Han transcurrido con sorprendente
rapidez los primeros 18 años del que era el nuevo siglo XXI.
No sé si pudiera pecar de agorero,
pero me arriesgo a expresar mis criterios en relación con lo que presiento se está
engendrando con intensidad y firmeza en esta fase desatinada e irreflexiva de
acontecimientos que me hacen rememorar las trágicas historias precisamente acaecidas
hace un siglo.
Me llama la atención como se van
acumulando con astucia, y a la vez con fingimiento, actuaciones de índole
fascistoides; alumbramiento de personajes cavernarios que parecen salidos de
una pandilla de malhechores; militaristas belicosos, ultraderechistas y
apologistas de la guerra justa, la misión civilizadora, la providencia divina y
el pueblo elegido.
Pienso entonces, que sería útil y
beneficioso, aunque sea, realizar un arqueo de los procesos históricos que nos
puedan iluminar y despejar en sus más íntimas entrañas, las verdaderas causas
de algunos de estos impresionantes y sobrecogedores episodios de la humanidad.
En este caso concreto que ahora me
ocupa, consideré necesario realizar una compilación lo más sencilla y resumida
posible, lo cual no resultó fácil, por su inmensidad, de los espantosos y
trágicos acontecimientos ocurridos en el solo término de tres décadas (31
años), en el pasado siglo XX durante:
·
La primera guerra mundial
(1914-1918)
·
Las entreguerras (1919-1938)
·
La segunda guerra mundial (1939-1945)
Y como fue el proceder de los
gobernantes y las elites de poder que intervinieron, precisamente cultivadores
del SISTEMA CAPITALISTA, y que fueron los instigadores principales de las
catástrofes.
Modestamente pienso que la exposición
de hechos recogidos de excelentes libros, declaraciones y testimonios, nos
deben llevar a una seria de comprensiones y evidencias de hechos que por
desgracia se han ido olvidando; o mejor dicho, los han ido encubriendo,
disfrazando y silenciando, a pesar de los infortunios y las catástrofes que han
causado, de conjunto con sus actores y a veces comediantes del SISTEMA,
llegando a estos momentos del nuevo siglo XXI en que parece se vuelve a REPETIR
LA HISTORIA.
PRIMERA
GUERRA MUNDIAL
El inicio del siglo XX se nuestra era
se vio sacudido catastróficamente con una conflagración en que se vieron involucrados
fundamentalmente un grupo de las naciones capitalistas más importantes de
Europa.
Participaron por una parte los
llamados Aliados: Rusia, Francia, Gran Bretaña, Italia, Bélgica y Japón.
Y como sus enemigos: Alemania,
Austria-Hungría, Turquía y otros países más pequeños denominados como Potencias
Centrales.
Fue una guerra que se convirtió en
una conflagración mundial, iniciada en 1914 y finalizada en 1918, con un saldo
espantoso de 10 millones de muertos, 20 millones de heridos y 8 millones de prisioneros
de guerra y desaparecidos.
En el caso de los Estados Unidos ante
la tragedia iniciada y sin posibilidad de participar de lleno, el presidente
Woodrow Wilson declaró oficialmente la neutralidad de la nación, además que
representaba el sentimiento mayoritario de la población.
Indudablemente que esta necesaria decisión representó realmente una prodigiosa expansión del país y su salvación de una imponente crisis que se avecinaba.
El 6 de abril de 1917 a 4 años del
comienzo de la guerra, bajo el pretexto de la ilimitada guerra submarina
alemana, los Estados Unidos entraron activamente en el conflicto.
Al finalizar esta tragedia y con una
desfachatez inaudita, se oyeron declaraciones que no se avenían a la categoría
y distinción de las personas que las pronunciaban, a saber:
·
“Todos caímos en esta guerra SIN QUERERLO” (Lloyd
George-Primer Ministro Inglés).
·
“Después de la guerra, FUE DIFICIL RECORDAR con exactitud por
qué había sucedido la conflagración. (Henry Kissinger-Sec. Dpto. de Estado,
alrededor de 80 años después de la anterior declaración de Lloyd George).
·
“Una catástrofe natural” (…) “El incendio siguió
violentamente en curso hasta consumirse” (Winston Churchill en 1929)
Nada más procaz se podía difundir en
esos instantes y posteriormente.
Verdaderamente fue una guerra por el
reparto del mundo; una guerra de conquista, de bandidaje y de rapiña.
No se trataba de un movimiento
espontaneo ni inconsciente sin influencia de ningún tipo; se trataba de un
conflicto que respondía a las características y peculiaridades del único
proceso social que prevalecía, influido por años de intachable teorización
academicista de los padres fundadores del LIBERALISMO CLASICO, en que
pregonaban que la división internacional del trabajo y la “mano invisible” de
los mercados sería la solución definitiva dando paso al “impecable” SISTEMA
CAPITALISTA, con sus postulados de las guerras justas, el sojuzgamiento de
otros pueblos, la misión civilizadora, la providencia divina y el famoso
Destino Manifiesto.
Se logró el primer reparto violento
de la humanidad del siglo XX, entre las hordas del SISTEMA.
PERIODO
DE ENTREGUERRAS
Una vez terminada la Primera Guerra
Mundial, asombrosamente solo transcurrieron 20 años para que la humanidad se
viera sometida a un nuevo conflicto aún más desvastador.
La época de Entreguerras (1919 -
1939), se vió perturbada y conmovida desde sus mismos inicios, por el Tratado
de Versalles, conteniendo los términos de las propuestas de paz.Versalles no
trajo la paz a Europa. Fue tal su contundencia y demoledoras las extremas penalidades y humillaciones al pueblo
alemán que sembraron las semillas del Nacionalsocialismo y el fascismo; y los
deseos de revancha y venganza anidaron entre los más recalcitrantes exponentes
del imperialismo alemán, de sus políticos reaccionarios y de una parte
mayoritaria de la población.
La economía europea resultó
completamente devastada por la guerra, al extremo de que el poder económico
mundial se desplazó de Europa a los Estados Unidos y de Londres a Nueva York.
El capitalismo norteamericano era el
único que poseía entonces la capacidad de financiar la reconstrucción europea y
aprovechó semejante oportunidad para penetrar las economías del continente.
El 15 de noviembre de 1920, se efectuó
la primera Asamblea General de la Liga de las Naciones mecanismo promovido por
el presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson y calificado como el único
convenio capaz de garantizar la paz.
Sin embargo, a pesar de su creación y
del optimismo reinante Wilson caracterizó con tintes sombríos la situación en
esos momentos, exponiendo:
“(…) puedo predecir con absoluta
seguridad que dentro de una generación estallará otra guerra mundial si las
naciones del planeta no encuentran mecanismos capaces de prevenirla”
Los acontecimientos políticos
europeos no daban razón a quienes miraban el futuro con optimismo.
La lista de disputas en territorio
europeo correlacionadas con algunos de sus Estados en las que la Liga de las Naciones
intervino entre 1924 y 1935, era extensa, lo cual demostró la volatilidad de la
región y el predominio en ella de un clima de tensiones y conflictos que no
cesaron tras el Tratado de Versalles.
Así las cosas, Adolfo Hitler asumió
legalmente la presidencia de Alemania el 30 de enero de 1933.
Hitler cambió el curso de la política
exterior con el objetivo explícito de conquistar para Alemania el “espacio
vital” (el Lebensraum) concebido inicialmente como la expansión territorial a
expensas de la Unión Soviética.
El 21 de octubre de 1933, retiró a
Alemania de la Liga de las Naciones, inaugurando secretamente el programa de
rearme; y el 16 de marzo de 1935, denunció unilateralmente las cláusulas del
Tratado de Versalles relativas al desarme de sus fuerzas terrestres y otras
prohibiciones de dicho Tratado.
A la vez Neville Chamberlain, Primer
Ministro Británico ocupó el cargo a partir del 28 de mayo de 1937; con un
record de excesivo “apaciguamiento” y capitulación se entrevistó dos veces en
suelo alemán con Hitler en 1938, junto a Daladier, Primer Ministro francés, y
Mussolini para firmar el Pacto de Múnich que abandonaba parte de Checoslovaquia
(la región del Sudeste) en manos de Hitler. Seis meses después, violando una
vez más lo convenido, los nazis se anexaron el resto del país.
Los conservadores capitalistas
británicos, al igual que otros políticos franceses y norteamericanos, no
menospreciaron el ascenso del fascismo y el nazismo en Europa y del militarismo
japonés en Asia, sino que lo estimularon, protegieron y en algunos casos lo
financiaron.
Si hacemos un recorrido histórico que
abarque los hechos ocurridos en estos 20 años, nos daremos cuenta fácilmente
como las ideas básicas del SISTEMA CAPITALISTA, influyeron definitivamente en
las decisiones que tomaron los hombres.
No quisiera finalizar sin antes
mencionar la actuación en aquellas circunstancias, de las elites de poder de
los Estados Unidos en sus relaciones con Hitler y Mussolini, que representó la
mayor degeneración y perversión del SISTEMA, al servir de apología y coartada a
elementos envilecidos por la exagerada ambición al enriquecimiento, aunque este
proviniera de los orígenes más impuros, prostituidos y corrompidos del mundo.
Veamos a continuación a que me
refiero:
El dictador alemán y sus ideas
fascistas fueron particularmente admiradas por los propietarios, directivos y
accionistas de las grandes empresas norteamericanas, que ya en los años 20 habían
hecho considerables inversiones en Alemania o se habían asociado con empresas
alemanas.
Una élite de más de 20 grandes y
poderosas corporaciones norteamericanas se benefició de su conexión alemana
durante los años 30. Esta elite incluía Ford, GM, Standard
Oil, DuPont, Union Carbide, Westinghouse, General Electric, Goodrich, Singer,
Eastman Kodak, Coca Cola, IBM, y por ultimo y no menos importante ITT.
La gigantesca organización DuPont, había
invertido con fuerza en la industria armamentista alemana introduciendo
ilegalmente armas y municiones en Alemania vía Holanda.
No podía extrañarse que el presidente
de la DuPont adorase a Hitler y suministrase generoso apoyo financiero a los
nazis.
Otra compañía que mantuvo relaciones íntimas
con el régimen nazi fue ITT, cuyo fundador y presidente Sosthenes Behm, no
guardaba su simpatía por Hitler.
Tolsie Rieber, jefe del gigante
petrolero TEXACO fue otro admirador de Hitler y amigo personal de Goring,
además de ayudar a los fascista de Franco a ganar la guerra civil española.
Henry Ford
admiraba a Hitler. La admiración era mutua pues el Fuhrer tenía un retrato de Ford en su
despacho y en 1938 lo honró con la más alta condecoración que la Alemania Nazi podía
otorgar a un extranjero.
Por los servicios de General Motors a
la Alemania Nazi, James D Mooney, alto ejecutivo de GM fue condecorado con la
misma medalla.
Thomas Watson de IBM, que se había
referido a sí mismo como “servidor del tercer Reich”, también recibió una
medalla de Hitler en su visita a Alemania en 1937.
No fue por casualidad que los
fabricantes de automóviles y las petroleras norteamericanas participaran del
triunfo alemán. Sin los camiones, tanques, aviones y otros equipos
suministrados por las subsidiarias alemanas de Ford y GM, y sin las grandes
cantidades de materias primas estratégicas como el caucho, así como el
combustible diésel, los aceites lubricantes y otros tipos suministrados por
TEXACO y STANDARD OIL, vía España, las fuerzas alemanas de tierra y aire no
habrían podido tan fácilmente derrotar a sus adversarios en 1939 y 1940.
Se habían preparado las condiciones
entre las elites capitalistas para embarcarse en otro mucho más devastador
conflicto.
Como era de esperar, los
acontecimientos que dieron lugar a la primera conflagración y fundamentalmente
las desvergonzadas componendas, flirteos y tolerantes actitudes y cobardes
posturas de los países capitalistas en el periodo de Entreguerras, en sus
prostituidas relaciones con el nazismo y el fascismo pertenecientes al mismo género
de racionalidad instrumental capitalista, llevaron a la humanidad a enfrentarse
a ese espantoso, criminal y holocaústico evento.
Únicamente se puede comprender esta
humillante y vergonzosa posición, si nos adentramos en la génesis y fundamentos
básicos del SISTEMA CAPITALISTA, engendrador dentro de sus admiradores y
excelentes ejecutores de los actos más indignos y ruines, con tal de obtener, a
como sea, el provecho y lucro que dicho espantajo impone.
La tragedia comenzó el 1 de
septiembre de 1939, en que las tropas alemanas cruzaron la frontera invadiendo
a Polonia. Inmediatamente después el 3 de septiembre, Francia y Gran Bretaña le
declararon la guerra a Alemania.
Como es conocido y admirablemente
destacado por sus compinches, con gran rapidez los ejércitos alemanes a través
de su famosa Guerra Relámpago, arroyaron con calculada hazaña a Polonia, en el
Este; Holanda y Bélgica en el Oeste; Dinamarca y Noruega en el Norte.
Francia fue aplastada en 14 días por
las divisiones hitlerianas con la ayuda alevosa e infame del Mariscal francés
Petain, estableciendo un gobierno mediatizado.
Por otro lado, la fuerza
expedicionaria inglesa que desembarcó en Dunkerke pudo escapar no sin dejar en
las playas todo el equipo pesado que llevaba.
En este comienzo y posteriores
sucesos la situación empeoraba peligrosamente y algunos tenían la esperanza de
que los Estados Unidos interviniera en la guerra para revertir esta caótica
situación.
Mientras tanto, los nazis seguían
dominando el continente y eran libres para implantar su nuevo orden.
Los Estados Unidos no deseaban verse envueltos
activamente en ese conflicto europeo; y en ocasión de las elecciones
presidenciales en el otoño de 1940, Franklin D Roosevelt aseguro al pueblo
estadounidense que en su próximo mandato: “(…) no vamos a enviar a nuestros
chicos a ninguna guerra en el extranjero”.
Aunque en el otoño
de 1941, una serie de incidentes entre submarinos alemanes y destructores de la
armada de Estados Unidos que escoltaban a cargueros con destino a Gran Bretaña,
condujo a un rápido deterioro de las relaciones con los nazis y provocó una
crisis conocida como: “Guerra Naval no Declarada”.
Ya entrada
la guerra en el año 1941, imprevistamente y sin una declaración de guerra, el
22 de junio el ejército alemán invadió a la Unión Soviética bajo la llamada
Operación Barba Roja.
Entonces
la esperanza de un largo conflicto entre Berlín y Moscú se reflejaba
ampliamente en los periódicos y la muy difundida nota puesta en circulación por
el senador Harry S. Truman el 24 de junio de 1941, solo dos días después del
comienzo de la Operación Barba Roja, como sigue:
“si vemos
que Alemania está ganando ayudaremos a Rusia, y si Rusia está ganando
ayudaremos a Alemania de forma que ambos bandos se desgasten lo más posible”.
No sé lo
que pensaría después este energúmeno que se convirtió en presidente de los
Estados Unidos posterior a la muerte de Roosevelt, pues la Unión Soviética fue
el primer país en detener la maquinaria de guerra de Hitler y el 5 de diciembre
de 1941, el Ejército Rojo lanzó su contraofensiva.
En estas
circunstancias, el 7 de diciembre de 1941, se produjo “sorpresivamente” el
bombardeo de aviones japoneses a la base naval de los Estados Unidos en Pearl
Harbor.
En la
primavera de 1942, los alemanes lanzaron una nueva ofensiva sobre el Frente
Oriental. Los soviéticos apenas habían comenzado a sobrevivir al ataque nazi de
1941.
Aunque había
comenzado la ayuda material de Estados Unidos y Gran Bretaña, la Unión Soviética
requería que se abriera un Segundo Frente en Europa Occidental, lo que habría
forzado a los alemanes a llevar tropas del Frente Oriental con gran alivio para
la URSS.
Frecuentemente
se ha puntualizado por esclarecidos historiadores de que Churchill le agradaba
la idea de que Hitler y Stalin se degastaran mutuamente en el frente del Este,
y que otros muchos prominentes norteamericanos compartían su opinión.
Finalmente
se desecharon los planes de abrir el Segundo Frente en 1942, obligando a los Soviéticos
a soportar el peso del enorme esfuerzo requerido en la cruzada contra el fascismo.
Por fin,
en la primavera de 1944, los Aliados Occidentales desembarcaron en la Costa Atlántico
Francesa (Operación Overlord). Algunos historiadores norteamericanos
escribieron:
“cuando
las tropas rusas empezaron a hacer retroceder a los alemanes, se hizo imperativo
para norteamericanos e ingleses la estrategia del desembarco de tropas en
Francia, que les condujera Alemania y mantuviera la mayor parte de ese país
fuera de las manos Soviéticas".
La
posibilidad de una victoria rusa completa sobre Alemania, ante de que las
fuerzas norteamericanas desembarcaran en el continente, era una pesadilla para
los Estados Unidos.
Los hechos
y acontecimientos posteriores son conocidos y nos llevan hasta las
capitulaciones de los alemanes y los japoneses en 1945.
Esta nueva
catástrofe del SISTEMA, tuvo otro costo terrible para la humanidad: 50 millones
de muertos, entre ellos 30 millones en la URSS, más cifras impresionantes de
heridos y desaparecidos.
Comenzaba
entonces otra guerra, la GUERRA FRIA que ya se había iniciado incluso antes de
que los nazis se rindieran, con el único objetivo de la eliminación de la Unión
Soviética, y sobre todo lo posibilidad de utilizar el nuevo conflicto para
mantener después de 1945 la carrera armamentística.
PERIODO AÑO 1945 HASTA EL FINAL DEL SIGLO XX (AÑO
2000)
Sería
extremadamente prolijo si me dedicara a exponer el extraordinario movimiento de
los hechos que acontecieron a partir de 1945 hasta el final del siglo XX, en
que transcurrieron 55 años.
En
beneficio de concluir este trabajo de forma adecuada y sin caer en un relato escrupuloso
que no ayudaría a un entendimiento asequible a lo que pretendo procurar,
preferí reducir en lo posible, los sucesos de ese periodo de tiempo,
ajustándome solamente a tratar de describir, dentro de mis posibilidades, la
evolución de las maniobras que con destreza innegable el SISTEMA y sus acólitos
desarrollaron y desplegaron, que condujeron a la emanación de un proyecto no de
nueva emisión, sino de la innovación del vetusto guión de los precursores del
método, que lamentablemente requirió
cierta extensión en su comentario.
Me refiero
indiscutiblemente al manoseado y pérfido designio llamado NEOLIBERALISMO.
El
neoliberalismo nace después de la segunda guerra mundial en Europa Occidental y
los Estados Unidos, reflejando una vehemente reacción teórica y política contra
el intervencionismo estatal y el estado de bienestar.
Sin entrar
en los detalles de sus primeros precursores y cómo se establecieron sus bases
organizativas e ideológicas, sí puedo referirme a un personaje extravagante: el
estadounidense Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 1976 a quien se debe
en buena medida su doctrina.
Profesor
de la Universidad de Chicago. Aprendió la importancia de aprovechar una crisis
a gran escala durante la década de los 70, cuando fue asesor del dictador
general Augusto Pinochet.
Friedman
le aconsejó a Pinochet que impusiera un paquete de medidas rápidas para la
transformación económica del país: reducciones de impuestos, libre mercado,
privatizaciones de los servicios, recortes del gasto social y una
liberalización y desregulación general.
Se trataba
de la transformación del SISTEMA más extrema que jamás se había llevado a cabo
en ningún lugar, y pronto fue conocida como la Revolución de la Escuela de
Chicago, pues diversos integrantes del equipo económico de Pinochet habían
estudiado con Friedman en la Universidad de esa ciudad.
Posteriormente
el NEOLIBERALISMO como tal se impuso en todo el continente, favorecido por la
crisis de la deuda que estalló en 1982.
Años
después, exactamente en 1979, comenzó el reinado de Margaret Thatcher en Gran
Bretaña, y en 1980 Ronald Reagan fue elegido presidente de los Estados Unidos.
Ambos se comprometieron públicamente a poner en marcha el PROGRAMA NEOLIBERAL.
De esa
manera, en el transcurso de los años 80 asistimos al triunfo incontestable de
esa ideología en los países capitalistas avanzados y otros de la periferia
sobre todo en la América Latina.
Se
impusieron medidas radicales:
-
El freno a la emisión de la masa
monetaria.
-
Elevación de las tasas de interés.
-
Reducción drástica de los
impuestos sobre los ingresos más altos.
-
Se suprimen los controles sobre
los flujos financieros (entrada y salida de capital).
-
Aumento de la tasa de desempleo.
-
Aplastar las huelgas.
-
Imposición de una legislación
antisindical.
-
Hacer recortes en los gastos
sociales.
Finalmente
se lanzaron en un amplio programa de privatizaciones, comenzando por la
vivienda pública, luego sectores de la industria básica, la electricidad, el
petróleo y la distribución del agua.
En el caso
de los Estados Unidos, el presidente Reagan le dio prioridad a la carrera
militar contra la URSS. Redujo los impuestos a los más ricos, alza en las tasas
de interés y aplasta la única huelga seria de su mandato.
Hay que
destacar de forma negativa que esos gobiernos decidieron aplicar como si fuera
una victoria del método, el alza de las tasas de desempleo concebido como
mecanismo natural y necesario para el funcionamiento eficaz de toda la economía
de mercado.
Llegado el
final del siglo XX, todo hacía indicar que el SISTEMA había logrado lo que sería
su máximo esplendor y su más anhelado proyecto de hegemonismo universal, sin
ALTERNATIVAS.
Pienso que,
al contrario, se estaba asistiendo al inicio de una maquinación desequilibrada
que degeneraría otro momento alarmante en que después de una TRANSMUTACION de un fenómeno neoliberal impuesto a sangre
y fuego por el SISTEMA, se volvería a lograr la imposición de un grotesco feto
en parte adormecido hace décadas: el FASCISMO, y que sería bienvenido por los
nuevos mandarines que surgirían al comenzar el nuevo siglo.
SIGLO XXI
El inicio
de este nuevo siglo no fue muy estimulante. Los que concibieron que las
condiciones se presentaban idóneas para un asalto de los llamados
neoconservadores al poder en los Estados Unidos, estaban claros.
Y así
resultó. En los comicios de noviembre del 2000, a través de un escandaloso
fraude en que finalmente tuvo que intervenir el Tribunal Supremo, fue “elegido”
George W. Bush (el hijo).
Este
personaje que según José Saramago, gran escritor portugués y Premio Nobel de
Literatura en 1998, lo catalogó como de inteligencia mediocre, ignorancia
abismal, expresión verbal confusa y permanentemente atraído por la irresistible tentación al disparate,
había sido escogido como el espécimen adecuado de esos extremistas para sus
fines fundamentalistas y fascistoides.
Veamos
algunos de estos neofascistas disfrazados de neoconservadores.
Dick Cheney, Paul Wolfowitz, Donald Rumsfeld, Elliot Abrams, John
Bolton, William Kristol, Frank Carlucci, Jeane Kirpatrick, I.Lewis Libby,
Robert Zoellick y otros.
Lo primero
que se les ocurrió fue FACILITAR que se ejecutaran los atentados terroristas en
las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, a solo ocho meses de haber
tomado posesión, conociendo de ante mano que algo parecido iba a suceder y no
intervinieron para abortarlo.
Estos
criminales atentados era lo que estaban esperando con anhelo para contar con la
justificación que permitiera la extensión de la política guerrerista y
subversiva de Estados Unidos, de acuerdo con los postulados de sus fanáticos y
pirómanos funcionarios obedientes a los designios del Proyecto para el Nuevo
Siglo Americano.
De
inmediato se proclamó a toda voz y en todas las instancias la Guerra contra el
Terrorismo, refugiado, según Bush, en más de 60 países de todo el mundo.
Continuaron
escandalosamente las invasiones ilegales a Afganistán y a Iraq con el espantoso
saldo de destrucción y muertes, con justificaciones tan absurdas y cínicas que
generó un escándalo en la comunidad internacional y en la ONU.
Jamás,
después de Hitler se había visto a un gobierno fabricar informes falsos hasta
dar un rostro legitimo a unas agresiones militares decididas de antemano.
Como
colofón, el estallido de la Burbuja Financiera en el sector inmobiliario de los
Estados Unidos, su impacto del derrumbe sobre el mercado financiero en una
línea ascendente de crisis, hasta obligar al gobierno de Bush a renegar en los
hechos de su dogma neoliberal: nacionalizar entidades financieras y presentar
el más costoso plan de salvamento de las entidades en bancarrota que jamás un
gobierno haya dispuesto.
El
desbarajuste ocasionado en los ocho años de Bush como presidente, y sobre todo
de sus más engolados ultraderechistas y fascistoides funcionarios y asesores,
fue el remate para que el SISTEMA no los perdonara y los empujara y hundiera en
sus conocidos cuarteles de invierno, en los que anhelaron seguramente con
determinación y posiblemente con certeza, nuevos tiempos en que sus ideas y
proyectos definitivamente e inexorablemente serian establecidos.
La nación
se encontraba en una situación difícil y confusa. Sus ciudadanos no concebían
como era posible haber caído en ese caos político, administrativo, económico y
social.
Como
siempre la ELITE decidió intervenir. Era necesario encontrar urgentemente un
remedio mágico que estableciera la normalidad y que restituyera la esperanza y
la confianza perdidas.
Se decidió
acudir a un abogado constitucionalista, profesor de la Universidad de Chicago y
posteriormente joven senador, de origen afronorteamericano.
Fue
elegido para la contienda en las elecciones presidenciales de 2008, por el Partido
Demócrata, por sus cualidades carismáticas, vasta educación, magnifico orador y
sus ideas y concepciones sobre los desafíos que esperaban los nuevos escenarios
mundiales en los que su país tenía que ejercer su liderazgo y promover sus
intereses, por lo que apelaba al CAMBIO sin afectar la superestructura.
Es por
ello que sus llamadas al dialogo directo con los gobiernos que consideraba
enemigo o los METODOS SUAVES que propugnaba, eran fórmulas que buscaban
modernizar la eficiencia del sistema, al menor costo posible.
Se trataba
de la presencia de un político con las características adecuadas para iniciar
la labor de salvación.
Finalmente
fue elegido en las elecciones presidenciales del primer martes de noviembre
2008.
A los
cuatro años de haber asumido la presidencia, no se produjeron cambios
espectaculares con respecto al legado de Bush, aunque su habilidad mediática,
capacidad de seducción y moderación configuraron un quehacer ajeno a la
estridencia y beligerancia de su antecesor.
En el
plano internacional, Barack Obama apelo a comenzar la reducción de la presencia
militar en el exterior, buscando más la negociación que el enfrentamiento,
aunque se mantuvo inflexible en el consentimiento a los cánones de la seguridad
nacional, aprobando la participación de los Estados Unidos en conflictos
militares que fueron criticados por la comunidad internacional.
En el
plano interno, fue exitoso que se lograra en el 2010, la medida que extendía la
cobertura médica a más de 30 millones de estadounidenses, que no tenían seguro,
lo que significó la mayor expansión de la cobertura médica desde la creación de
MEDICARE y MEDICAID a mediados de la década de 1960.
En el caso
de Cuba, al terminar 6 años en el poder, del bloqueo no se hablaba y todas las
demás restricciones e impedimentos que persistían al tomar posesión del cargo,
continuaban intactas en plena vigencia.
Al
contrario, su gobierno arreció como nunca la persecución de las relaciones de
Cuba con entidades bancarias y comerciales de otros países, imponiéndoles
multas millonarias mostrando una obstinación morbosa.
Posteriormente,
el 17 de diciembre 2014, con las comparecencias de los presidentes Raúl Castro
Ruz y Barack Obama, relacionadas con la liberación de nuestros tres
antiterroristas y la del espía norteamericano Alan Gross, se informó de la
decisión de Obama de hacer cambios sustanciales en el bloqueo contra Cuba y
comenzar a normalizar las relaciones entre los dos países.
En esos
momentos la comparecencia del presidente cubano fue breve, sustanciosa y
respetuosa, declarando: (…) “la decisión del presidente Obama merece respeto y
reconocimiento de nuestro pueblo (…) debemos aprender el arte de convivir de
forma civilizada con nuestras diferencias”.
Fue
decidida las aperturas de las embajadas y nuestro pueblo recibió con agrado y
esperanza la decisión del presidente Obama y su familia de visitar Cuba del 20
al 23 de marzo.
Terminando
el termino de 8 años de Obama como presidente ¿Qué situación imperaba en los
Estados Unidos?
Considero que,
entre otros conflictos externos e internos, algunos de intensidad, y las
consecuencias de años padeciendo de las barbaries y el salvajismo de
mandatarios inescrupulosos, embusteros, prepotentes e ineptos, el pueblo
estadounidense estaba atiborrado de MIEDO; de MUCHISIMO MIEDO.
Miedo a
los emigrantes, al terrorismo, a las drogas, a la criminalidad, al comunismo,
al posible resquebrajamiento del imperio del consumo, al deterioro de
bienestar, a sus congresistas corruptos, a la perdida de hegemonismo, a sus guerras
infinitas. Miedo a China, a Rusia, a Iran, y hasta a Maduro; y naturalmente a
los estúpidamente señalados por Bush de los 60 y más países.
Lamentablemente
es en esos precisos momentos en que los pueblos requieren verse respaldados por
alguien que los proteja de tanta inseguridad.
¿No fue
algo parecido, salvando épocas y peculiaridades de pueblos, como en la década
del 30 del pasado siglo en Alemania se apelaron a una figura como Hitler?
Precisamente
una parte importante de ese pueblo se vio en presencia de un personaje que
parecía poseer la notoriedad que se necesitaba para llevar a cabo la extraña y
rara tarea de ampararlo a ultranza.
Así lo percibió
desde el mismo momento de su participación en la contienda para ser escogido
como mandatario y lo acabó de percatar en estos primeros años, al distinguirlo
por su exaltado nacionalismo, el énfasis en el slogan “América First”, una
actitud y un estilo prepotente, machista, duro, a veces grosero, y un discurso
de enfrentamientos, que a fin de cuentas se avenía armoniosamente con el ansia
y la incertidumbre de sus admiradores.
Pudiera
estar equivocado, pero en los Estados Unidos desde hace algunos años se ha
venido presentando estos trastornos sociales, ahora astutamente utilizados por
el actual mandatario Donald Trump, para destacarse y obtener la popularidad de
una mayoría de esa población asustadiza.
Pero lo indiscutible es que, dentro de ese lodazar de extravagancias, el
SISTEMA es muy versátil; reconoce las deformaciones, los absurdos y las
anomalías que ha engendrado, e intuye que la historia puede jugarle una mala
pasada.
Por eso, estamos presenciando con inquietud e incertidumbre, como se está
provocando y estimulando la mutación a formas NEONAZIS de organización social y
política, tratando por todos los medios de fortificar y abrigar herméticamente
al SISTEMA, ante posibles avances progresistas; por lo que irremediablemente
existen posibilidades de que SE REPITA LA HISTORIA.
La Habana, 20 de noviembre de 2018 - “Año 60 de la Revolución”
Al triunfo de la Revolución, participé en la nacionalización de los centrales Fidencia, en Placetas; y Caracas, en Cruces.
Trabajé en la organización de la Industria Azucarera en el Central “Osvaldo Sanchez”, Guines.
EN LA Empresa Consolidada de la Ind Azuc. Y posteriormente en el creado Ministerio del Azúcar en 1964. Siempre en lo relacionado con Organización y Sistemas .
En la Zafra del 70, me pasaron a trabajar a nivel nacional en todos sus abastecimientos; y finalmente al terminar esa zafra, en la parte de las importaciones.
Entre 1985 a 1990, me nombraron para dirigir la Oficina del MINAZ en la República Democrática de Alemania, para atender todos los créditos en los países socialistas, excepto la URSS.
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