09 Febrero 2022
Para medir el estado de la producción de alimentos y su oferta al pueblo de Morón, no hacen falta barómetros ni microscopios. Ni siquiera sacar muchas cuentas. Basta con salir a caminar, con la bolsita de plástico en el bolso “por si algo aparece”, como hace también usted.
El recorrido le debe ser tan familiar como el bolero o el chachachá. Hay quien lo hace todos los días o en sus descansos laborales, aunque a veces con los precios termine como el dicho, “ni canta ni come frutas”.
Del otro lado del mostrador
Si escogemos el Consejo Popular Este, para ver cómo se distribuyen alimentos fuera de los principales establecimientos de comercio de la ciudad, el mercado agropecuario Número 9, El Anón, es parada obligatoria.
Se trata de uno de los puntos de venta que la Unidad Empresarial de Base de Acopio de Morón arrendó a productores de avanzada. De la Empresa Arnaldo Ramírez , de Primero de Enero, en El Anón se puede encontrar bolsas de frijol negro, calabaza, col natural y encurtida, fruta bomba fresca y troceada. Las ofertas procesadas y en bolsas son del agrado de los clientes, pero “no debería haber tan pocas viandas”, comenta una vecina a punto de salir con su compra de calabaza.
Seguimos caminando y a menos de un kilómetro de allí el panorama cambia. El mercado Número 8, El Mamey, que pertenece al sistema de Acopio directamente, tiene ocho ofertas, y se le está armando cola porque llega una novena: yuca.
De lejos se puede advertir que son en su mayoría ancianos pensionados quienes están en la cola. Una de ellos responde a Invasor que lo bueno es que “las cosas son asequibles, que usted sabe cómo está todo ahora”. Viene a comprar tomates y boniato.
Además, hay calabaza, frijol negro y arroz (los productos más caros de la oferta), bolsitas de bijol, condimento mixto y botellas de mojito. Los condimentos y aliños también se venden mucho, porque “comprar especias es muy caro y esto más o menos sirve para sazonar”, comenta una señora. Mientras, la empleada recomienda a los vecinos: “Estas yuquitas son de las que se ablandan. A 4.20 la libra”.
En la bodega se baila así
De la cola de la yuca, muchos de los ancianos irán a la bodega de la esquina, La Tinaja, para comprar sus dietas de cárnicos, lácteos y otros productos que en la placita no pueden encontrar.
Desde la mesa de la puerta, y con todas las cuentas a punta de lápiz, los espera Leivis Carabeo Vilanova, la administradora. Tiene que hacerlo así porque la experiencia le obliga: el mes pasado tuvo que reportar afectaciones en la entrega de pollo por concepto de dietas. “El problema es que en el cárnico pesan la cantidad de pollo y me la traen, pero eso viene congelado, y el hielo pesa. Cuando llega aquí y se derrite, es menos”.
Ya Invasor se había referido en noviembre a las dificultades en la producción de cárnicos para el consumo social y la venta liberada. Lo poco que se produce es, precisamente, para que llegue a la canasta básica, y consciente de eso es que Leivis ha tramitado su problema hasta con las firmas de los consumidores afectados.
Mientras tanto, en su bodega se sigue despachando el pan, incluso bajo una llovizna que, de vez en cuando, se cuela por el techo de zinc. La calidad no es de las más malas, y eso, aunque ni las vendedoras lo sepan, se debe a la pericia de Duniesky Chaviano, al que 25 años como maestro panadero le han servido ahora para hacer “mil inventos” con la materia prima que llega a la panadería La Especial.
“El peor día siempre es el primero, porque te mandan la harina y tú piensas que es la misma que estabas usando. Ahora tenemos esa que es prieta, que está mala, tenemos núcleo, levadura cubana, grasa y todo eso”, comenta a Invasor Wilfredo Rodríguez Guzmán, administrador de la unidad.
Para 14 bodegas sale el pan que prepara Duniesky. “Si le das el calor que lleva, acabas con la masa. Y es ese pan que tú vez que tiene mal aspecto, mal olor, porque se fermenta demasiado. El gas se come el azúcar. Entonces tengo que ir experimentando. Echarle agua de azúcar, dejarlo menos tiempo. Pero en estos días está saliendo suave”.
El tema se repitió durante la visita del Primer Secretario del Comité Provincial del Partido, Carlos Luis Garrido Pérez a barrios de Morón.
En el mar
Ya para las diez de la mañana de un día de recorrido, hemos “echado en la jaba” la fruta bomba troceada de El Anón, la yuca, el tomate y el condimento de El Mamey, y el pan de la bodega. En noviembre dijimos que la proteína animal era escurridiza, y solo falta recorrer las pescaderías para acabar de comprobarlo.
El plato fuerte sigue siendo la pelea más dura, y lo sabe Oscar Buchillón Sánchez, director de la UEB Procesadora Industrial de Morón, de la Empresa Pesquera Industrial de Ciego de Ávila.
Allí 2021 no fue un buen año y lo demuestra una pérdida de tres millones de pesos y un cumplimiento del plan al 55 por cierto.
Mientras la exportación sobrecumplió sus planes, porque el aporte de divisas al país fue motivo suficiente para poner el escaso combustible a disposición de la pesca de camarones, las ventas a la población cerraron a un 77 por ciento del plan.
Enero de 2022 tampoco trajo buenos rendimientos, con 13 toneladas (t) procesadas, de un plan de 42 t. “Ahora para febrero debemos recuperar los atrasos, porque ya se depositó el combustible en los puntos de pesca”.
Si la prioridad en estos casos son las dietas médicas y el consumo social de los sectores de Educación y Salud, también las casillas de venta de la empresa en Ciego de Ávila y Morón deben “aliviar” la demanda, principalmente con productos conformados, entre los que Oscar menciona croquetas, masa de croqueta, albóndigas, picadillo condimentado y una línea de embutidos.
El “despunte” de la producción este año le urge a la UEB como entidad, también en el interés de sus trabajadores. Sin producción, y con el método de pago a destajo, los ingresos de ellos y sus familias se vieron afectados durante gran parte del 2021.
A la par, una inversión de cuatro millones de pesos se ejecuta al interior de la industria. Consiste en la instalación de una cámara de congelación, y permitirá que el proceso productivo no tenga retrocesos ni contaminación.
Cómo camina la gente
Volvemos a casa sin pescado, pero con preguntas y algunas certezas. ¿No era para que estuvieran mejor surtidas las placitas arrendadas a productores de avanzada? ¿Es que al quitarle cargas a Acopio van a salir ganando unos mercados (y sus consumidores) sobre otros? Sin los conformados de pescado, y con los derivados del cerdo por el cielo, ¿queda otra cosa que el pollo (de la canasta básica y las ventas por circunscripciones) para las familias con ingresos promedio?
Son preguntas que también usted debe hacerse cuando regresa a casa, porque el trinomio COVID-19+Crisis+Ordenamiento Monetario motiva muchas que van desde el rendimiento agrícola hasta la formación de precios. Aun así vale reiterarlas, aunque se vuelvan cantinela, como un chachachá de los cincuenta.
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