Por Dr Julio Carranza
El asunto de los BRICS tiene una historia de varios años que es muy útil recordar, desde aquella “ocurrencia” del analista Goldman Sach Jim O´Neil, para denominar a este grupo de grandes países, originalmente faltaba la S, o sea Sudáfrica se considera un poquito después.
Pero es importantes tener en cuenta que la “aceleración” del proceso es mucho más reciente y responde a la fuerte agudización de las contradicciones en el escenario internacional, yo mencionaría en primer lugar la guerra de Ucrania, las sanciones a Rusia, la política de la OTAN con el liderazgo de EEUU, la penosa subordinación de Europa, las presiones sobre China y las tensiones en el Mar de la China Meridional por el tema de Taiwán, entre otras.
El planteamiento de Putin de que la guerra “operación militar especial” en Ucrania, además de los objetivos de garantizar la seguridad de Rusia en su frontera, es contribuir a quebrarle el espinazo al mundo unipolar, o sea a la hegemonía absoluta “prima potencia assoluta”, (como Alicia Alonso) de EEUU, le da un sentido de mayor urgencia al proceso de ampliar y consolidar ese bloque (o como se le quiera llamar) impulsado por Rusia y China, ahora en una clara alianza estrategia, como tanto temió y trató de impedir Henry Kissinger.
Son muchos los países interesados en este mundo alternativo que permite escapar de la sistemática y efectiva política de EEUU y la UE para imponer sus intereses en la dinámica económica y política internacional, con un control casi total del sistema financiero internacional, de los mecanismos de comercio, de la inversión, del control de los recursos naturales, del uso indiscriminado de sanciones unilaterales y de la manipulación de los organismos internacionales, la ONU incluida, así como la promoción de guerras locales cuando le son convenientes.
La existencia de ese permanente desafío de occidente y la “puesta a punto” del poder militar de Rusia, el inmenso poder económico de China y también militar, a lo que se suman otras potencias medias, crea el escenario para que muchos países estén interesados en esa nueva pertenencia, así sea ambigua, que da lugar a nuevas expectativas (a pesar de sus aún claras limitaciones). Es un grupo heterogéneo y con contradicciones, pero con un fuerte incentivo para su unión, recordar aquella vieja fábula de que el lobo y la liebre andan juntos por temor a la serpiente.
Y como es evidente y de manera muy acelerada, ahí está el plato casi listo, creciendo, comenzando a operar, desafiando el poder financiero como se le conocía antes y “sembrando a los cuatro vientos” (como decía el pequeño Larousse).
El juego está en sus inicios, pero debe avanzar rápido y el liderazgo de Rusia y China se consolida, aún con la “delicadeza” de cuidar el consenso de sus estados miembros, como ha explicado Putin en su reciente conferencia de prensa.
Claro que el futuro es difuso e incierto, la hegemonía de EEUU y el dólar, aunque en decadencia, es aún una realidad y escapar de ella es muy difícil para muchos países, pero ahí ya se van articulando circuitos por fuera del sistema Swift y mercados en monedas diferentes del dólar, incluso el posible establecimiento de una moneda propia del sistema BRICS, que por cierto, como se sabe, ya tiene su banco y reservas, presidido por la brasileña Dilma Rousseff. Muchos analistas expresan que es un proceso complejo y cuesta arriba, cierto, pero ahí va y todo parece indicar que cobrando velocidad, impulsado por diversos acontecimientos en muchas partes del mundo, es parte de lo que Emmanuel Todd llama en su reciente y excelente libro “la derrota de occidente”.
Para Cuba, su inclusión como socio es un paso de mucha importancia, pero hacerlo verdaderamente efectivo como parte del proceso para salir de la actual crisis que vive el país, depende esencialmente de la capacidad de cambio y transformación estratégica e integral que la nación sea capaz de realizar, a pesar del bloqueo criminal de EEUU, sin esas transformaciones ni el BRICS ni nada alcanzaría para superar el desafío que se enfrenta, ya no estamos en el mundo de hace 40 años donde los acuerdos políticos eran suficiente, a este tema nos hemos referido en extenso en otros análisis publicados.
Lo que sorprende de la posición de Lula con el veto a la entrada de Venezuela en el grupo (los años muchas veces hacen perder rapidez) y la arrogancia histórica de Itamaraty, que siempre hace de las suyas, muchas veces a pesar de su Presidente, es, por una parte, que este paso obstaculiza un poco el avance del proceso, en general debido al peso de Venezuela y la disputa por ella, cosa que por cierto EEUU y Occidente no olvidan nunca, recuerden las declaraciones, por ejemplo, de la Generala parlanchina y hasta de Donald Trump entre otros. Venezuela no solamente tiene grandes reservas de petróleo, también de oro, vadanio, entre otros recursos estratégicos, así como una ubicación geopolítica de mucha importancia.
Pero por otra parte, además de a Venezuela y al proceso en general, lo que ha hecho Brasil (cualquiera sean los argumentos y los intereses que ha tratado de preservar sacrificando inescrupulosamente a Venezuela), afecta también al propio Brasil, es una decisión equivocada basada en argumentos muy discutibles, sin visión estratégica y además problemáticos para muchos de los países del bloque que tienen sus propios problemas internos.
Sin embargo, a los demás miembros del grupo no se les escapa la importancia de esto y tratarán y casi seguro lograrán, esta fundamental incorporación en el futuro, salvo que estalle una confrontación mayor a nivel global, cosa que tampoco está excluida, más allá de que sea más o menos probable.
25 de Octubre 2024
Coincidiendo con Carranza. El ingreso de Cuba en calidad de socio de los Brics es una oportunidad, a la vez que un reto. Este reconocimiento solo puede ser honrado con continuos procesos de cambios, que implica mover nuestra difusa economía, hacia el o los carriles por dónde se mueve los Brics. Nuestras fortalezas descansa en algo que vamos perdiendo por un flujo migratorio avasallador, nuestro capital humano. A muchos países del Sur le resulta más difícil participar en los procesos que generan cadenas de valor, por carecer de ese capital humano, que a nosotros en algunas especialidades nos rebasan. La ciencia y la innovación a estas alturas debía tenernos en una posición de privilegio, pero no, el igualitarismo como política ha hecho mella en esa oportunidad y fortaleza a la vez. Mientras no veamos a un científico con resultados viviendo mejor que el merolico de la esquina, o el reguetonero de turno, todo será teoría abstracta, politiquería sin sustento en una era globalizada. Lula es la nueva revelación y la pregunta es ¿ por qué esa fijación con Venezuela y Maduro? Será Itamaray, el Pentágono o la Casa Blanca?
ResponderEliminarBRICS currency is fantasyland. The generalized BRICS hoopla is woefully overdone, though it gives journalists something juicy to write about.
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