Los bancos centrales están planeando restricciones drásticas del dinero en efectivo para evitar las corridas bancarias y la intensificación de la guerra de divisas. Las ideas de Kenneth Rogoff y Willem Buiter, presentadas en este post, están cobrando fuerza y a fines de este mes se realizará una importante reunión en Londres con representantes de los principales bancos centrales del mundo para trazar el camino hacia el fin del dinero en efectivo. Terminar con las transacciones de dinero en efectivo es una de las acciones más enérgicas contra el lavado de dinero y la evasión fiscal. Pero esta guerra contra el efectivo puede acrecentar aún más la dictadura financiera.
Esto es porque los bancos centrales siguen avanzando hacia tierras desconocidas confirmando que el sistema financiero colapsó hace siete años y aún no logra ponerse de pie. Los planes de rescate han significado un serio deterioro de toda la actividad económica y los magros datos de crecimiento son el anuncio de que la crisis entra en una nueva fase donde no se descarta una nueva recesión global. El enemigo ahora es el pago al contado. Se pretende que todos los pagos se realicen forma electrónica para facilitar la supervisión y la transparencia. La nueva realidad económica estará marcada por la represión financiera y el fin del dinero en efectivo.
Fin al anonimato del dinero
Algunos países ya han comenzado a aplicar medidas específicas para poner fin al anonimato del dinero en efectivo. Francia ha anunciado un endurecimiento drástico del uso de efectivo y a partir de septiembre limitará los pagos en efectivo a mil euros. Los bancos deberán informar a las autoridades de todas las transferencias al interior de la UE que superen los 10 mil euros. En Grecia, todos los pagos mayores a 70 euros deberán realizarse con cheques o tarjetas. El modelo de Suecia, pionero en los pagos electrónicos, será tal vez el futuro de todos los países europeos.
La crisis de liquidez que comienza a sufrir la banca de Estados Unidos también implicará la aplicación de medidas represivas. Como informa Bloomberg, el banco JPMorgan anunció que desde este mes cobrará un 1 por ciento de comisión sobre los depósitos que excedan los fondos requeridos para las operaciones habituales de sus clientes. Esto equivale a una tasa de interés negativa. Se pagará por el privilegio de depositar dinero en efectivo.
Históricamente, los bancos siempre pagaban intereses a los depositantes, como recompensa por el uso del dinero que permitía a los bancos crear más dinero. Ahora, mantener grandes cantidades de dinero en efectivo no se ve como un buen negocio y bancos como JPMorgan comienzan a evitar el efectivo a menos que los depositantes estén dispuestos a pagar por el privilegio de depositarlo.
La aplicación de estas medidas buscan responder a una intensificación de la crisis que puede agudizarse dramáticamente. El miedo a las corridas bancarias globales y la fuga de capitales es también el resultado a la pérdida de confianza global en el sistema. El método más radical para evitar las fugas de capitales es la prohibición del dinero en efectivo. Pero la única manera en que esto funcione es su aplicación simultánea en todo el mundo. Esto es lo que analizarán los banqueros centrales que se reunirán en Londres a fin de mes.
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