Los hechos del Hogar de Ancianos No. 3 han sido motivo de preocupación en todo el país por la sensibilidad que despierta este evento epidemiológico que afectó a 61 personas.
Laura Seco Pacheco
Hay temas que por su sensibilidad causan agitación entre las personas y no hay posibilidad de que pasen desapercibidos. Temas que acongojan y acaparan titulares y curiosidades. Temas que merecen una aclaración que corte, de una vez y por todas, los rumores que los envuelven.
Así ocurre con los sucesos del Hogar de Anciano No. 3 de Santa Clara. Cincuenta y siete personas contagiadas de COVID-19, entre estas 44 abuelos, el mayor evento de transmisión local en nuestro país. Un recordatorio de que toda medida es poca cuando se trata de la salud de las personas.
Del total de positivos detectados, entre ancianos y trabajadores, 41 superan los 60 años y hasta el momento se conoce del deceso de cuatros, dos de ellos por complicaciones con el nuevo coronavirus.
En una provincia como Villa Clara, la más envejecida de Cuba, hechos de tal magnitud despiertan una sensibilidad aún mayor. Tampoco faltan las lenguas malintencionadas que tergiversan datos y declaran culpables, antes de que se aclaren por las fuentes oficiales.
Pesquisaje
Según el Dr. Neil Reyes Miranda, director de Higiene y Epidemiología en la provincia, el domingo 12 de abril quedó marcado en su memoria. Ese día se detectó la primera anciana positiva al COVID-19 entre los 129 abuelos del Hogar No. 3.
La paciente en cuestión se encontraba ingresada en el hospital Arnaldo Milián Castro desde hacía unos días por un cuadro respiratorio. Hasta entonces no existían razones para sospechar de la presencia del virus en el asilo, pero como parte del protocolo establecido para estos casos, se mantenía una vigilancia estrecha sobre cada uno de los abuelos y se le realizó un PCR a la enferma.
Desde que se conoció su resultado se ejecutó un plan de medidas para detectar nuevos positivos y tratar adecuadamente a este grupo poblacional tan vulnerable por la edad, las morbilidades y las patologías que presentan la mayoría.
La primera y fundamental fue declarar la cuarentena en la institución, y restringir la entrada y salida de todo el personal. Se reforzó el equipo médico y de enfermería, y procedieron al estudio con PCR de cada uno de los abuelitos para diagnosticar su condición de salud.
A partir de ese momento, se registró un número importante de casos positivos a la COVID-19, y decidieron entonces su traslado a los hospitales Celestino Hernández y Comandante Manuel Fajardo. Los negativos fueron ubicados en la Escuela Regional Marta Abreu, que se habilitó de inmediato para esta función.
Igualmente, se internaron para su estudio a más de 150 contactos directos de trabajadores del centro, que podrían transmitir la enfermedad fuera del Hogar.
Hasta el momento se han investigado todas las posibles fuentes de contagio, pero la cantidad de pacientes asintomáticos aumenta la posibilidad de que el virus penetrara a través de un trabajador o familiar de alguno de los abuelos, aunque ya no se permitían visitas.
«En la indagación se detectaron a un médico y una enfermera que días atrás habían presentado algunas manifestaciones respiratorias, y aun así fueron a trabajar, pero se recuperaron de estos síntomas y no informaron sus patologías», refiere Miranda Reyes.
Esto muestra una brecha en el sistema de pesquisas de la institución, pues desde comienzos de la pandemia la provincia restringió el acceso de personal enfermo a estos centros, para evitar el contagio de los ancianos.
Tratamiento
Mary Karla Palacios Yera tiene 22 años y cursa el último año de licenciatura en Enfermería. Debería estar en su casa o apoyando en algún centro de aislamiento, pero ella, junto a seis más de sus compañeras de aula, se brindó como voluntaria para trabajar en el «Manuel Fajardo».
Hoy se encuentra cara a cara con 18 abuelos en la sala de Cuidados Mínimos de este centro de salud. La inmensidad de la tarea a veces amenaza con aplastarla, pero se sobrepone.
«Hago todo lo que una enfermera graduada; además ayudo como asistente social de baño y alimentación. Esto último para mí ha sido lo más difícil», comenta.
Cuenta de una paciente a la que le ha tomado un cariño especial, pues la anciana le dice «hermanita» a las enfermeras, término que ha trascendido y se ha convertido en un apodo común entre el personal médico de todo el hospital.
Un caso parecido es el de Manuel Alejandro García Bernal, quien a sus 23 años está a punto de graduarse como médico. Aunque lo ubicaron en otra área de salud, también prefirió quedarse en ese centro hospitalario, donde se ha formado estos últimos años.
«El trabajo en la sala es bien duro porque son ancianitos que la gran mayoría padecen demencia senil. Uno de ellos, por ejemplo, tiene amputación de ambos miembros inferiores, pero no está demenciado, así que se mantiene consciente sobre la situación y a cada momento nos pide ayuda», explica Manuel.
Para la atención especializada de los enfermos en el hospital Comandante Manuel Fajardo se organizó un espacio en la sala de Psiquiatría del centro, un sitio más tranquilo y ventilado.
En el «Celestino Hernández», a su vez, se acomodaron 31 ancianos en tres de las salas con las mejores condiciones, así como a cinco trabajadores del Hogar, positivos al coronavirus.
En ambas instalaciones el proceder médico ha sido semejante. Según explicó el Dr. Carlos Hidalgo Mesa, jefe del Grupo de Atención de Pacientes Confirmados que atiende directamente a los abuelos involucrados en el evento, «desde que llegaron seguimos el protocolo establecido para el tratamiento de la COVID-19 con el empleo de Kaletra, Interferón y Cloroquina. Además, se realizó una evaluación clínica para incluirlos en un proyecto de tratamiento con anticuerpos monoclonales que se realiza en la provincia».
Como medidas terapéuticas adicionales, teniendo en cuenta la edad de los pacientes y su condición de encamados, iniciaron asimismo procedimientos para la prevención de los tromboembolismos pulmonares, las escaras y neumonías. Igualmente, se refuerza su alimentación de dieta blanda con doble proteína, frutas y yogurt, además del suministro de vitaminas.
En ambos centros de Salud se incrementó el personal médico que atiende a los pacientes, así como los turnos de trabajo para garantizar atención de calidad las 24 horas.
De igual modo en el hospital Arnaldo Milián Castro se encuentran hospitalizados dos ancianos por causas ajenas a la COVID-19.
Mientras tanto, 74 ancianos negativos al nuevo coronavirus hasta el momento, se encuentran aislados en la escuela regional Marta Abreu, donde reciben los cuidados necesarios desde el día 17 en horas de la noche.
«Hay que reconocer el papel del gobierno, el Partido, Salud y Educación por su gran esfuerzo para organizar en una escuela la atención a estos adultos mayores», resaltó Alberto Ernesto Fernández Seco, Jefe del Departamento del Adulto Mayor, Asistencia Social y Salud Mental del Ministerio de Salud Pública, quien está en la provincia junto a un equipo de trabajo como apoyo ante la actual situación.
Aunque estos abuelos se encuentran en un aislamiento preventivo, ya van asumiendo la dinámica habitual de un hogar de ancianos y cuentan con personal médico para su atención durante toda la jornada.
Al decir del Dr. Rodolfo Ramírez Álvarez, quien asume como director del centro, «además de la dieta reforzada, se les está poniendo el Interferón nasal para levantar su sistema inmunológico».
Prevención
Eventos como el del Hogar de Ancianos número 3 suponen un reto para las instituciones de salud en el país. En la provincia, los 15 centros que brindan este servicio adoptaron desde el principio las medidas pertinentes para evitar situaciones de esta índole, pero definitivamente algo salió mal.
De hecho, según explicó el Dr. Fernández Seco, Cuba tiene una política para atender la dinámica demográfica donde se prioriza la atención al adulto mayor.
Por el momento, continúan investigando sobre los implicados en el lamentable suceso, no solo en la búsqueda de otras fuentes de contagio, sino posibles positivos fuera de la institución vinculados a este evento.
Mientras tanto, se aprovecha la ausencia de concurrentes en el centro para someterlo a desinfección y labores de mejoramiento en las condiciones constructivas.
En el resto de los hogares de ancianos se acrecientan las medidas para evitar situaciones semejantes, con el reforzamiento de la vigilancia epidemiológica y la evaluación del personal asignado para el trabajo en estas instituciones tan sensibles.
(Cámara: Carlos Rodríguez Torres)
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