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viernes, 26 de septiembre de 2025

Mercado en la Agricultura. Propuesta de como organizarlo.

Por Joaquín Benavides Rodríguez* 

Leyendo un reporte del Periódico el Invasor sobre una reunión presidida por el Viceprimer Ministro Tapia Fonseca y el Ministro de la Agricultura, en Ciego de Ávila, sobre como elaborar los Planes en la Agricultura, me decido a sugerirles a ambos compañeros, que no pierdan el tiempo. No es con los viejos métodos de planificación que van a lograr que los agricultores cubanos comiencen a producir alimentos y abastecer los mercados. Ya nadie en el mundo gestiona la agricultura como los mencionados funcionarios pretenden. Y en Cuba, también, esa época paso. 

En la agricultura, al menos, les sugiero, cambiar la planificación burocrática por el Mercado. Y no el Libre Mercado, que introduce el caos y el desorden. Habrá que aprender a poner frente a frente a los productores con los que van a comprar la producción y con el Banco participando como financista. ¿A qué precios? A los que el que compra esté dispuesto a pagar y el banco este en disposición de financiar. Ahí habría Planificación, pero no burocrática, sino Comercial y Financiera. Súmese todo lo que el Comercio está dispuesto a comprar y el Banco a financiar, Y se tendrá el Plan de Producción agrícola, por surtidos de productos de cada lugar. El Banco es el Planificador. Desde abajo. El productor agropecuario, sea estatal, privado o cooperativo, produciría para el mercado y cobraría a la entrega del producto, cuyo monto se depositaria en su cuenta bancaria. El Estado, representado por el municipio, debería ser el organizador de la concurrencia y el banco el financista, que le garantizaría al productor el cobro a la entrega. 

Tengo ahora 89 años, pero me recuerdo perfectamente como entre 1959 y 1962, en esa época era dirigente político y director de la emisora Radio 26 en Matanzas, el Banco Nacional de Cuba, que era el Banco Central de entonces, llevo a cabo una importante inversión en instalaciones bancarias en todas las zonas agrícolas del País. Coincidía con la Reforma agraria y el comienzo del programa de creación de cooperativas agropecuarias. También recuerdo como el Banco comenzó un proceso urgente de contratación de ingenieros y técnicos en agronomía. El Banco financiaba con créditos, la producción agrícola. Con el tiempo esa concepción fue sustituida por ACOPIO, que con financiamiento del Presupuesto asumió la función burocrática de imponerle los precios a los productores. Como el Presupuesto financia también el Consumo social gratuito, incluido la salud y la educación, su interés no ha sido nunca estimular la producción agrícola, sino que los precios de compra de productos de amplio consumo se ajusten a los intereses del Presupuesto. Y los intereses del Presupuesto del Estado no siempre coinciden con los del mercado. No debería ser así, pero ocurre porque las autoridades presupuestarias tienden a pensar más en recaudar y restringir el gasto y menos en producir, aunque esas producciones sustituyan importaciones. 

Para introducir el mercado en la agricultura socialista, en nuestras condiciones, con una burocracia tan ineficiente y con tendencia a la corrupción, debe ser el Banco, en mi opinión, quien financie la producción agropecuaria a través del crédito. Y el crédito bancario aplicado a la producción agropecuaria, en cada municipio, debe procurar y lograr, que como tendencia, se incremente la producción, la productividad agrícola y disminuyan los costos, y por supuesto los precios de la población tiendan a disminuir en el mediano plazo. 

En cada municipio con producción agropecuaria debería crearse una empresa comercial, no monopólica, cuyo objeto social le permita comprarle a los productores agropecuarios, sean estatales, privados o cooperativos, para a su vez, venderles productos beneficiados y al por mayor, a las empresas comerciales mayoristas, y también a las empresas industriales de la industria alimentaria. El Gobierno municipal coordinaría con el Banco Central para que una unidad bancaria especializada en crédito agrícola participe en el proceso de concurrencia, con créditos a los productores agropecuarios y con financiamientos a las empresas comerciales mayoristas y a las empresas industriales de la industria alimentaria. 

Como la empresa comercial municipal seria no monopólica, el sector privado (Mipymes con licencia comercial) podrían participar en la concurrencia, pero sin posibilidades de beneficiarse del crédito del banco estatal. Tendrían que gestionar financiamientos de la banca no estatal.

Las empresas comerciales municipales y la unidad bancaria municipal de crédito agrícola, serian la fuente informativa para el Órgano de Planificación del territorio, que se encargaría, a su vez, de suministrar la información que corresponda a todos los Organismos del Gobierno Central. El Órgano de Estadística del Municipio sería el encargado de recibir la información de las Mipymes con licencia comercial para suministrarla al Órgano Municipal de Planificación y al Organismo de Estadística Central. 

Habría que cuidar que no se utilicen las tierras destinadas a la siembra y cultivo de la caña de azúcar y que se dediquen para viandas y hortalizas. La caña de azúcar es la materia prima del azúcar, una de nuestras principales exportaciones. Tenemos mucha tierra para producir alimentos sin necesidad de afectar las de la caña de azúcar. 

La introducción del Mercado en el proceso de producción y comercialización en la agricultura, debe conducir en el corto plazo, a un incremento de los precios de los alimentos. En el mediano plazo, seis meses a 1 año, deben estabilizarse. Pero habría que garantizar que desde la primera etapa la población menos favorecida, que pudiera ascender entre 2 a 3 millones de personas, no carezcan del dinero suficiente para adquirir los alimentos que produzca la agricultura cubana. Seria el momento de apostar a fondo a la eliminación paulatina del subsidio a las importaciones alimenticias, por el subsidio a las personas físicas vulnerables económicamente, mientras se dedican los recursos suficientes a financiar la producción nacional de alimentos por todas las vías posibles. No significaría no importar alimentos, pero cuidando que sus precios no compitan ventajosamente con la producción nacional. Sería necesario proteger fuertemente la producción nacional de alimentos, incluyendo la leche y la carne, que deberían beneficiarse con buenos precios de compra en los mercados municipales a los productores agropecuarios. 

La Tasa de cambio oficial que se establezca, como parte de esta política de introducción del mercado en la agricultura, debe favorecer las exportaciones agropecuarias y de la industria azucarera y a las producciones de la agricultura y la industria alimentaria cubana que sustituyan importaciones. Debe facilitar también la recuperación de las inversiones en hoteles para el turismo y el incremento de su rentabilidad. Bastaría que los hoteles y el MINTUR calcularan el precio en moneda nacional CUP de  las habitaciones de cada hotel para que los trabajadores cubanos, incluyendo los agropecuarios y campesinos pudieran pasar sus vacaciones en cualquiera de los hoteles destinados al Turismo. Tendría un efecto económico importante, no solo para el turismo, también para la recuperación de la inversión realizada en esa rama. 

La introducción del Mercado en la Agricultura cubana, tendría que ir acompañada, inexcusablemente, con una Reforma Salarial en la economía y los servicios que hagan posible que los trabajadores estatales de la salud y la educación perciban salarios de acuerdo a su alta responsabilidad social. Asimismo, para los obreros de las ramas decisivas para la economía nacional. En general los salarios de los trabajadores de las empresas propiedad del Estado deberían estar relacionados con la importancia de las producciones para la exportación, principalmente a los países BRICS y el mercado nacional que produzca para el Turismo y sustituya importaciones. 

El esquema que propongo para introducir el mercado en la agricultura cubana va a incorporar en poco tiempo, una importante liquidez en manos de los productores agropecuarios, estatales, privados y cooperativos. Como el esquema concibe que para entonces el banco haya establecido una tasa de cambio oficial, se debe evitar que surja y se desarrolle la tendencia a importar maquinaria, equipos y productos que se puedan producir en el País por la industria, por instalaciones existentes o por inversiones que puedan realizar y ejecutar a mediano plazo. La propuesta supone que la introducción del mercado en la agricultura cree las condiciones para que la industria nacional se convierta en el proveedor de maquinaria e insumos de la agricultura de calidad, en moneda nacional y a precios competitivos. Ello le permitiría además a la industria, establecer alianzas con productores de maquinarias e insumos agrícolas de los Países BRICS para producirlos en Cuba para su introducción en la agricultura cubana y eventualmente exportarlos hacia el área. Este esquema debe facilitar asimismo que la industria alimentaria estatal y también la privada, procesen y desarrollen producciones a partir de la agricultura que puedan llegar a convertirse en fondos exportables. 

El esquema que contiene la propuesta, permitiría mayor desarrollo. Prefiero, no obstante, dejarla en este punto. Están expuestos los elementos principales, que en mi opinión, debe contener, con sentido práctico, la introducción del mercado en la economía cubana, principal solución que tendría, a mediano plazo, la alimentación de la mayoría de la población, y que significaría, sin duda, el despegue de la economía cubana. 

Invito al debate público de esta propuesta.

 

Septiembre 26/2025

*Joaquín Benavides Rodríguez.   Ocupó el cargo de Jefe del Departamento económico del Comité Central (1977- 1980). El de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte.

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