SINE DIE 2022
TERCERA SERIE
# 49
Noviembre
28 de 2022
Juan M Ferran Oliva
No hay
energía más cara que la falta de energía
Homi
Jehangir Bhabha[1]
La
catástrofe presagiaba apagones crónicos. Afectarían la producción, el consumo y
la opinión pública. En ese contexto se concibió la llamada Revolución Energética calificada,
pomposamente, como una
revolución dentro de la Revolución. Se basaba en la introducción de grupos
electrógenos alimentados por diesel y fuel oil de importación. Estos
equipos eran accesibles financieramente y de puesta en marcha inmediata. Su atomización constituía un seguro contra
las eventualidades climáticas y de otro tipo. Se activaban con un toque de
botón. La inversión en grandes plantas
hubiera requerido un buen tiempo para ponerse en marcha y su costo resultaba
inaccesible.
La mala noticia fueron las economías de escala.
El costo del Kw es mayor en un grupo electrógeno de limitado porte que en una
gran generadora termoeléctrica, que además emplea petróleo de menor precio. Actualmente
utilizan el de extracción nacional con un elevado contenido de azufre cuya
agresividad eleva la propensión a las roturas. Pero nuestro petróleo es nuestro petróleo.
Por suerte y como parte del plan, comenzaron a
aprovecharse los gases acompañantes de las refinerías, recurso antes dilapidado
y contaminante.
Esto en
lo tocante a la oferta.
La
demanda mostraba también serios problemas. La falta de reposición de equipos electrodomésticos
en las viviendas adquirió matices esperpénticos. Eran cuantiosos los refrigeradores
y acondicionadores de aire norteamericanos con 40 y más años de funcionamiento,
así como improvisados ventiladores, batidoras y otros frankenstein eléctricos impensables.
Estaban también generalizados los bombillos incandescentes. Existían acometidas fraudulentas y muchos contadores
eléctricos eran deficientes. Todo generaba un consumo aberrado en
un mar de obsolescencia y dolo.
La solución faraónica consistió en la masiva
modernización del equipamiento doméstico. Unos 35,000 trabajadores sociales
organizados al socaire de la Batalla de
Ideas sustituyeron, casa por casa y gratuitamente, 9,4 millones de bombillos incandescentes por lámparas
modernas[3]. Se aplicaron tarifas de estimulación negativa
y fueron combatidas las ilegalidades. Los trabajadores sociales realizaron,
además, el levantamientos del parque de
equipos obsoletos en los hogares. Serian reemplazados por aparatos modernos en
adquisición onerosa compensada con precios moderados y facilidades de pago[4]. Tal maratón se hubiera evitado de haberse
contado con una oferta doméstica normal. Fueron reemplazados alrededor de
180.000 aires acondicionados, 74.000 televisores y numerosas bombas de agua
domesticas. También se facilitaron enseres menores como ollas de presión,
arroceras, hornillas eléctricas, calentadores de agua, etc. La agricultura estatal recibió 947 motores eléctricos modernos y en
962 panaderías fueron colocados hornos eléctricos. A los gastos evidentes habría
que añadir los del combustible y transportación interna, la capacitación,
herramientas y el rediseñado sistema de control de despacho eléctrico.
En
diciembre de 2007 se habían instalado 6.481 grupos electrógenos que sumados a las 10
plantas termoeléctricas existentes transformaron el modelo de generación
eléctrica. En lo tocante a infraestructura fueron instalados millones de
interruptores y relojes contadores, y renovadas numerosas acometidas, conductores
secundarios, postes y transformadores. La industria del país contribuyó con la
ampliación de la fábrica de cables y otras industrias dedicadas a la producción
de postes y accesorios eléctricos.
En 2022 han regresado los impertinentes apagones. La coyuntura no es la misma. La población accede
a un mercado donde la limitación es impuesta por el precio y la disponibilidad
de divisas. Por obra y gracia de las remesas y sin que falten esfuerzos
internos, casi todos los hogares cuentan con refrigerador y televisor, amén de
otros electrodomésticos. El país se ha
electrificado.
El
problema actual es la generación. Las instalaciones
mayores padecen los achaques de la edad. Su mantenimiento y eventual reparación
capital o sustitución afrontan el bloqueo cada vez más agresivo. Es una realidad despojada de retórica política. Además, existe una
variada gama de tecnologías generalmente obsoletas. La industria nacional se
crece en la producción de equipos y piezas, pero se le dificulta la adquisición
de materiales.
Es conocida la situación mundial del petróleo.
En un momento dado se agotarán sus reservas. El futuro está en las energías
renovables cuya introducción es lenta. Su fuente es abundante, renovable y
limpia si bien las inversiones son elevadas. A fines de 2016 más de 80 países
en el mundo utilizaban la fuerza del viento que se adjudicaba el 5% del consumo
mundial. De modo parecido se comportaba la energía fotovoltaica. Se estima que
en 2030 pudiera suministrar electricidad a dos tercios de la población global. Añádase que no afectan ni la
agricultura ni al urbanismo.
No son las únicas energías renovables. La aplicación
de la biomasa consiste, simplemente, en sustituir el combustible fósil por
materia orgánica. Actualmente funciona cerca de Ciego de Ávila una planta
especializada que recibe algún marabú y bagazo de varios centrales. Pero en
estos momentos la industria azucarera apenas suministra azúcar al consumo
nacional y el bagazo es su subproducto. Los planes en tal sentido se ven estancados
por esta situación. El etanol puede considerarse dentro de esta categoría[5]
y tampoco recibe atención. Otras
alternativas tienen pocas posibilidades en Cuba. La generación mareomotriz es
costosa y se posibilita principalmente en grandes estuarios. El sistema
montañoso cubano tampoco favorece el desarrollo de hidroeléctricas.
Por suerte no se habla de la energía nuclear.
En esta ocasión la varita mágica para aplacar
la crisis son las centrales termoeléctricas flotantes[6]. Es una
solución emergente que se está aplicando en 9 países en diversas circunstancias.
Jamaica y República Dominicana son los
usuarios más cercanos a Cuba, que ha contratado 7 plantas flotantes a una
empresa turca. En su conjunto suman una potencia de unos 400 Mw. Son la
medida más inmediata para aliviar el problema y se estima que en el año
2023 representen alrededor del 18% o 20% de la generación del país. De todas formas valga afirmar que
constituyen un paliativo, no la cura
final.
La prensa informa diariamente sobre las bajas
y altas físicas productivas en el sistema sin hablar de costos y augurando soluciones
a corto plazo. Las plantas flotantes alivian pero hay que pagarlas. Presumo que el precio de su Kw debe ser bien
alto. Tampoco es favorable la actual cotización de la moneda nacional utilizada
por la población para pagar su factura.
En su contabilidad interna el proveedor turco incluirá
a la amortización los costos y gastos fijos y variables de la producción,
teniendo en cuenta el tiempo inactivo del capital. Sobre este monto establecerá
el margen de ganancia. ¿Cómo se considerará el suministro de combustible?. Es
una instalación llave en mano pero no del todo. Para Cuba implica instalaciones de atraque y de enlace con el
SEN. Gravosas, por supuesto.
El silencio sobre los costos sugiere que son
elevados. Pasó la época en que eran resueltos por el padrino soviético. Ahora los
cubre angustiadamente la balanza externa en divisas. La economía no es un lujo
contable y se venga de quienes transgreden sus leyes. Es de suponer que el
actual Partido/gobierno haya asimilado esta realidad de incidencias políticas.
El presidente Diaz-Canel acaba de realizar una
gira por 4 países. Argelia es un amigo y deudor moral; los combustibles fósiles
representan aproximadamente el 98% de sus ingresos por exportación. Tiene,
además, particular experiencia en la generación fotovoltaica y ha donado a Cuba un instalación de ese
tipo. Rusia es otro gran productor de
hidrocarburos, además de ser una potencia industrial, agrícola y financiera. Esto
último es aplicable también a China, Turquía posee buques generadores y experiencia
en su funcionamiento; tuvo lugar una gran reunión con sus representantes. Estas pinceladas sugieren la agenda de la
visita presidencial.
La
participación de los renovables es lenta. En alguno de los
planes elaborados se prevé un 24% de dicha energía para el año 2030. Quizás sería
conveniente fomentar la producción de tales equipos. Además de cubrir
necesidades internas pudieran convertirse en un renglón de exportación. La
demanda mundial en tal sentido es creciente.
El Estado afronta la que quizás sea la peor
situación económica desde 1959. Se le debe criticar constructivamente cuando
sea preciso, pero hay que apoyarlo. Es la única opción con que cuenta el país
para salir dignamente del atolladero. De los Miami boys o de los exaltados internos no se puede esperar nada
positivo.
Termino con una anécdota personal. Una persona
de mi entorno culpa a los gobernantes por los problemas que se confrontan y les
dedica los más cálidos insultos. Para mi asombro me dijo que si aún viviese Fidel ya los habría resuelto.
Es alguien que cree en los milagros, por supuesto.
Discúlpenme si no puedo ofrecer más solución
que la paciencia.
Fin
[1] Homi Jehangir Bhabha (1909-1966) fue un destacado físico nuclear hindú,
coloquialmente conocido como Padre del Programa Nuclear Indio.
[2] Ver El Problema Energético. SINE DIE no. 9, segunda serie de enero 29 de 2021
[3] En lo adelante los usuarios habrían de pagar algo más por las nuevas
luminarias que debieran sustituir o ampliar
[4] Un refrigerador, por ejemplo, tenia un precio de 6.110 pesos cubanos
pagaderos en 120 cuotas de 59 pesos mensuales al 3% de interés.
[5] Sus principales
productores son Brasil y Estados Unidos que cuentan con grandes extensiones de tierra. Brasil dirige alternativamente su industria
cañera al azúcar o al etanol según sugiera la coyuntura.
[6] Puede tratarse de un navío autopropulsado o de una patana con
remolcadores.
Entonces no podemos o no debemos criticar al gobierno. Claro, a través de los años el gobierno ha administrado los recursos financieros tan eficientemente que no merece cuestionamiento alguno. Y yo pregunto: por qué, por ejemplo, durante los años que estuvo abierta la llave del petróleo venezolano no se aprovechó para darle a las termoeléctricas los mantenimientos correspondientes? Todos sabemos que parte de ese petróleo se re-exportaba. Qué hicieron con el dinero? Aah, claro, era más importante mantener las apariencias de un sistema político y económico funcional, mantener la trabazón estructural en aras del control ideológico, que tanto daño ha hecho a nuestra economía, que cumplir con los ciclos de reparaciones tan necesarios para las centrales eléctricas. Son de conocimiento sobrado las barbaridades que se han hecho en este país en materia económica. Siempre he dicho que el mejor aliado del férreo sistema de sanciones de los Estados Unidos hacia Cuba es el mal manejo (repetido y constante) de los recursos económicos. Las barrabasadas y chapuzas en la gestión económica no pueden pasarse por alto. Y claro está, tampoco puede ignorarse el inmovilismo, la improvisación y la reticencia en el núcleo duro del gobierno a llevar cabo las reformas estructurales que necesitamos para salir adelante a pesar del bloqueo.
ResponderEliminarUna aclaración los gases que se utilizan para la generación de electricidad (plantas Energas) no provienen de las refinerías, son los gases acompañantes de la extracción del petróleo que por varias décadas se quemaban contaminando el medio ambiente.
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