Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

martes, 21 de abril de 2020

El destino del cuentapropismo, entre las grandes lecciones de la pandemia.

Por Rogelio Castro Muñiz

En ocasiones los cubanos decimos que todo es criticar por criticar, pero cuánta razón no hay en muchas críticas. 

Resulta que mucha razón tiene Henry Colina en su comentario publicado en Alma Mater y reproducido en El Estado como tal.

En la actual situación de aislamiento social son muchos trabajadores cubanos que han quedado abandonados a su suerte, por ser trabajadores por cuenta propia. Siempre que hablo de este sector de la economía crítico que no se reconoce el carácter de empresa, como para que quede que son trabajadores que se buscan la vida por su cuenta y riesgo, cuando realmente en un número significativo y creciente son negocios establecidos, ampliados y mejorados; empresas que ya no son tan pequeñas como parecen. Otros realmente ejercen su oficio de forma individual.

Por la omisión de la realidad económica o el desprecio enmascarado hacia un sector en desarrollo que va marcando retos de eficiencia envidiables por las empresas estatales, no se ha complementado una legislación verdaderamente reguladora según el alcance de los niveles de actividad adquiridos por estos cuentapropistas, donde muchos comenzaron alquilado una habitación y hoy tienen un hostal o varios, aunque no todas sus propiedades puedan estar a su nombre. Lo mismo ocurre con quien comenzó de chofer de su propio auto y hoy tiene varios, y no trabaja en ninguno, o quien vendía café en la puerta de su casa y hoy tiene un restaurante. Y hablo de capital bien habido, lo ilegal no tiene cabida. 

La realidad objetiva de la economía no se puede obviar, pues siempre será escamoteada si la legislación no la acompaña y se buscaran alternativa de sublegalización de los patrimonios individuales.

Hoy ya paso el tiempo de trabajar por su cuenta. Llegó el momento del riesgo. Y con ese riesgo se ha arrastrado a una gran masa de trabajadores empleados y subempleados de todo cuanto negocio existía. Trabajadores que hasta hoy no les importó firmar una nómina, porque su salario era muchas veces superior al que podían ganar en una empresa estatal; que no les importó no tener vacaciones, porque era dinero que perdían y ponían en riesgo el empleo; que no necesitaban de una organización que los defendiera (sindicato por ejemplo), porque que el dueño era muy bueno con ellos al compartir una migaja de sus ganancias.

Y hoy es un problema social que se acrecienta según se extienda el tiempo de aislamiento social y de recuperación de la vida económica del país. Y sito de Henry Colina: “El Estado cubano es propietario de empresas, pero también es regulador y protector de derechos laborales. Es, por tanto, su responsabilidad la protección de todos los trabajadores en Cuba y no solo de aquellos que trabajan en la propiedad estatal, las entidades presupuestadas y todas sus distintas manifestaciones en el país.”

Entre las mayores críticas está la lentitud de los cambios del modelo económico. No abogo por cambios rápidos llenos de errores y marchas desordenadas a ningún lugar; pero cambios que demoren más de dos años y los hay con más de 10, como el de la dualidad monetaria, no son cambios deseados.

En otra parte del su artículo Henry Colina dice: “De haber separado con anterioridad correctamente los empleadores de los empleados, un simple análisis de los estados financieros de los negocios permitiría determinar cuáles están en condiciones de, pese al cierre o disminución de su actividad, continuar pagando salarios temporalmente.”

Cuanto pudo y puede hacerse con simplemente querer hacer, que peso tan grande se quita El Estado con reconocer que son trabajares o dueños que no quieren estar a cuenta y riesgo, quieren ser reconocidos como parte activa legal de nuestro desarrollo económico, quieren tener una protección asegurada y contabilizada en seguros que cubran sus riesgos, ahorros con destinos específicos, en reservas para contingencias y cuantas bonanzas les permita una legislación correcta y una orientación sincera.

Ahora parecemos detenidos en el tiempo, pero como la tierra nos movemos. Hay que asumir con responsabilidad a todos los tripulantes y pasajeros del barco que no se hundirá a pesar de que está haciendo agua y no será con consignas, será con heroísmo.

Y al frente tenemos una lección que aprender.

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