En la antesala al voto en la ONU sobre el embargo a la isla, crecen las expectativas acerca del rumbo que tomará (o mantendrá) la Casa Blanca.
21 JUNIO, 2021
Durante la campaña a la presidencia y luego de la asunción de Joseph Biden, se generó dentro y fuera de EE. UU. una importante expectativa en torno al cambio de política hacia Cuba, incluida la posibilidad de un retorno a las políticas de distensión de la era Obama. Sin embargo, pasados más de cinco meses de Gobierno, prevalece el silencio e inmovilismo frente a las medidas tomadas por Trump: en abril, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaky, afirmaba que Cuba no es una de las prioridades del Gobierno de Biden; un mes después, el secretario de Estado, Antony Blinken, reiteró que EE. UU. “condena el abuso a los DD. HH. en la isla y que EE. UU. defenderá la libertad de los cubanos”, en ocasión de la reunión del Council of the Americas.
Voces en contra de las sanciones y el bloqueo de EE. UU. contra Cuba
En los últimos meses se han multiplicado las voces en contra de las sanciones impuestas por Trump (más de 140), así como los llamados para finalizar el bloqueo económico.
-En México, la Comisión Permanente del Congreso acaba de formular un llamado al gobierno federal a fin de que “refuerce la negociación diplomática para lograr que la Organización de Naciones Unidas (ONU) apruebe, en su sesión del próximo día 23, la resolución para finalizar el bloqueo económico impuesto a Cuba desde hace casi seis décadas”.
-En mayo, la ONG OXFAM pidió al presidente Biden que “actúe lo antes posible para normalizar las relaciones con Cuba” y levante el embargo, en el contexto crítico generado por la pandemia y las más de 240 sanciones impuestas por Trump, sumado al bloqueo.
-Se suman al pedido de otorgar prioridad a Cuba, diversos think tanks estadounidenses (generalmente alineados al establishment), como el Council for Democracy in the Americas (CDA), la Washington Office on Latin America (WOLA) y el Cuba Study Group (CSG), sugiriendo al menos un retorno a las políticas de Obama.
-En el marco del Gobierno estadounidense, la presión también va en aumento: a principios de marzo, los representantes (Cámara Baja) Bobby L. Rush (demócrata, Illinois), Steve Cohen (demócrata, Tennessee), Barbara Lee (demócrata, California) y Gwen Moore (demócrata, Wisconsin) lideraron un grupo de 75 miembros demócratas del Congreso, solicitando a Biden acciones inmediatas para revertir la política de Trump sobre Cuba. La carta sugiere volver a las medidas iniciadas por la administración Obama y terminar con el embargo económico de seis décadas sobre la isla. Asimismo, demandan eliminar a Cuba de la lista de Estados terroristas, decisión tomada por el Gobierno anterior, sin justificación alguna.
¿Cuáles son los motivos que podrían estar deteniendo una reforma en las relaciones con Cuba?
El lobby anticastrista sigue teniendo un gran peso, aunque Trump ya no esté en la presidencia. El senador demócrata Bob Menéndez (New Jersey), presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, sigue siendo uno de los líderes de la línea dura contra Cuba, junto con el senador Marco Rubio, uno de los que apoyó las sanciones de Trump en contra de la isla.
Se suman a esta ala anticastrista Rick Scott y Ted Cruz, que presionan para evitar que Biden elimine a Cuba de la lista de Estados terroristas. Afirman oponerse a cualquier cambio de lineamiento respecto a la isla.
Por el momento, parece seguir teniendo peso la política electoral interna, tal como sucedió con la gestión Trump en el caso de Florida. Este Estado suele definir las elecciones y Cuba sigue siendo un asunto que polariza. Los demócratas se muestran a la defensiva, más aún si se considera que en noviembre perdieron dos asientos en Florida del Sur, una zona de población proveniente de países caribeños y centroamericanos.
Las oportunidades
El Gobierno de Biden todavía está a tiempo de revertir las medidas de Trump e incluso proponer la eliminación del bloqueo. El terreno es mucho más fértil que durante la gestión anterior y diversos sectores de la sociedad civil, el Gobierno y el sector privado presionan por una “normalización” de las relaciones con la isla.
Por su parte, los Gobiernos de América Latina y el Caribe, también deberían tomar nota del nuevo escenario, que abre la posibilidad de mayores alianzas, de más peso e incidencia, dentro y fuera de EE. UU. para presionar a favor de la eliminación de las sanciones y la finalización del bloqueo.
¿Será aprovechada esta oportunidad o el Gobierno estadounidense optará por pretender indiferencia? ¿Qué hará la comunidad internacional? ¿Aumentará la presión por finalizar con medidas propias de Guerra Fría? ¿No será este contexto de pandemia el momento indicado para reconocer a Cuba su tradición de solidaridad con los pueblos y eliminar el bloqueo de una vez?
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