Se espera que el optimismo de Paula Julia y otros tantos que se encargarán de revitalizar a los MAE se traduzca en más variedad y calidad de los productos.
Al menos, el proyecto es esperanzador, pero habrá que esperar para evaluar su evolución. De ser efectivo, contribuiría además a aumentar la competencia con los mercados administrados por cooperativas y los de oferta-demanda. Pero aunque exista uno en cada localidad, si no poseen una oferta diversa, les será imposible cumplir su función.
“Con la nueva medida de aumentar los agros estatales deberemos ajustar los precios, aunque primero es necesario disminuir lo que se paga a quienes nos abastecen”, expone Leonardo Reyes, jefe de área del mercado cuentapropista de 19 y B. Aunque exista más competencia con nuevos mercados más baratos, a los no estatales les será difícil reducir sus precios si el sistema existente para abastecerlos no varía.

¿Cómo se establecen los precios en los agromercados?

La población está inconforme con los precios de los agromercados. Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.
La población está inconforme con los precios de los agromercados. Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.
La respuesta a esta interrogante varía en dependencia del tipo de local visitado. En el caso de los MAE, la decisión proviene de la Empresa Provincial de Mercados Agropecuarios, encargada de entregar una lista mensual a los administradores de tales centros, quienes no pueden decidir sobre ella.
El listado se confecciona en dependencia de la época del año, la producción alcanzada y tras una reunión entre directivos y productores, según explicó Paula Julia Mioque.
En dichos establecimientos el margen de ganancia es sólo del ocho por ciento, por tanto la libra de tomate se vende a 5,10 CUP, la de col a 1,60 y la de zanahoria a 1,10, por citar tres ejemplos. Su abastecimiento se efectúa según el sistema explicado y quien se encarga de la transportación, entre otros pormenores, es ACOPIO.
Mioque confía en que este sistema funcione, explica que en su caso la empresa ACOPIO del municipio Alquízar es la encargada de abastecerlos con los productos que se cosechan allí. “También nos surten con los camiones que decomisan por vender sin la documentación correcta o sin autorización. Incluso, pienso que en el caso de que Alquízar no cumpla podríamos abastecernos por otra vía”.
Para ello dispone de un presupuesto mensual de 40 mil pesos. “Dependerá del trabajo de cada administrador mantener su centro abastecido”, añade.
Aunque la labor de estos mercados queda limitada por su imposibilidad de comprar libremente. Tienen el presupuesto, sin embargo, “como están los precios de los productores y de los intermediarios, pagarles es un lujo que no podemos darnos, porque se supone que nosotros debemos vender barato”, explica Mario Rodríguez, administrador del MAE de 29 y 60 en Playa, quien añade: “en El Trigal una caja de tomates vale 600 pesos y un saco de pimientos de 500 a 600. Para que deje ganancia habría que venderlos a más de 15 la libra y eso es imposible”.
En el caso de los mercados arrendados a cooperativas (MAC), tampoco los administradores son los encargados de establecer los precios. La responsabilidad recae en el presidente y/o el director comercial.
Los gestores de los locales sólo pueden disminuir la cantidad a pagar en caso de que el producto comience a deteriorarse: “el precio lo establece la cooperativa. Para abastecer ellos producen, compran a otras cooperativas o en el Trigal. En dependencia deciden el valor de cada cosa, yo las recibo y se las oferto a la población. Nada más podemos bajar el precio cuando el producto pierde calidad”, declara Santiago Chávez, administrador de 21 y J, mercado arrendado a la cooperativa Julito Díaz del municipio Arroyo Naranjo.
En esta modalidad de agro, el costo de los alimentos depende de cómo hayan sido adquiridos. Si los cosechó la misma cooperativa serán relativamente baratos, si los compra a otra ascenderán un poco y si los adquieren en El Trigal serán muy caros.
Incluso, algunos prefieren no visitar el mercado mayorista: “evitamos comprar en el Trigal porque es demasiado caro y eleva mucho el precio de venta”, explica Osvaldo Castro, jefe de almacén de Tulipán y Panorama, local arrendado a una alianza de tres cooperativas artemiseñas: Antero Regalado, Waldo Díaz y Frank País, representadas por la primera.
En los agromercados cooperativistas la mayoría de los precios se fijan según la ley de oferta-demanda, con un margen de ganancia que gira alrededor del 30 por ciento. “Los precios están descentralizados, lo único que está normado es el frijol negro que tiene un máximo de 10 pesos, lo demás es oferta-demanda”, comenta Romárico Mendoza, administrador del agro de San Lázaro y M, arrendado a la cooperativa 30 de Noviembre de Quivicán.
La distribución de las ganancias de los MAC, queda sujeta a sus decisores. En el caso de Tulipán y Panorama “un 60 por ciento es para la cooperativa, el 30 para salario de los trabajadores y el 10 para mantenimiento del mercado”, declara Castro.
Sobre el destino de los productos deteriorados, agrega: “tenemos un margen de ganancia estrecho, por tanto intentamos venderlo todo. No podemos permitir que se deteriore nada. Aunque siempre sucede y en ese caso se le destina a la alimentación de los animales de la misma cooperativa”.
“La col que estamos vendiendo hoy a nueve pesos para mañana – consulta previa con el comercial – se deben bajar a cinco porque ya habrá perdido calidad”, ratifica Rivert Blanca, administrador de ese local.
En los agromercados de oferta y demanda (MAOD) o cuentapropistas  los propios vendedores establecen los precios en dependencia de sus gastos y también regidos por la ley de oferta-demanda.
“Los trabajadores de las tarimas son los encargados de hacer todas las gestiones, nosotros como administrativos sólo velamos porque se cumpla lo establecido y tenemos derecho a limitar los precios hasta cierto punto”, expone Leonardo Reyes, jefe de área del MAOD de 19 y B.
Los vendedores deben pagar el transporte, los impuestos, la renta del lugar, a los estibadores,  a las personas que escogen y lavan los productos (estas dos últimas acciones son servicios que distinguen al mercado de 19 y B, a la vez que encarecen el costo final). “Todos sus gastos se los ponen a la mercancía. No ganan tanto como se cree. Ellos le sacan entre un 20 y un 50 por ciento de ganancia al producto”, declara Reyes.
Si la ganancia en ocasiones se eleva hasta la mitad de lo invertido se considera bastante sustanciosa. Aunque, el lucro depende de la demanda, entre otros factores.
“Los precios varían cada día según la cantidad de personas que vengan. Por ejemplo, la col en el Trigal vale 10 pesos la libra y en los días malos la tengo que vender sin ganarle nada para no perderla, pero normalmente la vendo a 15”, expresa Irán González, “tarimero” de 19 y B.
En definitiva, los MAOD constituyen el grupo de agros mejor abastecido y con mayor calidad en la oferta. Por tanto, son los más caros y no todos pueden comprar en ellos.
En la misma esquina de 19 y B, Ingrid, una joven madre, expresa: “vengo habitualmente aquí porque mi familia tiene un negocio y se lo puede permitir. Pero yo soy maestra y tengo dos hijos, con mi salario no podría ni asomarme a este mercado. Aquí generalmente encuentro productos que no hay en ninguna parte de la ciudad. Básicamente lo que compro es ensalada y por ejemplo el pepino está a 25 pesos la libra. En mi opinión cultivarlo no puede costar tanto”.
El estupor de Ingrid con los precios está totalmente justificado. No debe pagarse tanto por alimentos básicos en la dieta cubana y que además son producidos a pocos kilómetros de donde se venden. Una de las razones del encarecimiento es la especulación de todas las partes de la cadena de comercialización, sin embargo, el sistema de abastecimiento puede ser mejorado.
En los MAOD, también critican al mencionado mercado mayorista El Trigal. “La libra de malanga está a 10 pesos en el Trigal, entonces no dejamos que se venda aquí, porque si no el costo final sería demasiado alto. Nosotros – se refiere a los miembros de la administración –, como representantes del estado, ponemos ciertos límites”, declara el jefe de área de 19 y B, Leonardo Reyes.
En tanto, la administradora de un MAE, Paula J. Mioque, critica el precio, aunque reconoce los elevados gastos que tienen en los agros arrendados: “nunca he estado de acuerdo con los precios de los mercados de oferta-demanda y los de cooperativas, pero el problema es que ellos obtienen los productos demasiado caros”.

¿Cómo podrían bajar los precios?

"Aumentar la producción " es la respuesta cuando se busca una solución al problema de los precios en los agromercados. Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.
“Aumentar la producción ” es la respuesta cuando se busca una solución al problema de los precios en los agromercados. Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.
“Aumentar la producción” nunca será una frase manida. Fue pronunciada por cada uno de los entrevistados al preguntarles sobre posibles soluciones. Si se produce más los precios bajarán. Es irrefutable.
“El asunto está en la producción que está muy pobre y existe demasiada demanda. Aquí a las 10:30 am ya se ha vendido casi todo. Si no hay producción seguiremos con los precios altos”, ratifica Santiago Chávez, administrador de 21 y J.
Pero el porvenir es un poco desesperanzador. Con El Niño, la sequía, las lluvias fuera de temporada y el resto de los problemas climáticos, elevar los deprimidos niveles de producción se antoja una tarea difícil.
¿Qué hacer entonces? No todo depende de la madre naturaleza, existen aspectos que pueden mejorarse con si se toman las decisiones correctas.
Se ha visto que ni los productores ni los vendedores están de acuerdo con el sistema de comercialización existente. Especialmente con El Trigal, parte de la cadena que, lejos de abaratar, ha encarecido el proceso.
Los precios se elevan mientras más intermediarios existen, por tanto si los productores venden directo a los mercados se abarata el costo final. Vías de contacto más expeditas entre el campesino y “la tarima” podrían ayudar, según opinan varios implicados en el sector.
“Cuando venían los camiones aquí era mejor porque el costo de las cosas era menor y vendíamos más barato. Acudir obligatoriamente al mercado mayorista ha encarecido todo”, comenta Irán González, mercader de 19 y B.
Criterio reafirmado por su jefe de área, Leonardo Reyes: “pienso que si entran los camiones directamente al mercado puede existir un arreglo entre el productor y el comprador. Luego de que obligatoriamente se pasa por El Trigal aquí se han aumentado los precios”.
Incluso, Osvaldo Castro va más allá y plantea que los mercados agropecuarios más baratos deben ser priorizados en el abastecimiento: “las cooperativas deben tributar directo para los puntos de ventas, porque si se les ofrecen los productos a El Trigal, entonces termina en un mercado de oferta-demanda que son los más caros porque pagan más. Hay que cumplir con los mercados que tienen los precios más baratos”.
Otra alternativa puede ser topar los precios en todos los tipos de agros, tal como planteó un delegado durante la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
El riesgo está en establecer el monto a pagar tan bajo que provoque afectaciones al bolsillo del campesino, quien desestimulado puede dejar de cosechar.
“Topar los mercados es una buena idea porque todos venderíamos por una misma carta de precios, pero todo radica en que haya abundante producción. Además, la inversión de los campesinos debe estar acorde con esa medida”, opina Santiago Chávez.
Precisamente reducir los gastos de los campesinos estimularía la producción. “Para que los precios de la agricultura bajen creo que es necesario que bajen todos los demás. El campesino tiene que comprar varios utensilios para cosechar y también tiene que comprar en la tienda, y ¿cómo están los precios en las tiendas? Todas esas cosas influyen, determinan el nivel de vida”, opina el administrador del punto de ventas de la CPA Waldo Díaz Fuentes en Playa,  quien respondiendo a un exacerbado espíritu de auto conservación ha preferido que se le llame “El Flaco”, como le conocen en el barrio.
Sobre la especulación de los diferentes implicados en la cadena, manifiesta el delgado administrador: “supongamos que el campesino tiene la col a ocho pesos, pero viene un comercializador y le dice que se la compra toda a nueve y por supuesto se la lleva. Incluso hay quien tiene la posibilidad de comprar el campo completo”. Pero en parte esta continua subida del valor de los alimentos se debe precisamente a la escasez de los mismos.
Aun así, el alto costo de los productos depende de múltiples variables, que en definitiva giran en torno a la producción y al sistema existente para abastecer los mercados, pues el margen que permite a los vendedores y/o intermediarios especular es estrecho en comparación con lo que podrían bajar los precios en caso de que aumenten las cosechas y la cadena de comercialización sea más efectiva.
Por el momento, revisar decisiones que no tuvieron el efecto esperado – como El Trigal que no cumple con todos sus objetivos como mercado mayorista –  reducir el costo de los productores, mantenerlos estimulados, a la vez que aumentar la inversión en la agricultura para dotar a los campesinos de tecnología más avanzada que les permita combatir las inclemencias del tiempo y aumentar la producción, son medidas posibles que no dependen ni de los especuladores ni de El Niño.
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Los mercados mejor abastecidos suelen ser los de oferta y demanda. Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.
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Comparación de los precios en tres tipos de agromercados y de las ganancias obtenidas sobre la inversión. Autor: Jorge Aguirre/Cubadebate.
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Precios del mes de enero en algunos productos del mercado de 19 y B. Foto: José Raúl Concepción/Cuabdebate.
Precios del mes de enero en algunos productos del mercado de 19 y B. Foto: José Raúl Concepción/Cuabdebate.
Comparación de los precios en enero. De izq. a der. Agromercado arrendado a la CPA Waldo Díaz Fuentes en Playa, listado de precios de los MAE y agromercado administrado por la CCS Antero Regalado. Autor: Cubadebate.
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Irán González, vendedor de 19 y B. Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.
Irán González, vendedor de 19 y B. Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.
Leonardo Reyes, jefe de área de 19 y B. Foto: José Raúl Concepción/Cubadebate.
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Fotos de cosechas en Mayabeque y de varios agromercados de La Habana:

Reportaje de la TV cubana al respecto del tema:

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