“Hay varias opciones que el Estado sabe que pueden ponerse en marcha en el más corto plazo posible.”
Por Alfredo Prieto
El tema está tanto en la calle como las redes. Allá y aquí. En Cuba una segunda Mesa Redonda se dedicó a abordar pormenores y aclarar dudas acerca del anuncio hecho por el gobierno de que se suspendería temporalmente los depósitos de dólares estadounidenses en efectivo en el sistema bancario cubano.
En esa Mesa se dijo, entre otras cosas, que desde el próximo 21 de junio quienes viajen a Cuba no podrán usarlos en efectivo, lo cual se aplica tanto a visitantes extranjeros como a cubanos residentes en el exterior mientras esté vigente la medida; que los que ingresen con tarjetas internacionales aceptadas en la Isla no tendrán problemas para su uso; que las personas que salgan del país y cuenten con dólares en una cuenta en Moneda Libremente Convertible (MLC), pueden solicitar al banco sacar cierta suma de dinero «en la moneda que tenga en ese momento»; y que las cuentas en MLC no sufren cambio alguno en su uso habitual, bien para comprar en tiendas en MLC o para hacer compras en los restantes mercados en moneda nacional, sacar pesos cubanos en los cajeros automáticos y pagar los servicios de la banca electrónica, entre otras operaciones.
Para hablar sobre el tema acudimos al economista Omar Everleny, quien se destaca con voz propia como integrante de una generación de expertos caracterizada por sus saberes, su profesionalismo y el dominio de las complejas relaciones entre economía y política.
¿Cuáles son, en tu criterio, los pro/contras de esta nueva medida recién adoptada por el gobierno cubano?
La medida adoptada por el gobierno cubano tiene, a mi juicio, más desventajas que ventajas, si estas existieran. El Estado puede sentir menos presión con la entrada de los dólares porque después del 21 de junio no tendrá que guardar nuevos dólares en sus bóvedas, atestadas de esos billetes, según han referido las autoridades. Solo se preocuparán por buscar las vías para depositarlos en el sistema bancario internacional.
Sin embargo, el peso de esa medida va a recaer en primera instancia sobre la población cubana y sus familias. Ante el recrudecimiento del bloqueo estadounidense, el ajuste ha recaído sobre los ciudadanos, que han tenido que recurrir de una manera creciente a los mercados en MLC por la carencia de productos en los mercados en CUP. No porque hayan decidido tener dólares, sino porque la crisis económica los ha llevado a utilizarlos debido a creación por el propio Estado de las tiendas en MLC.
A los que envían remesas se les encarece la movida: ahora tendrán que pagar comisiones a las instituciones existentes para convertir dólares en euros, lo cual podría significar menos llegada de divisas a sus familias. Por su parte, los que no tienen quien les envíen divisas tendrán que pagar un alto precio por los euros que se incorporen al mercado, con el subsiguiente deterioro de su poder adquisitivo.
Es posible anticipar que el Estado va a recibir, al menos en un corto plazo, menos recursos que antes. De todas maneras, las tiendas en MLC estaban desabastecidas, y eso puede estar relacionado con los tropiezos del gobierno cubano para honrar las deudas con sus proveedores.
En conclusión, la medida recién tomada coloca, una vez más, a la población con una carga adicional sobre sus hombros.
Partiendo de los elementos disponibles hasta hoy, ¿cuál sería la proyección de la tasa de cambio euro/peso cubano?
La economía tiene leyes que se cumplen, independientemente de la voluntad de las personas. Si un bien es escaso pero muy demandado, los precios suben. Más demanda que oferta de euros conducirá entonces a una mayor depreciación del peso cubano ante el euro.
No hace falta recordar que esa moneda es europea y que los turistas de ese continente no llegan a la Isla por el problema de la COVID-19. Ni que la mayor parte de la emigración cubana radica en Estados Unidos, donde el dólar es el que circula y no hay ningún hábito de tener euros. De hecho, usted llega a Cancún en plan de compras y el mexicano es bastante reacio a aceptar euros. No es algo muy común.
Además, de Europa llegan más transferencias monetarias que dinero en efectivo. Eso indica que una buena parte de las ventas de euros se realizan mediante el sistema bancario cubano, es decir, mediante las transferencias de tarjetas magnéticas. Por consiguiente, el mercado informal, callejero, verá reducido su accionar. No tendrá, al menos por el momento, mucho efectivo en euros.
Y el dólar estadounidense, ¿se deprecia o se dispara?
Hay muy poco tiempo para ser categórico y responder esa pregunta. En un momento inicial puede apreciarse el peso frente al dólar, toda vez que después del día 21 la gente que no colocó sus dólares en el sistema bancario no podría hacerlo. Pero los tienen y van a seguir necesitando pesos cubanos para pagar los servicios públicos y los productos agrícolas.
Te puedo asegurar que esos pesos cubanos que reciban serán por encima de la tasa oficial. Sucede que, llegado un momento, van a ser escasos los dólares, pero estos van a ser demandados por una parte de la población que necesita viajar al exterior, bien por negocios o placer. Los dólares serán siempre un medio de atesoramiento de los negocios particulares que vendan en pesos cubanos porque les servirán para comprar insumos para sus negocios o para tenerlos como ahorros en el futuro.
No puede olvidarse el hecho de que a pesar de ser el enemigo, y de tener bloqueado al país, Estados Unidos sigue siendo la primera economía del mundo. Y sus dólares tendrán respaldo durante un buen tiempo y seguirán como la primera moneda convertible en casi todo el mundo.
Hay economistas que sostienen que esta situación pudo haberse previsto, toda vez que no se trata de un fenómeno nuevo, es decir, que aunque recrudecido, el embargo/bloqueo ha estado ahí desde los 60 incidiendo sobre todo el sistema bancario cubano.
Coincido con ellos. El bloqueo, en efecto, ha estado presente en la vida de la mayor parte de los habitantes que hoy viven en la Isla. Su reforzamiento lo llevó a cabo Trump prácticamente desde el comienzo de su mandato. Y dejaron como regalo la absurda inclusión de Cuba en una lista de países que no colaboran lo suficiente en la lucha contra el terrorismo.
Era algo que debía preverse que sucedería: la imposibilidad de realizar los depósitos de efectivo en el sistema bancario internacional. Entonces se debieron haber tomado medidas indirectas para estimular el uso de otras monedas, digamos tasas más estimulantes de cambio a depósitos en otras monedas, pagos a proveedores pequeños que están en el país, a los que el Estado cubano adeuda pequeñas cantidades de dólares, entre otras posibles acciones.
Es más que conocido el alto precio que tienen los productos en divisas en las tiendas, por los impuestos que casi siempre superan el 240%. Por eso el dinero que se dice comprometido no es solo lo que se debe pagar a los proveedores del dinero que pagó la población. Una nevera fue comprada, por ejemplo, en 100 dólares y el precio en las tiendas es de cerca de 240 dólares, pero a los proveedores se les debe solo 100, entonces los otros 140 están comprometidos con otros destinos, que pueden ser una parte razonable y lógica para adquirir otros productos.
¿Por qué no estimular más las compras virtuales con las pasarelas de pago existentes en el exterior, aunque realmente los precios son más que abusivos, en las más dinámicas?
Me preguntaría cómo se siguen financiando las actuales inversiones turísticas en el caso de un turismo que no se recuperaría, al menos, hasta el 2023, y donde casi toda la planta hotelera está paralizada. De nuevo, creo que el Estado no debe hacer recaer el ajuste financiero solo sobre la población cubana.
¿Cuál será, a tu juicio el mayor impacto de esta nueva medida?
Esta medida debe tener un alto impacto en la disminución de las compras por parte de los particulares, que serán mucho más selectivos al hacerlas, con un enorme sacrificio en el consumo porque sus depósitos comenzarán a adelgazar. Las tiendas, a su vez, empezarán a disminuir sus existencias en los almacenes porque el Estado no puede honrar sus deudas con los proveedores. Es decir, el ajuste pone a la población en el centro.
¿Qué queda entonces, la resignación? Creo que no. Hay varias opciones que el Estado sabe que pueden ponerse en marcha en el más corto plazo posible. Todas deben dirigirse a incrementar la oferta de bienes nacionales o importados, como permitir el aumento de las importaciones —con fines comerciales o no— por parte de la población. Es decir, flexibilizar las restricciones de aduana; publicar el nuevo listado de actividades que pueden hacerse de forma privada, junto con la estimulación de las cooperativas urbanas; eliminar los topes de precios de los productos agrícolas, que han llevado a un desabastecimiento, entre ellos la carne de cerdo en la capital. Y un sinfín de trabas aún existentes.
Me pregunto: ¿dónde están los aumentos de las producciones en el sector estatal con las 15 medidas aprobadas, incluyendo el necesario aumento salarial y las 63 medidas en la agricultura? ¿No cree la nueva dirigencia cubana que aún hay muchas trabas? Y la última pregunta: ¿quién las va a quitar? Porque se viene hablando de ellas desde hace mucho tiempo…
Este si es un análisis objetivo.
ResponderEliminarLa vida pasará la cuenta a todo lo improvisado.
Rogelio Castro Muñiz