Situada al sur de la provincia de Matanzas, la zona protegida abarca más de 4.300 kilómetros cuadrados.
CIÉNAGA DE ZAPATA, Cuba, 26 oct.- Tras media vida como empleada de un banco, Teresa decidió trabajar por cuenta propia desde hace cuatro años. Hoy confiesa que nunca pensó que le iría tan bien alquilando habitaciones a turistas extranjeros en la Ciénaga de Zapata, antes considerado el lugar más pobre de Cuba.
La familia de esta emprendedora administra dos casas con tres y cuatro habitaciones respectivamente, además de un restaurante en cada una, en este municipio de la occidental provincia de Matanzas.
Teresa integra el creciente grupo de privados, en este asentamiento de 9.000 habitantes, que brindan servicios de alojamiento en 235 casas con 700 capacidades y de gastronomía con 22 restaurantes.
“Vivo en un lugar llamado Caletón, frente a la Bahía de Cochinos. En mi casa hice una buena cerca, muy bonita. En el barrio todo el mundo ha ganado dinero gracias al turismo y ha mejorado su fachada”, comenta a la Redacción IPS Cuba.
“Aquí el entorno cambió en los últimos cuatro años, porque antes había pocas casas particulares de renta. Hoy el turismo le da vida al pueblo. Por esa causa, protegemos más la naturaleza, las plantas, limpiamos las playas y evitamos que se eche basura”, agrega.
A su juicio, al turismo que visita la zona le interesa la naturaleza y la tranquilidad.
“Organizamos visitas por la ciénaga, hay senderos para observación de aves y museos. Toda nuestra costa es muy bella y los fondos marinos son excepcionales”, amplía.
Como Teresa, otros pobladores dejaron su empleo estatal para dedicarse a la actividad privada, que ha experimentado un crecimiento sostenido al amparo de la apertura económica del gobierno de Raúl Castro.
Roger Cabrera, graduado de la Escuela de Hotelería y Turismo de Playa Girón, trabajó 20 años en el sector, de ellos, cinco en el balneario internacional de Varadero, el principal polo turístico del país.
“Mi esposa y yo trabajábamos en el turismo. Un día decidimos que uno de los dos debía dedicarse al arrendamiento. Ella se mantuvo en la Laguna del Tesoro y yo alquilo dos habitaciones. Pensamos llegar a cuatro en el futuro”, cuenta este hombre con certificaciones de cajero, cantinero y dependiente.
“Me ha ido bastante bien porque tenemos en casa experiencia en el turismo y hablamos varios idiomas (francés, alemán e inglés), algo muy importante para la primera comunicación con el cliente”, relata.
Cabrera, que también es delegado (concejal) de su localidad, apunta: “los trabajadores por cuenta propia estamos haciendo un aporte en belleza, el turismo que nos visita no debe llevarse una mala imagen del país”.
Cuenta que, en su circunscripción, había un vertedero “que acababa con la calidad del producto, pero con el apoyo de la población y otros delegados del consejo popular de Playa Larga, logramos limpiar una laguna con gran riqueza de flora y fauna para el beneficio de todos”.
En la Ciénaga de Zapata, comenta, la afluencia de turistas ha subido mucho, al punto que apenas viven etapas de tiempo muerto.
Para el también arrendatario Lázaro Mesa, hoy el territorio es un lugar muy demandado por el turismo ecológico a nivel internacional.
“Formamos parte de un Parque Nacional, somos Patrimonio de la Humanidad, sitio RAMSAR, Reserva de la Biosfera. Es un privilegio vivir aquí, por eso defendemos el principio de hacer negocios de manera que evitemos su deterioro y permanezcan sus valores en el tiempo”, remarca.
“No podemos permitir que nos dejen sin aves endémicas, sin el hábitat de las especies migratorias que nos visitan, se acabe el cocodrilo, la jicotea, el manjuarí y la biajaca, ni se deterioren nuestros fondos marinos, que es lo que vienen a ver los turistas”, sostiene. (2016)
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