* Director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM)
El pasado 15 de junio fue presentado en evento virtual el Cuarto Informe Nacional de Desarrollo Humano Cuba 2019: “Ascenso a la raíz. La perspectiva del desarrollo humano local en Cuba”, coordinado por el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM) y la Oficina del PNUD en La Habana.
En el plano internacional, este informe se incorpora al debate sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030. En el plano nacional, se analiza el papel clave que se asigna al desarrollo local en la actualización del modelo económico cubano. Por tanto, se examina el desarrollo local en sus múltiples interrelaciones con los contenidos de los documentos rectores de la estrategia socioeconómica y las políticas nacionales.
En el trabajo aparecen tres realidades que atraviesan de modo transversal su contenido y son de obligada consideración para caracterizar y entender la especificidad cubana. En primer lugar, se destaca el impacto negativo del bloqueo económico, comercial y financiero aplicado en las últimas seis décadas por doce sucesivas administraciones norteamericanas, que ha significado elevados costos financieros, materiales y humanos. Otra realidad es que en el Índice de Desarrollo Humano que anualmente calcula el PNUD, Cuba se ubica en el grupo de países de desarrollo humano alto. En el Informe emitido por esa organización en el 2020 Cuba aparece en el lugar 70º entre 189 países; con un valor de 0,783. Sus destacados resultados en educación y salud le permiten compensar el modesto registro que presenta en cuanto a su ingreso nacional bruto (INB) per cápita, lo que subraya la elevada capacidad del país para generar alto desarrollo social a partir de una limitada base económica.
En relación con lo anterior, la tercera realidad que está presente a lo largo del Informe es el rezago de la dimensión económica con relación a la dimensión social. Se destaca, en particular, el efecto negativo de la fuerte crisis económica –conocida como Período Especial–, que de modo abrupto impactó a la economía y la sociedad cubanas en los inicios de la década de los 90 del pasado siglo, con efectos adversos duraderos que alcanzaron a todos los sectores y obligaron a reorientar la estrategia económica. Asimismo, se señala el deterioro económico más reciente, que se refuerza con la pandemia de la COVID-19.
Si bien desde inicios del proceso revolucionario, el desarrollo en los territorios recibió alta prioridad, como parte de las transformaciones socioeconómicas llevadas a cabo; ahora con el proceso de actualización del modelo económico, el desarrollo local pasa a ser uno de los componentes básicos de la estrategia de desarrollo nacional, con un enfoque que supone más autonomía y una interacción e integración más activa de los actores y resortes territoriales, sin perder el necesario vínculo con el proyecto nacional de desarrollo.
El Informe llama la atención acerca de las oportunidades y desafíos en áreas específicas del desarrollo humano sostenible, tales como: el proceso de descentralización en marcha, empleo y salarios, seguridad y asistencia social, salud, educación, cultura, equidad de género y dimensión ambiental.
Se dedica un capítulo a las mediciones a escala provincial y municipal del índice de desarrollo humano, con una metodología propia que resulta perfectible, flexible y ajustable a las prioridades de los territorios. Se identificaron brechas en cuanto a la cantidad y calidad de la información disponible, que es necesario resolver para alcanzar una mayor simetría entre los datos disponibles y los análisis realizados para las provincias y municipios.
Con el nuevo Índice de Desarrollo Humano Provincial (IDHP), se actualiza el cálculo que ya estaba presente en las tres ediciones anteriores del Informe Nacional. Se utilizan 18 indicadores agrupados en ocho dimensiones. El análisis provincial revela un mejor desempeño de provincias como La Habana, Villa Clara, Matanzas y Pinar del Río (con muy alto DH); y mayor rezago en las provincias orientales (con un DH medio), excepto Holguín. Ninguna provincia clasifica como de bajo desarrollo humano. Dada la existencia de estudios anteriores, fue posible establecer el avance o retroceso relativo de cada provincia entre los datos de 2003, 2007 y 2016.
Se incorporó el cálculo del Índice de Desarrollo Humano Municipal (IDHM), con datos para todos los municipios del país. Por primera vez se llega hasta la escala municipal en esta medición, donde se utilizan 10 indicadores agrupados en cuatro dimensiones. De 168 municipios, 29 registran un desarrollo humano muy alto, 51 municipios un desarrollo humano alto, 75 municipios un nivel medio y 13 un bajo registro. En general, se revela un marcado rezago de la dimensión económica en relación a la dimensión social, la persistencia de insuficientes recursos endógenos en los municipios y gran dependencia de las asignaciones centrales. Han sido programas nacionales los que han impulsado a los municipios más exitosos; y los desarrollos municipales a partir de estrategias y proyectos propios de la localidad no aparecen todavía desempeñando un papel relevante.
Por primera vez se incorpora la dimensión ambiental, tanto en la medición provincial como en la nacional. También se analiza el grado de diferenciación en cuanto al desarrollo humano dentro de cada provincia, es decir, entre los municipios de una misma provincia. Cabe destacar que se trata de una comparación dentro del país; de manera que en una comparación internacional, un nivel bajo del IDH para un territorio cubano, puede resultar elevado con relación a otros países, sobre todo en el caso de indicadores sociales.
Al final se incluye un Apéndice con seis referentes de la experiencia cubana de enfrentamiento a la Covid-19 en la perspectiva local: 1) Impactos de una economía mundial en picada y reforzamiento del bloqueo del gobierno de EE.UU, aún en tiempos de pandemia; 2) Un sistema de Salud para Todos y solidaridad sin fronteras; 3) El reto alimentario; 4) Protección laboral y salarial; 5) Informatización al servicio del desarrollo: educación y cultura a distancia; 6) Mayor espacio de la ciencia en la toma de decisiones. Este informe aporta una referencia para el proceso de toma de decisiones en materia de desarrollo local.
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