Cuando leo y releo estos magníficos textos de los compañeros que por aquí intercambiamos veo, a la vez que un debate honesto y culto, una gran coincidencia en ideas y planteamientos esenciales que son cada vez más enriquecidos con datos, experiencias, consideraciones históricas, propuestas concretas, etc. Todos con un alto nivel de compromiso con la justicia social, con la independencia del país, con la participación popular, con la revolución cubana, todos preocupados por la falta crónica de eficiencia del modelo económico, todos abogando por cambios necesarios para superar los problemas y poder recuperar y mantener lo alcanzado y avanzar más, todos con un sentido objetivo de la realidad actual y sus desafíos, todos corresponden esencialmente con documentos políticos fundamentales como la Conceptualización y la nueva Constitución, todos conectan con las preocupaciones y aspiraciones que se aprecian en la calle cuando se habla con las más disimiles personas de nuestra sociedad, muchos publicados en diferentes blogs y otros medios públicos; sin embargo todos con un bajo nivel de incidencia, atención, consideración y aceptación en lo que se discute en los espacios oficiales (reuniones de gobierno, sesiones parlamentarias, medios de comunicación, etc).
Que sucede para que se tropiece con esta incomunicación, con esta falta de innovación y audacia política?, da la impresión de estar atrapados en una “parálisis paradigmática” y en “zonas de confort” que no se rompen.
Habrá suficiente conciencia de que, como bien argumenta este último artículo de Jorge Ricardo Machado, estamos ante una nueva encrucijada en nuestra historia que solo se puede superar en el sentido de los interese más legítimos de la nación con una salida revolucionaria y ágil que no incluye la parálisis, ni la falta de imaginación, ni la falta de audacia política, ni el dogmatismo, ni la falta de conocimiento acerca de las lecciones de la historia y de las características y condiciones del mundo actual lo cual va desde las agresiones como las que se renuevan con mayor agresividad desde los Estados Unidos hasta los impactos de las nuevas tecnologías en todas las dimensiones de la vida, pasando por el cambio climático y todo lo demás.
El fantasma de la “improvisación” no puede ser un argumento para prolongar indefinidamente cursos de acción que están más que estudiados y fundamentados.
La historia de la revolución cubana es también la historia de una gran imaginación, dinamismo, audacia y antidogmatismo para enfrentar en cada momento histórico lo que cada momento histórico ha planteado como desafío. Sobre todo eso también hemos argumentado muchos por este espacio.
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