SINE DIE 151
Tercera
Etapa
juan
m ferran oliva septiembre
29 de 2020
Los
dos primeros Ferrocarriles del Estado español fueron inaugurados en Cuba, el
primero y un segundo en Cataluña. La
Isla era entonces colonia.
El 19 de noviembre de 1837 se inauguró el
primer ferrocarril cubano. Cubría los 27 kilómetros que separan La Habana de
Bejucal, primera etapa del proyecto que al año siguiente llegaría hasta Guiñes.
Este importante centro azucarero requería un medio capaz de trasladar hasta el
puerto habanero los pesados cajones de madera usados para envasar el azúcar
primitivo y los barriles con meladura. Pero también los abastecimientos y el
transporte de pasajeros en ambos sentidos. El parque móvil consistió en 8
locomotoras inglesas y dos norteamericanas, así como el resto de material
rodante y fijo[1].
Dicho ferrocarril fue el primero en Iberoamérica.
Con anterioridad, pero no muy lejana, se montaron ferrovías en Inglaterra, Francia, Estados Unidos,
Bélgica y Rusia. Es de destacar que Cuba era entonces colonia de España. En
consecuencia cabe afirmar que también fue el primer ferrocarril dentro del
Estado español. Como negocio resultó exitoso y comenzaron a difundirse otras
líneas que llenaron la Isla de carriles.
El lado oscuro del evento fueron las vidas que
costó. En su construcción participaron números esclavos y jornaleros canarios e
irlandeses. Las muertes, generalmente vinculadas a enfermedades, ascendieron a cifras de 3 dígitos[2]
Valga aclarar que el ferrocarril cañero no se desarrolló hasta fines del
siglo XIX. Permitió romper el cuello de botella del acarreo de caña al ingenio
central. Las capacidades de molida habían aumentado merced a la introducción de
molinos a vapor, casa de calderas al vacío y baterías de centrifugas. No fueron
los únicos adelantes. Las carretas de caña no podían abastecer a los nuevos
monstruos y el ferrocarril cañero resolvió la situación. Décadas más tarde se
convirtió en una rémora cuando se impuso el transporte automotor.
En España se contraponían los criterios y a
los entusiastas se oponían los escépticos. Mientras se construía el primer
ferrocarril cubano, el costumbrista madrileño
Ramón Mesonero Romanos, al regreso de un viaje por Bélgica afirmaba que
el camino de hierro no podía triunfar en España debido a su orografía.[3]
Pasarían aún 10 años para demostrar lo contrario.
A la inauguración del ferrocarril
Habana-Bejucal había asistido un rico indiano llamado Miguel Biada Bunyol. En
1840 regresó a su natal Cataluña cargado de capital y de condecoraciones
españolistas. Tenía entonces 51 años de edad. En su bagaje de ideas estaba la
construcción de un ferrocarril desde
Mataró – su pueblo- hasta Barcelona. Son 14 kilómetros.
Una versión ingenua publicada en la Esquella de la Torratxa de
Barcelona atribuía la iniciativa de
Biada a su frustración en un viaje en diligencia a la ciudad condal. Pero
seguramente los incentivos no fueron tan simples[4].
El indiano promovió la Gran Compañía
Española del Camino de Hierro de Barcelona a Mataró. Acopió un caudal de 5
millones de pesetas. La mayor parte destinadas a la línea. El resto al material
rodante y a las expropiaciones de terrenos y edificios, entre ellos la plaza de
toros de la Barceloneta donde se estableció la estación principal. Una parte
importante de este capital fue captada en Cuba
En 1848, es decir, a 11 años de la inauguración
del tren de La Habana a Bejucal se abrió la primera línea dentro de la España
peninsular. Biada, su promotor, no pudo ver terminada la obra pues falleció
antes.
Fin
[1] Moreno Fraginals, Moreno. El Ingenio. Tomo II. Editora de Ciencias
Sociales. La Habana 1978. Pg. 154.
[2] [iv] Moreno Fraginals, Moreno. El Ingenio. Tomo
I. Editora de Ciencias Sociales. La Habana 1978 Pg. 301
[3] Salcedo Ruiz, Angel. Historia de España. Editorial Saturnino
Calleja-Fernández. Madrid 1914. Pg. 649
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