Por JON HILSENRATH, WSJ
Una serie de datos económicos recientes no sólo apuntan a un crecimiento menor del previsto de la economía estadounidense, sino que dejan de manifiesto que su recuperación anémica es vulnerable y ser descarrilada por shocks pasajeros.
La falta de dinamismo, el crecimiento de la economía de Estados Unidos podría ser nulo este año, probablemente hará que la Reserva Federal (Fed) lo piense dos veces antes de empezar a subir las tasas de interés de corto plazo desde un nivel de casi cero.
El banco central observa varios indicadores de la fortaleza subyacente de la economía, como una mejora del empleo y un alza de los ingresos y el patrimonio.
No obstante, una gama de otras cifras retrata un panorama menos optimista. La Fed informó el viernes que la producción industrial de EE.UU. se contrajo 0,3% en abril frente a marzo, la quinta contracción mensual consecutiva. El índice que mide el estado de ánimo de los consumidores, compilado por la Universidad de Michigan, también descendió, lo que se suma a las magras ventas minoristas de abril y paupérrimas cifras comerciales.
Los analistas de Wall Street están revisando a la baja las estimaciones para el crecimiento del segundo trimestre y muchos prevén que el crecimiento del primer trimestre termine siendo negativo. J.P. Morgan JPM -0.26% proyecta una expansión de apenas 0,5% para el primer semestre.
Este telón de fondo revela una de las características fundamentales de la actual recuperación estadounidense: una economía que crece lentamente puede ser descarrilada por disturbios pequeños y pasajeros.
“Las economías… son más estables cuando crecen a una velocidad moderada que cuando crecen lentamente”, señala Lawrence Summers, profesor de Economía de la Universidad de Harvard y ex asesor económico del gobierno del presidente Barack Obama. Una economía que se expande a paso de tortuga “está a un golpe moderado de caer en recesión”.
Pocos economistas creen que EE.UU. esté cerca de caer en recesión, pese a su magro desempeño. Un grupo de 62 economistas que participaron en una encuesta de The Wall Street Journal este mes asignan una probabilidad de apenas 12% a una recesión en 2015. Una estimación realizada por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York sobre las probabilidades de la recesión, basado en los movimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU., asigna una probabilidad igualmente baja.
Las recesiones van a menudo acompañadas de olas de despidos, algo que no está ocurriendo. El Departamento del Trabajo reportó que las solicitudes de seguro de desempleo, un indicador de despidos, rondan sus niveles más bajos de los últimos 15 años. La mejora del empleo ha redundado en un crecimiento de los ingresos de las familias. Los ingresos de los hogares, calculados después de impuestos y desestacionalizados, subieron 3,8% interanual en el primer trimestre.
“Debiéramos empezar a ver un alza hacia un crecimiento de 3%, que hemos estamos previendo durante los tres últimos trimestres”, vaticina David Altig, director de estudios del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, en una entrevista. “Los últimos datos aún no confirman tal postura”.
Altig indicó se sentirá más confiado respecto a un crecimiento más robusto cuando vea un repunte del consumo. Uno de los factores que ha sorprendido a la Fed es el avance modesto del consumo a pesar de la mejora de los ingresos y el patrimonio. En un momento en que las exportaciones están siendo perjudicadas por la fortaleza del dólar, el gasto de los consumidores es un motor particularmente importante de crecimiento económico.
La Fed, que a comienzos de año contemplaba un aumento de tasas por primera vez desde reducirlas a casi cero en 2008, ha señalado que aplazará la medida hasta que observe mayores avances en materia de empleo y adquiera una mayor confianza de que la inflación, que se ha ubicado por debajo de su meta de 2% durante casi tres años, esté en una trayectoria alcista.
Un alza de tasas en junio parece cada vez más improbable. El precio de los contratos a futuro de la tasa de fondos federales, la tasa de referencia de la Fed, han estado aumentado, una señal de que el mercado estima que un incremento en junio es poco probable. Además, una vez que el banco central comience a subir las tasas, las dudas persistentes en torno a la economía limitarían el ritmo de alzas futuras.
Por ahora, al menos, la Fed no tiene ninguna prisa.
“No hay presión para decidir sobre la trayectoria futura de la política en la actualidad, de modo que soy partidario de esperar a ver qué ocurre prestando mucha atención a las cifras”, reconoce John Williams, presidente del Banco de la Reserva Federal de San Francisco en un reciente discurso pronunciado en Nueva York.
Cuando la economía vuela a una altitud tan baja, incluso un disturbio pequeño la puede obligar a aterrizar. El crecimiento ha promediado 2,2% durante la expansión actual, muy por debajo del 3,6% promediado en las tres expansiones previas, dejando poco margen de error.
La economía estadounidense ya ha sido golpeada por algunos mini sacudones en los últimos meses, algunos más serios y duraderos que otros. Los cierres temporales de los puertos de la costa del Pacífico y el mal clima en el Noreste del país, que afectaron el comercio, ya pasaron. Un alza del dólar, que perjudica las exportaciones y alienta las importaciones, y una caída del precio del petróleo, que beneficia a los consumidores, pero socava la exploración y la inversión petrolera en el país, siguen repercutiendo. El alza del dólar y la caída del crudo se han revertido parcialmente en las últimas semanas, complicando el panorama.
Si el crecimiento del primer trimestre de 0,2% es revisado a la baja y acaba siendo una contracción, tal y como prevén numerosos analistas, se trataría de la tercera ocasión en que la economía registra una contracción trimestral durante el actual ciclo expansivo.
En realidad, la economía estadounidense ha sido menos volátil que lo normal desde el fin de la recesión a mediados de 2009, señala James Stock, profesor de la Universidad de Harvard que acuñó la expresión la “Gran Moderación” para describir el crecimiento estable de las décadas anteriores.
Las desviaciones en el crecimiento de uno a otro trimestre no han sido más amplias durante esta recuperación que en las anteriores, aseveró. Además, las desviaciones en el crecimiento interanuales han sido la mitad de lo que fueron en los repuntes previos.
El economista, de todos modos, advierte riesgos en caso de que aumenten las turbulencias económicas. “Si se crece a un nivel muy bajo, se va a ser vulnerable a estos shocks importantes que si se crece a 3,5% o 4%”, dice. “Es uno de los grandes desafíos de política”.
Puesto que las tasas de interés están casi en cero, en parte debido al débil crecimiento, la Fed no tiene margen para reducir las tasas de interés en caso de que ocurra un bajón de la economía. Es uno de los motivos por los cuales algunos en el banco central son partidarios de tener paciencia antes de subir las tasas.
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