Según el informe de balance, del plan anual de acciones de control del Sistema Nacional de Auditoría, se cumplió el 89 %, en tanto se realizaron 111 comprobaciones especiales, fueron detectados 126 presuntos hechos delictivos y se aplicaron 2 655 medidas disciplinarias
El carácter preventivo, educativo y formativo debe ser la esencia de los controles y auditorías; no se trata de comprobar por la sola acción de hacerlo, sino de ir educando para fortalecer los sistemas de control interno y, a partir de ello, crear las capacidades de prevención, enfatizó Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, en el balance de trabajo de la Contraloría General de la República (CGR).
Resaltó el mandatario la importancia de ampliar la democracia sobre la base del control popular y la participación activa de los trabajadores en los procesos de la empresa, de forma tal que ello se revierta en un mayor sentido de pertenencia y en un freno a la ocurrencia de hechos delictivos y de corrupción.
Destacó, además, que este año el 60 % de los presuntos hechos delictivos y de corrupción fueron detectados mediante los mecanismos del sistema de control interno, lo que constituye un salto cualitativo respecto a años anteriores.
Ello, comentó, es resultado también de los instrumentos metodológicos que se han ido desarrollando y del pensamiento creador puesto en función de avanzar, de perfeccionarse.
Al comentar sobre el contexto en que se desarrolló durante 2021 el trabajo de la Contraloría y que, en sentido general, marcó al país, hizo referencia al bloqueo recrudecido, con las 243 medidas que aplicó la administración de Donald Trump y que se mantienen en el actual mandato de Joe Biden.
Se une, además, la campaña de descrédito que se teje contra la Revolución cubana, y el impacto que ha tenido la COVID-19, sobre todo a partir de la paralización de actividades económicas fundamentales en los primeros meses de la pandemia, sostuvo el mandatario.
No obstante, reconoció el compromiso y la sensibilidad de los trabajadores del sector, así como el papel de los auditores en acompañar a la dirección del país para llevar adelante la estrategia económico-social.
AUDITORÍA: PREVENIR Y ENSEÑAR A HACER
El año 2021 fue retador para el pueblo cubano y se puso a prueba, una vez más, su capacidad de resistencia, señaló la contralora general de la República, Gladys María Bejerano Portela, al intervenir en la reunión de trabajo y destacar los avances y las limitaciones que persisten en la tarea de velar por la correcta y transparente administración de los fondos públicos y el control superior sobre la gestión administrativa.
La capacitación de los jóvenes, la necesidad de asumir las auditorías como herramientas de control que pueden dar luces sobre caminos de mayor eficiencia en las empresas, atender la reserva de cuadros y apoyar a los auditores internos de base, así como incorporar la ciencia a los procesos de economía, fueron algunos de los temas debatidos en la jornada.
Las intervenciones enfatizaron en la necesidad de potenciar la incorporación de los jóvenes al órgano, de trabajar con ellos de manera especial; la formación de auditores a través de cursos de especialización y habilitación, y la autopreparación diaria.
Se resaltó, además, que el Sistema Nacional de Contraloría es una gran fortaleza para el control del país, y el papel que desempeñan los auditores en tal cometido, una tarea que debe asumirse siempre desde la ética y el compromiso social.
Por otra parte, Reynol Pérez Fonticoba, vicecontralor general, hizo mención a los desafíos que impone la informatización en los procesos de control, para lo cual se requiere una mayor preparación, tanto de auditores como de directivos. El uso de estas herramientas, dijo, permite no solo disminuir los tiempos de análisis, sino también elevar la calidad del trabajo y la identificación de riesgos.
Respecto a las acciones de control al presupuesto del Estado, comentó que al ser eminentemente social, ello obliga a evaluar con profundidad la calidad del gasto público, y analizar la ejecución financiera.
Otra de las cuestiones llevadas al debate fue la posición que debe asumirse ante los presuntos hechos delictivos y de corrupción y que, más allá de la mirada objetiva al problema y sus consecuencias, hay que reflexionar también sobre las causas y cómo evitar la recurrencia de este tipo de situaciones, a partir del intercambio con los trabajadores.
Detrás de cada deficiencia detectada en las entidades, hubo alguien que no cumplió con sus responsabilidades de control y supervisión, de ahí que cada análisis implica una visión multidisciplinaria, coincidieron los presentes.
Liuba Rodríguez, auditora de la empresa Metal-Mecánica Varona, reflexionó sobre la importancia del control concurrente, que va rompiendo aquel concepto de que la auditoría es una «cacería de brujas» y, cada vez más, se asume como lo que es, un proceso que acompaña, que le permite a la empresa alcanzar sus objetivos de desarrollo mediante la identificación y prevención de riesgos.
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