Por Dariel Pradas, Juventud Técnica
Presa Zaza fotografiada por un dron de Mundo Latino a mediados de este año. Tomada de Escambray.
Hablan de Irma, la devastadora de haciendas, la que con despiadado soplo mezcló el mar con la tierra; un huracán que sus víctimas no olvidarán jamás. Sin embargo, después de su macabro paso por la Isla, incluso antes de que se desvaneciera en los Estados Unidos, algunos, optimistas, sonrieron al descubrir que hasta la presa Zaza, el embalse más grande de Cuba, se hallaba rebosante nuevamente.
Esta noticia, junto a otras alentadoras, viajó rápidamente a oídos de la población, mas para entonces Emilio Cosme, máximo representante de la Dirección de Uso Racional del Agua, perteneciente al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), hacía rato que había reunido a un equipo de especialistas para analizar la situación hidrológica del país.
El resultado fue impresionante: los datos estadísticos de las lluvias durante 2017 no daban muestras de sequía; de hecho, superaban en cantidad de precipitaciones la media histórica del país.
Desde enero hasta septiembre, el promedio de las precipitaciones en el territorio nacional suma 1138, 9 mm. Con respecto al acumulado histórico, dicha cifra representa el 107%. Gráficos: Cortesía del INRH.
Sin la llegada de un fenómeno meteorológico como el huracán Irma, los números indicadores de sequía seguirían en rojo: solo los aguaceros de septiembre salvaron la sostenibilidad de la hidrología cubana.
Narró Cosme, en reciente conferencia de prensa, que antes del mes de septiembre el país no disponía de los 1 295 millones de metros cúbicos de agua necesarios para abastecer eficientemente a la población y la agricultura: una situación deplorable, sin duda. Y luego de un sondeo previo, aquella no disponibilidad se redujo a 178 millones de metros cúbicos.
Comparación de los recursos acuíferos embalsados desde 1993.
De los 63 embalses que había antes de Irma con menos de la mitad de su contenido, ahora quedan apenas cuatro en esas condiciones. Al cierre del mes fatídico, se estima una cantidad de 6 446 hectómetros cúbicos de agua (71% de la capacidad total de los embalses), de los 3 642 hectómetros cúbicos (40% del total de capacidad) a mediados en agosto.
Aunque Irma llenó la presa Zaza y espantó por un tiempo los temores de sequedad, muchos otros embalses de Cuba no fueron tan beneficiados por el huracán, por no hablar de que la poca consistencia del diluvio dificultó la infiltración de las lluvias en el manto freático. No obstante, según Cosme, la tendencia actual del nivel de las aguas subterráneas está en ascenso.
Con el avance del cambio climático, las tierras cubanas han tenido que sorber decisivamente de ciclones y frentes fríos. Por eso, ante la falta de garantías de una temporada lluviosa considerable, los portavoces del INRH consideran pertinente mantener el control del consumo del agua, tanto en la escala doméstica como en la agricultura y otros sectores, pues a falta de aguaceros significativos y constantes, la sequía aún no ha acabado.
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