Por Jorge Rodríguez Hernández
Como muchos en América Latina y el Mundo, quedé estupefacto, perplejo, con el golpe de estado ocurrido en Bolivia, el cual dio al traste con el gobierno presido por Evo Morales Aima, quien cometió un crimen de lesa humanidad: ser el primer hombre que colocó a Bolivia en la órbita del desarrollo y el crecimiento económicos, dos categorías que no siempre suelen avanzar parejas, y el indio satanizado por sus enemigos políticos lo logró concreces.
¿Qué no le perdonan a Evo?, escribí entonces.
Por ejemplo, que en el año 2019 Bolivia registrara el decimoquinto año continúo
de crecimiento a un promedio anual de casi el 5%, el más largo ciclo positivo
en la historia económica de ese país suramericano, que llegó a clasificar
otrora como uno de los más pobres de la región.
La envidia carcome, revuelve la hiel y hace
salir lo peor de las miserias humanas en los opositores de Evo, cuando el
Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) informó que la
riqueza boliviana no se fugó en los 13 años de gobierno de Evo, pues gracias a
las nacionalizaciones sumó 74 mil millones de dólares, los cuales permitieron
ofrecer 670 mil nuevos puestos de trabajo.
Alguien que recién viajó a Bolivia, previo a la
asonada golpista contra Evo, me comentó sobre la apreciable expansión de las
infraestructuras, vitales para el crecimiento y desarrollo económicos. Durante
el Gobierno de Evo se ejecutaron en esa nación más de ocho mil setecientas
obras en los sectores productivo, sanitario, educativo, deportivo y de
infraestructuras diversas.
Igualmente, el Producto Interno Bruto se elevó
en el periodo gubernamental de Evo, de una cifra superior a los nueve mil 500
millones de dólares a más de 40 mil 800 millones, suficiente como para
incrementar el salario real y el ingreso per cápita, y sacar de la pobreza y la
pobreza extrema a un millón 800 mil bolivianos, y a una buen parte de ellos
convertirlos en clase media, dado su estatus económico-social.
Tal como escribí al inicio, como muchos además
de quedar estupefacto tras el golpe de estado a Evo, me hice no pocas
preguntas, con el propósito de construir mi propia verdad y luego poder
contrastarla con otras que fueron saliendo a la luz en el transcurso de los
meses.
A través de un texto de la colega argentina
Stella Calloni conocí detalles acerca de los 400 golpes contra Evo; del intento
de magnicidio; de la guerra de baja intensidad contra las drogas; y de la
expulsión por Evo Morales de la DEA de Bolivia, entre otros importantes
acontecimientos previos a los sucesos que dieron al traste con el Gobierno de
este último.
El referido libro de la autoría de la Calloni
me ofreció algunas pistas sobre el tema de marras, y pude conocer cómo la CIA
multiplicó entre los años 2000-2006 los cursos dictados por las fundaciones
aparentemente pensadas para brindar ´´educación democrática, y las acciones
emprendidas por la USAID, para ´´ayudar´´ al ´´desarrollo o a las
transiciones´´.
¿Cuál es el dilema de la izquierda?
A partir de lo ocurrido en Bolivia, donde el
Movimiento Al Socialismo (MAS) vivió –y aún vive- una amarga experiencia tras
el golpe de estado perpetrado contra Evo
Morales, una interrogante se hace presente una y otra vez en cuanto análisis
pretenda hacer al respecto: ¿cuál es el dilema de la izquierda?, pregunta
valida no solo para el proceso boliviano.
A la falta de explicaciones válidas que han
abundado frente a los acontecimientos en curso en varios países
latinoamericanos, los cuales han registrado diferentes quebrantos, derrotas o
retrocesos de procesos que han sido favorables a sus poblaciones y a su
autonomía frente al imperialismo en lo que va de este sigo 1, le acompaña otro
asunto no menos importante: la coyuntura actual expresa de manera escandalosa
una carencia del campo popular que se ha ido acumulando en las últimas décadas,
al mismo tiempo que esa carencia dejaba de ser percibida como una grave
debilidad: la de un pensamiento verdaderamente propio(…) capaz de servir para
comprender las cuestiones esenciales de la época, las coyunturas, los campos
sociales implicados y las fuerzas en pugna. 2
Lo anterior se manifiesta también en la
ausencia del desarrollo de un pensamiento poderoso del campo popular, crítico y
creador, lo cual puede constatarse ante el estupor y la falta de explicaciones
válidas que han abundado frente a los acontecimientos en curso en varios países
latinoamericanos. 3
Será parte del dilema de la izquierda
latinoamericana, establecer el siguiente juicio de valor, tras la pérdida del
poder gubernamental: tildar de malagradecidos a sectores pobres o paupérrimos
que mejoraron su alimentación y sus ingresos, y tuvieron más oportunidades de
ascender uno dos peldaños desde el fondo del terrible orden social, porque no
han sido activos en defender a gobiernos que los han favorecido, o hasta les
han vuelto la espalda en determinados eventos que les aportan triunfos a los
reaccionarios. 4
Habrá que cambiar el discurso y el enfoque de
los análisis, y replantear las acciones políticas, para no repetir la
proposición absurda de que se convirtieron en clase media, y ahora actúan como
tales. 5 Quizás lejos de cuestionar a esos favorecidos por los gobiernos de
izquierda, que se quedaron en sus hogares y no se movilizaron para defender las
conquistas alcanzadas durante el Gobierno de Evo Morales, por ejemplo, sería
más oportuno reparar en los muchos retos a corto plazo para poder enfrentar a
los golpistas. 6
Al margen de las características, dificultades,
acumulaciones históricas y condicionamientos específicos de cada país- en este
caso Bolivia-, los poderes establecidos en estas naciones confrontan enormes
limitaciones, porque tienen muy poco control de la actividad económica, y
padecen la hostilidad de una parte de los propios poderes del Estado y de los medios
decomunicación.7
Algunas claves para dilucidar el dilema
izquierdista
El domingo 18 de octubre, Luis Arce, arquitecto
de las conquistas económicas, durante el Gobierno de Evo Morales Aima, pugnará
por la Presidencia boliviana, como candidato del MAS, lo cual le posibilita un
capital político estimable, para alcanzar ese objetivo; pero ello no está
exento de obstáculos diversos.
De llegar al Palacio de Nariño, tendrá que
tomar muy en cuenta algunas claves, para dilucidar, en lo posible, el dilema de
la izquierda.
n Comprender
las deficiencias de ese proceso, lo cual resulta importante.
n Concientizar,
organizar, movilizar y utilizar las fuerzas con que se cuenta.
n No
aceptar expresiones de aceptación resignada
o de protesta timorata, y revisar las vías y los medios utilizados y su
alcance, así como sus límites y sus condicionamientos.
n Hacer
todo lo que sea preciso para no ser derrotado en el campo popular.
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