En un contexto de grave crisis económica, acciones como tomar un ómnibus o la cola (fila) para comprar alimentos se han convertido en la isla en escenario de graves indisciplinas sociales.
Sociedad Redacción IPS Cuba 6 agosto, 2025
Es común ver en La Habana depósitos y vertederos desbordados por la basura que se acumula durante días.
Foto: Jorge Luis Baños/ IPS
La Habana, 6 ago.-Las indisciplinas sociales, a menudo antesala de delitos más graves, los ruidos estridentes y la pérdida de valores están erosionando la vida social de la nación insular caribeña.
Medios oficiales y ciudadanos advierten desde hace años sobre estos flagelos y reclaman acciones más enérgicas por parte del gobierno para erradicar esas conductas negativas.
La agresividad en el trato tanto a personas como a la propiedad social, la falta de cortesía y urbanismo, sobre todo entre los jóvenes, se han expandido en casi todo el país. Junto con el vandalismo y la violencia interpersonal.
Este entramado quebranta las normas de urbanidad que regulan la conducta de las personas y promueven el respeto, la cortesía, la buena educación y la convivencia pacífica entre los individuos en los diferentes ámbitos de la vida social».
El deterioro de valores universalmente reconocidos ha llevado a algunos pesimistas a pensar que, aunque Cuba levante su economía, tendrán que pasar varias generaciones para que cambien estos comportamientos.
Preocupación
Las indisciplinas sociales están erosionando la vida social de Cuba. (Foto: Tomada de redes sociales)
Las indisciplinas sociales están erosionando la vida social de Cuba. (Foto: Tomada de redes sociales)En julio de 2013, al hablar ante el Parlamento unicameral, el entonces presidente Raúl Castro llamó a enfrentar los delitos y las indisciplinas sociales porque la “actualización” del modelo socialista demanda un clima de “orden, disciplina y exigencia”.
El mandatario lamentó que a lo largo de más de dos décadas de crisis económica (que ha seguido profundizándose) aumentó el deterioro de la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro y la honradez.
Se han vuelto frecuentes en la isla los ataques al transporte público y la destrucción de teléfonos colectivos y contenedores de basura, así como el maltrato al público en instituciones estatales.
Sabotajes contra el transporte
Para las autoridades, “las indisciplinas sociales son una seria amenaza a la seguridad y tranquilidad ciudadanas, y si no se enfrentan con energía ahora, mañana serán un problema mayor”.
Se están haciendo una costumbre estos hechos vandálicos. Los malhechores están al acecho. Ahora es al transporte público, después el blanco podrían ser ambulancias, ómnibus turísticos y taxis”, dijo la cibernauta Marta Delgado».
La más reciente expresión de este fenómeno, casi inexistente en la isla hace seis décadas, es el apedreamiento de ómnibus del transporte público, a veces a plena luz del día, y reproducida a gran escala a través de las diferentes redes sociales.
Estas acciones no solo ponen en riesgo a los pasajeros, sino que menoscaban la cada día más reducida flota de estos vehículos, que a duras penas salen a funcionar pese a la escasez de combustible y piezas de repuesto.
Cuba sufre una severa crisis económica y social por el impacto de la pandemia de Covid, las sanciones de Estados Unidos, la crisis internacional, y fallidas políticas internas que repercuten en la escasez de alimentos, medicinas, transporte y galopante inflación.
La más reciente expresión de vandalismo, casi inexistente en la isla hace seis décadas, es el apedreamiento de ómnibus del transporte público, a veces a plena luz del día, y reproducida a gran escala a través de las diferentes redes sociales. (Foto: Tomada de redes sociales)
La más reciente expresión de vandalismo, casi inexistente en la isla hace seis décadas, es el apedreamiento de ómnibus del transporte público, a veces a plena luz del día, y reproducida a gran escala a través de las diferentes redes sociales. (Foto: Tomada de redes sociales)Un lector del portal oficial Cubadebate, identificado solo como Raúl, exigió que las autoridades organicen un sistema de protección para la explotación y conservación de estos envejecidos ómnibus.
Un forista, más radical, se quejó de que a estas acciones sigan llamándolas “hechos vandálicos”, “Yo los veo como ՙactividades contrarrevolucionarias՚ para dañar más el transporte y son instigados desde el exterior”.
La basura
Es común ver en La Habana depósitos y vertederos desbordados por la basura que se acumula durante días. Se obstruyen calles y alcantarillas.
Pobladores y Servicios Comunales se reparten las culpas.
En ocasiones vecinos han prendido fuego a estos tiraderos. Como no alcanzan los contenedores y demoran semanas los camiones recolectores, también esparcen las bolsas de desechos de acera a acera.
Funcionarios del sector hidráulico atribuyen a las indisciplinas la “mala gestión del saneamiento” de esta ciudad de más de 2 millones de habitantes.
Y condenan el robo de rejas de tragantes y tapas de registros, frecuentes en municipios como La Lisa, Centro Habana, Cerro, Diez de Octubre, Plaza de la Revolución y Playa.
En ocasiones vecinos han prendido fuego a estos tiraderos. Como no alcanzan los contenedores y demoran semanas los camiones recolectores, también esparcen las bolsas de desechos de acera a acera.
En ocasiones vecinos han prendido fuego a estos tiraderos. Como no alcanzan los contenedores y demoran semanas los camiones recolectores, también esparcen las bolsas de desechos de acera a acera. El ruido
Expertos señalan que el ruido excesivo es considerado uno de los contaminantes más agresivos y constituye un problema medioambiental y social que afecta la calidad de vida y salud de la población, causa trastornos físicos, pérdida de audición y desequilibrios psicológicos.
La Habana se ha transformado en una ciudad cada día más estridente. Ni las quejas de las víctimas ni las regulaciones legales han logrado poner freno a tanto ruido. La paz y el silencio brillan por su ausencia.
La música alta, a veces hasta en la madrugada, generada en bares y cafeterías privados y estatales, ensordece y las conversaciones a gritos, a veces con palabras soeces, se cuelan por las ventanas de las viviendas.
Marta Acosta denunció que una cafetería de la barriada de Jaimanitas, en el oeste de la capital, se ha convertido en un lugar de venta de cerveza. “Carros y motos se parquean con música alta a toda hora y corren motos por la 5ta Avenida. Llamamos a la policía y no vienen nunca. Es una pesadilla para los vecinos”. (2025)

Desde los buenos tiempos siempre he dicho: La mentira estatal (institucional) genera indisciplina social.
ResponderEliminarEl fenómeno de la indisciplina social tiene más años que los expresados en mi carnet de identidad (1962). Nací escuchando problemas sociales asociados al incumplimiento ciudadano, en las organizaciones sociales y políticas siempre fue un punto a debatir.
Pero porqué el pueblo se expresa manifestando indisciplina sociales. Qué motiva o inspira una desobediencia social cuando son conductas que revienten en contra de quien las manifiesta.
Sin llegar a un estudio científico he podido comprobar que es una válvula de escape ante la imposibilidad de expresar libremente la inconformidad con la mentira de la información a que es sometida regularmente la población.
Si todo esta bien o justificado que importancia puede tener que yo tire la basura donde quiera, que ensucie las paredes aunque estén recién pintadas, que aborde un ómnibus sin camisa, que me exprese con palabras obscenas en público, y muchas más cosas que se hacen sin tener la menor idea que son indisciplina sociales.
Que pasa en la actualidad que ya las indisciplina sociales se han convertido en conductas delictivas y ahora es un problema social grave, pues la percepción de las personas ante estas conductas es que son cosas normales.
Pero la prensa por solo mencionar una vía de comunicación sigue mintiendo y de espaldas a una realidad que nos aplasta y nos diluye como sociedad, como conjunto de seres vivos distintos al reino animal.