Sin embargo, al llegar a este punto es necesario hablar de los errores. Las revoluciones suelen tener sus periodos de utopía en que sus protagonistas, consagrados a la noble tarea de convertir en realidad sus sueños y llevar a la práctica sus ideales, creen que las metas históricas estén mucho mas próximas y que la voluntad, los deseos y las intenciones de los hombres por encima de los hechos objetivos lo pueden todo. No es que los revolucionarios deban carecer de sueños ni tampoco de férrea voluntad. Sin un poco de sueño y de utopía no habría revolucionarios. A veces los hombres se detienen, porque consideran insuperables obstáculos que son superables. Nuestra propia historia demuestra que dificultades al parecer invencibles tenían solución. Pero el revolucionario tiene también el deber de ser realista, adecuar su acción a leyes históricas y sociales, y a beber en el manantial inagotable de la ciencia política y la experiencia universal los conocimientos que son indispensables en la conducción de los procesos revolucionarios. Hay que saber aprender también de los hechos y de las realidades.
A veces la actitud utópica va igualmente acompañada de cierto desdén hacia la experiencia de otros procesos.
El germen del chovinismo y de espíritu pequeñoburgués que solemos padecer los que por vía puramente intelectual llegamos a los caminos de la revolución, desarrolla a veces inconscientemente actitudes que pudieran calificarse de autosuficiencia y sobreestimación .
La Revolución Cubana hizo ciertamente importantes aportes al movimiento revolucionario mundial. El hecho de ser la primera Revolución Socialista del hemisferio le confiere una señalada categoría histórica. Estos aportes han sido en el terreno de los hechos, pero también con su práctica, sus iniciativas y su ejemplo ha enriquecido la teoría revolucionaria.
Pero la Revolución Cubana no supo, desde el primer instante, aprovechar en el terreno de la construcción del socialismo la rica experiencia de otros pueblos que mucho antes que nosotros emprendieron ese camino. Si hubiésemos sido más humildes, si no nos hubiésemos sobrestimado, si hubiésemos sido capaces de comprender que la teoría revolucionaria no estaba suficientemente desarrollada en nuestro país y que carecíamos realmente de economistas profundos y científicos del marxismo como para pretender realizar aportes realmente significativos a la teoría y la práctica de la construcción del socialismo, habríamos buscado más, con modestia digna de revolucionarios, todo lo que puede aprenderse y aplicarse en las condiciones concretas de nuestro país de aquellas fuentes.
Ello no implicaba renunciar, ni mucho menos, al análisis sereno de las características peculiares de nuestra situación y nuestra economía para aplicar en cada caso lo que fuera útil y desechar lo que no lo fuera.
No se trataba de copiar burdamente, sino de aplicar correctamente muchas experiencias útiles en el terreno de la dirección económica.
El marxismo-leninismo en definitiva es una ciencia que se ha enriquecido extraordinariamente con la practica de los pueblos que construyen el socialismo . Los revolucionarios cubanos podemos enriquecer esa herencia, pero no ignorar lo que otros han aportado . Aun cuando nuestras condiciones eran sumamente difíciles, dado el bloqueo económico y el subdesarrollo, el uso inteligente de esas experiencias nos habría ayudado mucho.
Es indudable que en todos estos años de la Revolución se han logrado extraordinarios avances en el desarrollo. Se han cumplido planes muy ambiciosos . Es mucho lo que se ha avanzado en la elevación del bienestar del pueblo, en la satisfacción de sus necesidades, en la creación de toda una serie de obras de infraestructura económica y , en los ultimas años, ese avance ha alcanzado un alto ritmo. ·
Pero es necesario también reconocer que son muchos los casos en que los recursos no han sido utilizados al máxima. Nuestra gestión económica no ha sido todo lo eficiente que podía haber sido. Los métodos de dirección de la economía que se han aplicado no han sido lo mejores posibles. Nuestros cuadros administrativos no tienen por lo general, la necesaria conciencia económica, la necesaria preocupación por las cuestiones referidas a los costos y en general a la eficiencia de la producción. No es posible medir cuanto nos ha costado y nos cuesta esa falta de conciencia económica en horas excesivas de trabajo y en recursos materiales gastados en exceso.
En la conducción de nuestra economía hemos adolecido indudablemente de errores de idealismo y en ocasione hemos desconocido la realidad de que existen leyes económicas objetivas a las cuales debemos atenernos.
En los primeros años de iniciada la construcción del socialismo coexistieron dos sistemas de dirección económica: el financiamiento presupuestario, que abarcaba la mayor parte de la industria, y el calculo económico, que parcialmente se implantó en la agricultura, el comercio exterior y una parte menor de la industria.
Para hacer la zafra de 1961 se hizo obligada la creación de un fondo centralizado que permitiera el financiamiento de esta actividad. Este fondo constituye el embrión del sistema de financiamiento presupuestario impulsado por el Che, que se aplicó a la industria, el cual constituye un importante esfuerzo por el establecimiento de la planificación centralizada, por la elaboración de un sistema de estadística económica y de contabilidad estructurado hasta la base, por la utilización centralizada del escaso personal calificado y de las técnicas modernas de control y administración. Este sistema hacia énfasis especial en el control de los costos, organizándose en empresas consolidadas las unidades productivas con tecnología comun, garantizando el control administrativo mas estricto sobre ellas.
Sin embargo, el sistema presupuestario de financiamiento indudablemente que resultaba altamente centralizado y que utilizaba de manera muy restringida las palancas económicas, las relaciones mercantiles y el estimulo material.
Las propias características de la agricultura y su alta dependencia de factores naturales obligaban a otorgarles a los eslabones inferiores un mayor grado de autonomía; por ello aquí lo recomendable, y así se hizo, fue establecer un sistema de calculo económico con un menor grado de centralización.
No obstante , en la agricultura había muy poco aseguramiento de los recursos productivos; se hacían necesarios constantes subsidios por el presupuesto; el control del banco era muy débil; en general, en el otorgamiento de los créditos se procedía automáticamente y no existían, además , fondos de estimulación financiados a partir de los resultados de las actividades económicas de las granjas. Debido a ello el sistema de calculo económico funcionó de manera parcial y muy limitada .
Al principio de la Revolución se había discutido algo cual de los dos sistemas era el mas adecuado . Pero no se profundizó ni tomó una decisión al respecto, coexistiendo durante varios años ambos sistemas mencionados .
El hecho es que no existía un sistema único de dirección para toda la economía y en estas circunstancias tomamos la decisión menos correcta, que fue inventar un nuevo procedimiento.
Interpretando idealistamente el marxismo y apartándonos de la práctica consagrada por la experiencia de los demás países socialistas, quisimos establecer nuestros propios métodos. En consecuencia se estableció una forma de dirección que se apartaba tanto del cálculo económico, que era generalmente aplicado en los países socialistas, como del sistema de financiamiento presupuestario que había comenzado a ensayarse en Cuba, acompañada por un nuevo sistema de registro económico, que fue precedido por la erradicación de las formas mercantiles y la supresión de los cobros y pagos entre las unidades del sector estatal. A algunos de nosotros eso nos parecía demasiado capitalista, pues no entendíamos bien la necesidad de la permanencia de las formas de relaciones mercantiles. entre las empresas del Estado. De facto fue suprimido el presupuesto estatal, quedando sustituido por una asignación de recursos monetarios para el pago de salarios y las relaciones de crédito y compraventa con el sector privado.
La supresión de los cobros y pagos tuvo lugar, en la práctica, a partir del segundo trimestre de 1967. El nuevo sistema de registro sustituye el sistema de contabilidad existente a finales del año 1967.
Ya a finales de 1965 se había disuelto el Ministerio de Hacienda y reestructurado el Banco Nacional. El último presupuesto aprobado fue el de 1967, pero no se controló su ejecución puesto que a partir del segundo trimestre se dejaron de realizar los cobros y pagos.
Al lado de esto se desarrollan algunas otras tendencias. La política de gratuidad, indebida en algunas cuestiones. tomó auge a partir de 1967 y llega a su punto máximo en los años 1968-69. El salario se desvincula de la norma en 1968. Se estimulan los horarios de conciencia y la renuncia al cobro de horas extras. Los intereses sobre los créditos y los impuestos que se cobraban a los campesinos se eliminan en 1967. El último de ellos, el impuesto sobre la caña cortada, se elimina el 7 de julio de ese año.
Al no tomarse en cuenta la retribución con arreglo al trabajo, el exceso de dinero circulante se incrementó notablemente ante una escasez de oferta de bienes y servicios, lo que creó condiciones favorables y el caldo de cultivo para el ausentismo y la indisciplina laboral. Esto se sumaba a las circunstancias de que para liquidar el desempleo, atender las más urgentes necesidades sociales y humanas del país y emprender el desarrollo en las condiciones de una nación bloqueada, era absolutamente imposible evitar en este período de la Revolución un excedente de circulación monetaria.
Cuando podría parecer que nos estábamos acercando a formas comunistas de producción y distribución, en realidad nos estábamos alejando de los métodos correctos para construir previamente el socialismo.
Los métodos aplicados no contribuyeron en nada a crear una conciencia económica.
Nuestros cuadros administrativos, que realmente nunca habían tenido gran experiencia en la gestión económica ni especial preocupación por los costos, a partir del sistema implantado dejaron de tomar en cuenta este índice y el gasto en general de recursos humanos y materiales, para centrar su atención exclusivamente en las metas de producción, sin que el cumplimiento o incumplimiento por otro lado trajeran las menores consecuencias para el colectivo de la fábrica.
En la Universidad desaparecen en 1967 los estudios de Economía Política del Socialismo y la carrera de Contador Público. La matrícula de estudiantes en los Institutos de Economía, que en el curso 1964-65 fue de 4 mil 818, se redujo a 1 338 en el curso 1969-70, y sólo comenzó a recuperarse el año subsiguiente.
En el terreno político durante este período se cometieron también errores. Ya antes, en 1962, se había presentado el fenómeno del sectarismo, que fue oportunamente analizado y superado. En esta ocasión se manifestaron otras tendencias negativas:
- Decae el estudio del marxismo-leninismo a partir de 1966.
- Desde 1965 comienza a manifestarse cierta confusión entre las funciones del Partido y el Estado.
- Entre 1967 y 1970 el Partido traslada su centro de atención a la Administración y muchas veces la sustituye.
- Los sindicatos dejan de jugar su papel y, sobre todo, a partir del XII Congreso de 1966 se desarrolla el Movimiento de Avanzada, que en la práctica sustituye al movimiento sindical.
- El papel de las organizaciones de masas en general se debilita.
- En el desarrollo de estos problemas, influyó el hecho de que nuestro Partido, aun cuando contaba con una militancia combativa y entusiasta que había ido creciendo desde su fundación a partir de las tres organizaciones que unieron sus fuerzas, y que en 1965 había sido creado el Comité Central, adolecía de fallas en sus niveles de dirección. Después de la crítica al sectarismo, gran parte de las energías se consagraron a la estructuración y crecimiento de la base, pero el aparato del Comité Central virtualmente no existía.
Durante años las actividades del Partido se atendieron desde la Secretaría de Organización . De hecho el Buró Político funcionaba como máxima autoridad del Partido sin que en la práctica el Comité Central ejerciera las funciones que le correspondían. Por añadidura, este Buró, integrado por compañeros sobre los que recaían múltiples obligaciones estatales, atendía sólo las cuestiones políticas de mayor importancia y no existía un trabajo rigurosamente sistemático para la Dirección del Partido y el Estado.
No seríamos honrados revolucionarios, si al hacer un recuento de la Revolución dejáramos de señalar con crudeza ante el Primer Congreso del Partido que no siempre fuimos capaces de descubrir a tiempo los problemas, evitar los errores , superar las omisiones y actuar en absoluta consonancia con los métodos de trabajo que deben presidir la dirección y el funcionamiento del Partido. Como la obra revolucionaria de nuestro pueblo ha de ser duradera y el Partido es su garantía más absoluta, es necesario que las presentes y futuras generaciones de comunistas conozcan que estas deficiencias existieron y estos errores fueron cometidos en el proceso. En el quehacer histórico, independientemente de las leyes objetivas los hombres jugamos un papel y nadie nos puede exonerar de los errores en que podamos incurrir. Sólo la verdad nos puede poner la toga viril, como dijo un ilustre maestro.
Los hemos señalado, con la misma convicción con que sostenemos que nuestra organización es ya un gran Partido, valiente y enérgico, forjado al calor de una Revolución extraordinaria que ha dejado atrás· estas dificultades, y sobre la base de normas y principios muy sólidos, con una disciplina férrea y rigurosa, una pureza sin mancha y una militancia heroica, conducirá a nuestro pueblo hacia el más digno y maravilloso porvenir. Este histórico Congreso que ahora celebramos es la prueba más elocuente de ello.
Analizando la situación creada, el 20 de mayo de 1970 expresamos:
"Nosotros tenemos que volver a todas aquellas cuestiones planteadas cuando la crítica del sectarismo: cómo debe trabajar el Partido, qué son las organizaciones de masas, qué importancia tienen. Porque el Partido no es una organización de masas; el Partido es una selección, el Partido es una vanguardia..."
"El Partido tiene que ser una selección de los más decididos, tiene que tratar de seguir nutriéndose de los mejores valores de nuestros trabajadores , y el Partido tiene que ver y desarrollar las organizaciones de masas como se planteó aquella vez, pero no devenir en una organización de masas."
Hay que fortalecer el aparato político. El Partido no administra. Orienta, dirige, impulsa, apoya, garantiza el cumplimiento de los planes de la Dirección de la Revolución en cada lugar."
El 26 de julio de 1970 se plantearon ante todo el pueblo los errores cometidos y la línea a seguir.
El 28 de septiembre de ese año, insistiendo en la cuestión, planteamos:
"En estos momentos· estamos enfrascados en un gran esfuerzo para desarrollar al máximo nuestras organizaciones obreras. Porque infortunadamente las organizaciones obreras en estos últimos dos años se habían que dado rezagadas, y por culpa no de las organizaciones obreras ni de los trabajadores, sino por culpa nuestra, por culpa del Partido, de la dirección política del país."
''Se produjo como resultado de ciertos idealismos; y de esta forma, al crear una organización que nosotros no dudamos que tiene importancia, que es la organización de los Obreros de Avanzada, se descuidó el movimiento obrero en general. Se produjo también cierta identificación del Partido y la administración, eso complicó la situación."
"Y el papel de nuestro Partido -entiéndase bien- no puede ser ni podrá ser jamás el de sustituir a la administración, ni el de sustituir a las organizaciones de masas, sino el de dirigir ese proceso, el de dirigir esa formidable revolución de masas."
Al pueblo se le plantearon claramente las dificultades. Se desarrollaron importantes reuniones en la Dirección del Partido y se llevaron a cabo grandes asambleas nacionales de producción con los representantes de los obreros y las administraciones.
A partir de 1970 se inicia un proceso ininterrumpido de ascenso en todos los frentes de trabajo de la Revolución, que tiene entre sus hechos más sobresalientes:
- Recuperación y robustecimiento de las organizaciones de masas, en primer lugar los sindicatos.
- Fortalecimiento del Partido y delimitación de sus funciones con el Estado y las organizaciones de masas.
- Fortalecimiento del aparato estatal .
- Vinculación del salario a la norma y otras medidas, como resultado del histórico XIII Congreso de la CTC, cuyos frutos se han hecho evidentes.
- Reducción de la política de gratuidades indebidas y otras medidas que han facilitado el saneamiento de las finanzas internas.
- Recuperación parcial de los controles económicos y énfasis en la contabilidad de los costos y su reducción.
- Inicio del proceso de liquidación del exceso de circulante mediante incrementos de la producción de bienes de consumo y servicios; una mayor disponibilidad de artículos de uso duradero y elevación de algunos precios de productos no esenciales como bebidas alcohólicas, cigarros y tabacos.
Sí a pesar de los inconvenientes del sistema de dirección implantado en 1967, todavía vigente , el país logró extraordinarios avances en el campo económico en los últimos años, ello se debe fundamentalmente al nivel de conciencia alcanzado por las masas y su entusiasmo inagotable, el fortalecimiento del aparato del Partido y el Estado y las organizaciones de masas, y la respuesta extraordinaria que nuestro pueblo ha dado siempre a los llamados de la Revolución.
Comentario HHC: Hace muchos años leí este capitulo del Informe al 1er Congreso, y me impresionó la honestidad revolucionaria de Fidel.
Hace unos seis meses quise releerlo y no lo encontré en la web, solo hay fragmentos del Informe, y nada de este capitulo, pues me di a la tarea de buscar el informe impreso, transcribirlo a digital y publicarlo en la web para las nuevas generaciones, y para que se sepa además que después de 46 años seguimos debatiendo en lo fundamental ¿los mismos problemas ?
Llamo la atención que la nueva Constitución que se discutió también trataba de aquellos problemas.
El hombre más genial de nuestro proceso revolucionario, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el 2005, treinta años después, en otro acto de honestidad revolucionaria dijo: "Una conclusión que he sacado al cabo de muchos años: entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo...........Pero somos idiotas si creemos, por ejemplo, que la economía —y que me perdonen las decenas de miles de economistas que hay en el país— es una ciencia exacta y eterna, y que existió desde la época de Adán y Eva. Se pierde todo el sentido dialéctico cuando alguien cree que esa misma economía de hoy es igual a la de hace 50 años, o hace 100 años, o hace 150 años, o es igual a la época de Lenin, o a la época de Carlos Marx".
Pregunto ¿ Podemos, además, mirar la experiencia de los pocos países que si han alcanzado el desarrollo económico y el bienestar económico- social con una igualdad en su población digna de las mejores prácticas y aspiraciones socialistas en los últimos 60 años?
A veces la actitud utópica va igualmente acompañada de cierto desdén hacia la experiencia de otros procesos.
El germen del chovinismo y de espíritu pequeñoburgués que solemos padecer los que por vía puramente intelectual llegamos a los caminos de la revolución, desarrolla a veces inconscientemente actitudes que pudieran calificarse de autosuficiencia y sobreestimación .
La Revolución Cubana hizo ciertamente importantes aportes al movimiento revolucionario mundial. El hecho de ser la primera Revolución Socialista del hemisferio le confiere una señalada categoría histórica. Estos aportes han sido en el terreno de los hechos, pero también con su práctica, sus iniciativas y su ejemplo ha enriquecido la teoría revolucionaria.
Pero la Revolución Cubana no supo, desde el primer instante, aprovechar en el terreno de la construcción del socialismo la rica experiencia de otros pueblos que mucho antes que nosotros emprendieron ese camino. Si hubiésemos sido más humildes, si no nos hubiésemos sobrestimado, si hubiésemos sido capaces de comprender que la teoría revolucionaria no estaba suficientemente desarrollada en nuestro país y que carecíamos realmente de economistas profundos y científicos del marxismo como para pretender realizar aportes realmente significativos a la teoría y la práctica de la construcción del socialismo, habríamos buscado más, con modestia digna de revolucionarios, todo lo que puede aprenderse y aplicarse en las condiciones concretas de nuestro país de aquellas fuentes.
Ello no implicaba renunciar, ni mucho menos, al análisis sereno de las características peculiares de nuestra situación y nuestra economía para aplicar en cada caso lo que fuera útil y desechar lo que no lo fuera.
No se trataba de copiar burdamente, sino de aplicar correctamente muchas experiencias útiles en el terreno de la dirección económica.
El marxismo-leninismo en definitiva es una ciencia que se ha enriquecido extraordinariamente con la practica de los pueblos que construyen el socialismo . Los revolucionarios cubanos podemos enriquecer esa herencia, pero no ignorar lo que otros han aportado . Aun cuando nuestras condiciones eran sumamente difíciles, dado el bloqueo económico y el subdesarrollo, el uso inteligente de esas experiencias nos habría ayudado mucho.
Es indudable que en todos estos años de la Revolución se han logrado extraordinarios avances en el desarrollo. Se han cumplido planes muy ambiciosos . Es mucho lo que se ha avanzado en la elevación del bienestar del pueblo, en la satisfacción de sus necesidades, en la creación de toda una serie de obras de infraestructura económica y , en los ultimas años, ese avance ha alcanzado un alto ritmo. ·
Pero es necesario también reconocer que son muchos los casos en que los recursos no han sido utilizados al máxima. Nuestra gestión económica no ha sido todo lo eficiente que podía haber sido. Los métodos de dirección de la economía que se han aplicado no han sido lo mejores posibles. Nuestros cuadros administrativos no tienen por lo general, la necesaria conciencia económica, la necesaria preocupación por las cuestiones referidas a los costos y en general a la eficiencia de la producción. No es posible medir cuanto nos ha costado y nos cuesta esa falta de conciencia económica en horas excesivas de trabajo y en recursos materiales gastados en exceso.
En la conducción de nuestra economía hemos adolecido indudablemente de errores de idealismo y en ocasione hemos desconocido la realidad de que existen leyes económicas objetivas a las cuales debemos atenernos.
En los primeros años de iniciada la construcción del socialismo coexistieron dos sistemas de dirección económica: el financiamiento presupuestario, que abarcaba la mayor parte de la industria, y el calculo económico, que parcialmente se implantó en la agricultura, el comercio exterior y una parte menor de la industria.
Para hacer la zafra de 1961 se hizo obligada la creación de un fondo centralizado que permitiera el financiamiento de esta actividad. Este fondo constituye el embrión del sistema de financiamiento presupuestario impulsado por el Che, que se aplicó a la industria, el cual constituye un importante esfuerzo por el establecimiento de la planificación centralizada, por la elaboración de un sistema de estadística económica y de contabilidad estructurado hasta la base, por la utilización centralizada del escaso personal calificado y de las técnicas modernas de control y administración. Este sistema hacia énfasis especial en el control de los costos, organizándose en empresas consolidadas las unidades productivas con tecnología comun, garantizando el control administrativo mas estricto sobre ellas.
Sin embargo, el sistema presupuestario de financiamiento indudablemente que resultaba altamente centralizado y que utilizaba de manera muy restringida las palancas económicas, las relaciones mercantiles y el estimulo material.
Las propias características de la agricultura y su alta dependencia de factores naturales obligaban a otorgarles a los eslabones inferiores un mayor grado de autonomía; por ello aquí lo recomendable, y así se hizo, fue establecer un sistema de calculo económico con un menor grado de centralización.
No obstante , en la agricultura había muy poco aseguramiento de los recursos productivos; se hacían necesarios constantes subsidios por el presupuesto; el control del banco era muy débil; en general, en el otorgamiento de los créditos se procedía automáticamente y no existían, además , fondos de estimulación financiados a partir de los resultados de las actividades económicas de las granjas. Debido a ello el sistema de calculo económico funcionó de manera parcial y muy limitada .
Al principio de la Revolución se había discutido algo cual de los dos sistemas era el mas adecuado . Pero no se profundizó ni tomó una decisión al respecto, coexistiendo durante varios años ambos sistemas mencionados .
El hecho es que no existía un sistema único de dirección para toda la economía y en estas circunstancias tomamos la decisión menos correcta, que fue inventar un nuevo procedimiento.
Interpretando idealistamente el marxismo y apartándonos de la práctica consagrada por la experiencia de los demás países socialistas, quisimos establecer nuestros propios métodos. En consecuencia se estableció una forma de dirección que se apartaba tanto del cálculo económico, que era generalmente aplicado en los países socialistas, como del sistema de financiamiento presupuestario que había comenzado a ensayarse en Cuba, acompañada por un nuevo sistema de registro económico, que fue precedido por la erradicación de las formas mercantiles y la supresión de los cobros y pagos entre las unidades del sector estatal. A algunos de nosotros eso nos parecía demasiado capitalista, pues no entendíamos bien la necesidad de la permanencia de las formas de relaciones mercantiles. entre las empresas del Estado. De facto fue suprimido el presupuesto estatal, quedando sustituido por una asignación de recursos monetarios para el pago de salarios y las relaciones de crédito y compraventa con el sector privado.
La supresión de los cobros y pagos tuvo lugar, en la práctica, a partir del segundo trimestre de 1967. El nuevo sistema de registro sustituye el sistema de contabilidad existente a finales del año 1967.
Ya a finales de 1965 se había disuelto el Ministerio de Hacienda y reestructurado el Banco Nacional. El último presupuesto aprobado fue el de 1967, pero no se controló su ejecución puesto que a partir del segundo trimestre se dejaron de realizar los cobros y pagos.
Al lado de esto se desarrollan algunas otras tendencias. La política de gratuidad, indebida en algunas cuestiones. tomó auge a partir de 1967 y llega a su punto máximo en los años 1968-69. El salario se desvincula de la norma en 1968. Se estimulan los horarios de conciencia y la renuncia al cobro de horas extras. Los intereses sobre los créditos y los impuestos que se cobraban a los campesinos se eliminan en 1967. El último de ellos, el impuesto sobre la caña cortada, se elimina el 7 de julio de ese año.
Al no tomarse en cuenta la retribución con arreglo al trabajo, el exceso de dinero circulante se incrementó notablemente ante una escasez de oferta de bienes y servicios, lo que creó condiciones favorables y el caldo de cultivo para el ausentismo y la indisciplina laboral. Esto se sumaba a las circunstancias de que para liquidar el desempleo, atender las más urgentes necesidades sociales y humanas del país y emprender el desarrollo en las condiciones de una nación bloqueada, era absolutamente imposible evitar en este período de la Revolución un excedente de circulación monetaria.
Cuando podría parecer que nos estábamos acercando a formas comunistas de producción y distribución, en realidad nos estábamos alejando de los métodos correctos para construir previamente el socialismo.
Los métodos aplicados no contribuyeron en nada a crear una conciencia económica.
Nuestros cuadros administrativos, que realmente nunca habían tenido gran experiencia en la gestión económica ni especial preocupación por los costos, a partir del sistema implantado dejaron de tomar en cuenta este índice y el gasto en general de recursos humanos y materiales, para centrar su atención exclusivamente en las metas de producción, sin que el cumplimiento o incumplimiento por otro lado trajeran las menores consecuencias para el colectivo de la fábrica.
En la Universidad desaparecen en 1967 los estudios de Economía Política del Socialismo y la carrera de Contador Público. La matrícula de estudiantes en los Institutos de Economía, que en el curso 1964-65 fue de 4 mil 818, se redujo a 1 338 en el curso 1969-70, y sólo comenzó a recuperarse el año subsiguiente.
En el terreno político durante este período se cometieron también errores. Ya antes, en 1962, se había presentado el fenómeno del sectarismo, que fue oportunamente analizado y superado. En esta ocasión se manifestaron otras tendencias negativas:
- Decae el estudio del marxismo-leninismo a partir de 1966.
- Desde 1965 comienza a manifestarse cierta confusión entre las funciones del Partido y el Estado.
- Entre 1967 y 1970 el Partido traslada su centro de atención a la Administración y muchas veces la sustituye.
- Los sindicatos dejan de jugar su papel y, sobre todo, a partir del XII Congreso de 1966 se desarrolla el Movimiento de Avanzada, que en la práctica sustituye al movimiento sindical.
- El papel de las organizaciones de masas en general se debilita.
- En el desarrollo de estos problemas, influyó el hecho de que nuestro Partido, aun cuando contaba con una militancia combativa y entusiasta que había ido creciendo desde su fundación a partir de las tres organizaciones que unieron sus fuerzas, y que en 1965 había sido creado el Comité Central, adolecía de fallas en sus niveles de dirección. Después de la crítica al sectarismo, gran parte de las energías se consagraron a la estructuración y crecimiento de la base, pero el aparato del Comité Central virtualmente no existía.
Durante años las actividades del Partido se atendieron desde la Secretaría de Organización . De hecho el Buró Político funcionaba como máxima autoridad del Partido sin que en la práctica el Comité Central ejerciera las funciones que le correspondían. Por añadidura, este Buró, integrado por compañeros sobre los que recaían múltiples obligaciones estatales, atendía sólo las cuestiones políticas de mayor importancia y no existía un trabajo rigurosamente sistemático para la Dirección del Partido y el Estado.
No seríamos honrados revolucionarios, si al hacer un recuento de la Revolución dejáramos de señalar con crudeza ante el Primer Congreso del Partido que no siempre fuimos capaces de descubrir a tiempo los problemas, evitar los errores , superar las omisiones y actuar en absoluta consonancia con los métodos de trabajo que deben presidir la dirección y el funcionamiento del Partido. Como la obra revolucionaria de nuestro pueblo ha de ser duradera y el Partido es su garantía más absoluta, es necesario que las presentes y futuras generaciones de comunistas conozcan que estas deficiencias existieron y estos errores fueron cometidos en el proceso. En el quehacer histórico, independientemente de las leyes objetivas los hombres jugamos un papel y nadie nos puede exonerar de los errores en que podamos incurrir. Sólo la verdad nos puede poner la toga viril, como dijo un ilustre maestro.
Los hemos señalado, con la misma convicción con que sostenemos que nuestra organización es ya un gran Partido, valiente y enérgico, forjado al calor de una Revolución extraordinaria que ha dejado atrás· estas dificultades, y sobre la base de normas y principios muy sólidos, con una disciplina férrea y rigurosa, una pureza sin mancha y una militancia heroica, conducirá a nuestro pueblo hacia el más digno y maravilloso porvenir. Este histórico Congreso que ahora celebramos es la prueba más elocuente de ello.
Analizando la situación creada, el 20 de mayo de 1970 expresamos:
"Nosotros tenemos que volver a todas aquellas cuestiones planteadas cuando la crítica del sectarismo: cómo debe trabajar el Partido, qué son las organizaciones de masas, qué importancia tienen. Porque el Partido no es una organización de masas; el Partido es una selección, el Partido es una vanguardia..."
"El Partido tiene que ser una selección de los más decididos, tiene que tratar de seguir nutriéndose de los mejores valores de nuestros trabajadores , y el Partido tiene que ver y desarrollar las organizaciones de masas como se planteó aquella vez, pero no devenir en una organización de masas."
Hay que fortalecer el aparato político. El Partido no administra. Orienta, dirige, impulsa, apoya, garantiza el cumplimiento de los planes de la Dirección de la Revolución en cada lugar."
El 26 de julio de 1970 se plantearon ante todo el pueblo los errores cometidos y la línea a seguir.
El 28 de septiembre de ese año, insistiendo en la cuestión, planteamos:
"En estos momentos· estamos enfrascados en un gran esfuerzo para desarrollar al máximo nuestras organizaciones obreras. Porque infortunadamente las organizaciones obreras en estos últimos dos años se habían que dado rezagadas, y por culpa no de las organizaciones obreras ni de los trabajadores, sino por culpa nuestra, por culpa del Partido, de la dirección política del país."
''Se produjo como resultado de ciertos idealismos; y de esta forma, al crear una organización que nosotros no dudamos que tiene importancia, que es la organización de los Obreros de Avanzada, se descuidó el movimiento obrero en general. Se produjo también cierta identificación del Partido y la administración, eso complicó la situación."
"Y el papel de nuestro Partido -entiéndase bien- no puede ser ni podrá ser jamás el de sustituir a la administración, ni el de sustituir a las organizaciones de masas, sino el de dirigir ese proceso, el de dirigir esa formidable revolución de masas."
Al pueblo se le plantearon claramente las dificultades. Se desarrollaron importantes reuniones en la Dirección del Partido y se llevaron a cabo grandes asambleas nacionales de producción con los representantes de los obreros y las administraciones.
A partir de 1970 se inicia un proceso ininterrumpido de ascenso en todos los frentes de trabajo de la Revolución, que tiene entre sus hechos más sobresalientes:
- Recuperación y robustecimiento de las organizaciones de masas, en primer lugar los sindicatos.
- Fortalecimiento del Partido y delimitación de sus funciones con el Estado y las organizaciones de masas.
- Fortalecimiento del aparato estatal .
- Vinculación del salario a la norma y otras medidas, como resultado del histórico XIII Congreso de la CTC, cuyos frutos se han hecho evidentes.
- Reducción de la política de gratuidades indebidas y otras medidas que han facilitado el saneamiento de las finanzas internas.
- Recuperación parcial de los controles económicos y énfasis en la contabilidad de los costos y su reducción.
- Inicio del proceso de liquidación del exceso de circulante mediante incrementos de la producción de bienes de consumo y servicios; una mayor disponibilidad de artículos de uso duradero y elevación de algunos precios de productos no esenciales como bebidas alcohólicas, cigarros y tabacos.
Sí a pesar de los inconvenientes del sistema de dirección implantado en 1967, todavía vigente , el país logró extraordinarios avances en el campo económico en los últimos años, ello se debe fundamentalmente al nivel de conciencia alcanzado por las masas y su entusiasmo inagotable, el fortalecimiento del aparato del Partido y el Estado y las organizaciones de masas, y la respuesta extraordinaria que nuestro pueblo ha dado siempre a los llamados de la Revolución.
Comentario HHC: Hace muchos años leí este capitulo del Informe al 1er Congreso, y me impresionó la honestidad revolucionaria de Fidel.
Hace unos seis meses quise releerlo y no lo encontré en la web, solo hay fragmentos del Informe, y nada de este capitulo, pues me di a la tarea de buscar el informe impreso, transcribirlo a digital y publicarlo en la web para las nuevas generaciones, y para que se sepa además que después de 46 años seguimos debatiendo en lo fundamental ¿los mismos problemas ?
Llamo la atención que la nueva Constitución que se discutió también trataba de aquellos problemas.
El hombre más genial de nuestro proceso revolucionario, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el 2005, treinta años después, en otro acto de honestidad revolucionaria dijo: "Una conclusión que he sacado al cabo de muchos años: entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo...........Pero somos idiotas si creemos, por ejemplo, que la economía —y que me perdonen las decenas de miles de economistas que hay en el país— es una ciencia exacta y eterna, y que existió desde la época de Adán y Eva. Se pierde todo el sentido dialéctico cuando alguien cree que esa misma economía de hoy es igual a la de hace 50 años, o hace 100 años, o hace 150 años, o es igual a la época de Lenin, o a la época de Carlos Marx".
Pregunto ¿ Podemos, además, mirar la experiencia de los pocos países que si han alcanzado el desarrollo económico y el bienestar económico- social con una igualdad en su población digna de las mejores prácticas y aspiraciones socialistas en los últimos 60 años?
Gracias muchas por traernos estas palabras de Fidel. Hemos repetido hasta el cansancio estos argumentos para comprender el hoy económico cubano y, sobre todo, que hacer para cambiarlo. Si dispone de algún tiempo le propongo esto que publiqué a principios de año: https://rebelion.org/sobre-el-socialismo/ Saludos
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