Adjunto a la presente un escrito que redacté y
envié el 18 de abril de 2017, hace casi dos años. Según mi criterio personal,
pienso que todo lo expuesto en el mismo, se adapta con sorprendente analogía a
los momentos en que está viviendo nuestro país, por la nueva escalada en la
conducta agresiva del gobierno de los Estados Unidos. LA UNIDAD sigue siendo nuestra mayor fuerza
para hacer fracasar las embestidas de este poderoso espantajo.
La Habana, Cuba. 5 de marzo de 2019. “Año 61
de la Revolución”
Julio Sergio Alcorta Fernández
¿QUÉ
HACER?
En el pueblo en el que nosotros nacimos se han
establecido RECORDS MUNDIALES IMPRESIONANTES, que debían ser reconocidos por
todas las organizaciones que se ocupan de registrar completamente estas hazañas
asombrosas. Veámoslos a continuación:
·
Hemos estado más de dos siglos
sujetos a una constante apetencia y ambición de la nación más poderosa del
mundo, que increíblemente desde alcanzó su independencia del imperio inglés en
1776, están vitoreando que nuestra Isla
es parte inseparable de su territorio.
·
Aunque algo más tarde en relación
con los otros países latinoamericanos, nuestra lucha por la independencia
comenzó en 1868, finalizando en 1898; 30 años combatiendo denodadamente con un
pequeño ejército, sin avituallamientos necesarios, pasando necesidades, hambre,
enfermedades; a veces con las familias a cuestas, y la indiferencia aprovechada
de los gobernantes estadounidenses; enfrentando a un ejército colonial
organizado, al cual tenía prácticamente derrotado, cuando el gobierno de los
Estados Unidos decidió intervenir con su ejército, malogrando la victoria
segura de los mambises cubanos.
·
La resistencia de nuestro pueblo
por más de 50 años, contra la prepotencia de los yanquis, durante el periodo
neocolonial que nos impusieron, y sus convicciones de ser poseedores absolutos
de esta Isla, cumpliendo con sus ancestrales apetencias.
·
Soportar heroicamente, a partir
del triunfo de la Revolución el 1ro.de enero de 1959, los embates colosales del
gigante que ha tratado de asfixiarnos, utilizando todos los medios más crueles
y sofisticados que nación alguna haya resistido.
·
Dentro de esta expiación, afrontar sin claudicar: Planes, Ideas,
Proyectos, Arengas, Acechos, Embustes, Intentos de magnicidios, Invasiones
mercenarias, Terrorismo, Complots, Espionajes, Acciones encubiertas, Sabotajes,
Propaganda sucia y sediciosa, Apoyo a organizaciones contrarrevolucionarias,
Guerra psicológica, Empleo de armas químicas y bacteriológicas, Aislamiento
político, Bloqueo, etc.
·
¿Habrá pueblo pequeño como el
nuestro que haya obtenido el récord de sufrir, nada menos que las canalladas de
ONCE (11) PRESIDENTES DE LOS ESTADOS UNIDOS, cada uno de ellos con sus
características en sus planes para liquidar nuestro proceso revolucionario, en
estos últimos 58 años, lo que ha requerido de esfuerzos sobrehumanos y de la
unión de todos para no rendirnos?
Pudiera pensarse por el lector de este
preámbulo y otros documentos que he redactado, que estoy obsesionado,
padeciendo de una psicosis pertinaz, cuando casi siempre destaco los heroicos
esfuerzos de nuestro pueblo para impedir las agresiones del imperio
estadounidense.
Pero es el caso, de que la historia se disipa
con facilidad, y los seres humanos tienden a olvidarla, enfrascados en las
múltiples y a veces engorrosas vicisitudes que los golpean.
Por otro lado, los poderosos, que no es que la
olviden, sino que utilizan todas sus tretas para ocultar sus crímenes y sus
perversidades.
Es por eso que he creído necesario reseñar
esta larga introducción, para poder pasar al aspecto principal deseo
comunicarles.
Como
sabemos, la situación actual en el mundo es sumamente trágica y peligrosa. La
contraofensiva del capitalismo es despiadada. Su mayor exponente es la nación
más poderosa que jamás
ha existido: los Estados Unidos de América.
El nuevo mandatario Donald Trump, (el décimo
segundo para nosotros), está mostrando sus atributos, conjuntamente con sus
principales asesores y ministros; una caterva de racistas, xenófobos,
antiinmigrantes, guerreristas, neoconservadores, ultraderechistas y algunos con
ideas fascistas.
En nuestra América las muestras de desunión
son palpables. La situación en Venezuela es muy compleja. Se están tejiendo
conspiraciones contra Ecuador, Bolivia y Nicaragua.
Nuestro
Pueblo y nuestro Gobierno tienen que estar muy alertas, pues se pueden
presentar situaciones sumamente críticas, especialmente en Venezuela.
El bloqueo sigue intacto a la espera de los
avatares del nuevo gobierno de los Estados Unidos, que todo hace indicar será
recrudecido.
Alguna gente cree que con más turistas, unos
cruceros y otros atractivos, ya vamos a solucionar nuestros graves problemas y
las condiciones económicas van a mejorar; por lo tanto, no debemos preocuparnos
por el resto de las infernales restricciones del famoso embargo.
Entonces es cuando aparecen los esclarecidos
internos y externos. Algunos, no lo dudo, con buenas intenciones; otros
disfrazados, fingiendo de su buena fe, de estar muy preocupados por el destino
de la patria, y a veces insistiendo que también del Socialismo.
Nos inundan de documentos, de sugerencias,
propuestas, consejos y recomendaciones; a veces nos increpan de la necesidad
del apremio en poner en práctica sus ideas, de lo contrario hasta la misma Revolución
podría sucumbir.
Nos
llama la atención muchas veces, que esos reclamos coinciden con los de nuestros
más reacios adversarios, lo que honestamente nos resulta repulsivo.
Algunos son tan ilusos que hasta cualquier
anormal se pudiera dar cuenta que están viviendo en un mundo artificial,
creyendo en cantos de sirena, mostrando un infantilismo ingenuo. Otros no son
tan cándidos, son expertos en la confabulación, en el arte de dividir para
triunfar. También los que se transforman en suaves y simpáticos enviados de la
paz, la concordia y la buena fe.
Nos
exigen más democracia, más privatizaciones, multipartidismo, libertad de
prensa, una nueva constitución más liberal, eliminando la irreversibilidad del
Socialismo; condicionalidad, elecciones a su estilo.
Considero que hoy más que nunca nuestro Pueblo
debe luchar por mantener su espíritu de lucha, a pesar de los problemas y
deficiencias que internamente nos agobian, y que debemos seguir combatiendo con
inteligencia y eficacia.
Desterrar
lo que nos están inculcando por todos los medios y de forma insistente de ser
CONDICIONALES, con la pretensión de ir liquidando nuestra unidad.
El momento requiere no distraernos en
ilusiones, caprichos y quimeras. Continuar con nuestros planes ya definidos.
Mostrarnos INCONDICIONALES, NO FANÁTICOS, para mantener lo más sagrado que
requiere nuestro proceso: LA UNIDAD.
18 DE ABRIL DE 2017. “Año 59 de la
Revolución”.
Julio S. Alcorta Fernández
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