La primera de ellas consiste en la venta liberada de módulos de inducción en las provincias orientales y Pinar del Río; y la segunda, en normativas vinculadas al registro y expendio de gas licuado —libre a la población— en La Habana y las cabeceras provinciales de Mayabeque, Artemisa, Matanzas, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba, así como en los municipios de Moa e Isla de la Juventud, siendo este último pionero en el experimento de esa modalidad de comercialización de gas.
Sobre los detalles de uno y otro procesos, versaron ayer las explicaciones a la prensa de directivos y funcionarios de los ministerios de Energía y Minas (Minem) y de Comercio Interior (Mincin), así como de la Empresa Cuba-Petróleo (Cupet).
MÓDULOS DE INDUCCIÓN: DE LA RED A LA COCINA
Las cocinas de inducción constituyen una atractiva variante para las familias cubanas, por su fácil manejo, mayor durabilidad, confort y eficiencia energética respecto a las hornillas de resistencia eléctrica —se calcula que en ese último indicador, los equipos de inducción pueden superarlas en un 30 %.
La actual medida, inherente a la aprobación de los precios y disposiciones para su comercialización de manera liberada, tuvo como fase precedente la venta preferencial —iniciada en abril de este año— de las primeras 80 000 cocinas de inducción y sus menajes a núcleos familiares atendidos por la Asistencia Social, con cobertura parcial o total por este programa del importe de las mercancías en familias con una situación económica identificada como más sensible.
Al valorar la evolución de esa primera etapa dirigida a beneficiarios de la Asistencia Social, Nancy Valdés Jiménez —viceministra de Comercio Interior— destacó la organización que primó en el proceso de compraventa y la aceptación con que fue acogida la iniciativa.
De la cifra global a expender, se decidió favorecer en un primer momento a 77 435 familias. De esos casos, 72 620 fueron aprobados por los respectivos Consejos de la Administración Municipal (CAM) y se han comercializado hasta la fecha 70 784 módulos de dicha tipología, comentó la vicetitular del Mincin.
Según trascendió, a partir de la existencia de un volumen suficiente para satisfacer la demanda de algunos territorios, se decidió extender la experiencia —una vez priorizados los sectores más vulnerables—, y así impactar en el día a día de otros núcleos con nuevas facilidades que entran por la cocina.
Acerca del criterio de selección que definió la inclusión de las primeras provincias a generalizar la venta de cocinas de inducción —Pinar del Río, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo—, Valdés Jiménez apuntó que la decisión se basó en el hecho de que son estas las provincias, a nivel nacional, que más cocinan con electricidad, empleando equipos facilitados por el Programa de la Revolución Energética, muchos de los cuales se aproximan al término de su vida útil.
Los interesados podrán adquirir los módulos en cuestión —contentivos de una cocina de inducción y un set de menajes de cuatro piezas: jarro, sartén y olla (todos con su tapa), y una cafetera— durante los próximos días en la red de mercados artesanales industriales (MAI), a un precio de 500 pesos en moneda nacional. La fecha exacta queda sujeta a decisión de los correspondientes Consejos de la Administración Provincial, siempre y cuando cada provincia disponga al menos del 70 % de los equipos en sus municipios, de cara a poder realizar la venta simultánea en estas últimas locaciones. Hasta la fecha, solo Guantánamo no cumple con este requisito, por lo que la venta allí podría diferir de las otras.
El plan previsto de manera general este año es de 284 000 módulos, de los cuales se ha dispuesto que 24 000 se comercialicen en la más occidental de las provincias; Las Tunas con 14 800; Holguín, 23 800; Granma, 27 000; Santiago 13 000 y Guantánamo con un volumen superior a las 15 000 unidades.
En torno a los servicios de garantía y postgarantía, Xiomara Ordóñez Rodríguez —directora nacional de Servicios Técnicos del Mincin— abundó en que se cuenta con la disponibilidad necesaria de piezas de repuesto para dar solución a posibles roturas, así como con la preparación del personal técnico encargado de las reparaciones. Insistió, asimismo, en la concepción de dos etapas: la de garantía comercial en sí, que es de tres meses y en la cual se ha previsto la sustitución o reposición de los equipos de manera íntegra; y la postgarantía, que comprende la reparación de la cocina en los mismos talleres e incluye, además de la tarifa aplicable al accesorio, los gastos por la mano de obra (con valor de cinco pesos).
Ordóñez Rodríguez, comentó el bajo índice de retorno (0,01) constatado en las ventas a asistenciados, donde solo se sustituyeron 62 unidades del total de cocinas comercializadas. En puntualización a Granma, confirmó que la red de talleres ya cuenta con las piezas de repuesto requeridas.
Se conoció que existen tres fábricas en el país (dos en La Habana y una en Pinar del Río), que están en condiciones de asumir una capacidad de producción de alrededor de 280 000 unidades cada año.
Se mantiene vigente la facilidad de acceder a créditos bancarios de cara a la adquisición de estos equipos y los límites de cocinas a comprar por la población serán definidos puntualmente en los propios territorios.
UNA APUESTA POR LA ECONOMÍA Y LA SEGURIDAD
A partir del próximo lunes, 19 de octubre, y por un lapso de tres meses, las personas residentes en la capital y las cabeceras provinciales de Mayabeque, Artemisa, Matanzas, Camagüey, Holguín y Santiago de Cuba, así como en los municipios de Moa e Isla de la Juventud, que posean cilindros de gas de diez kilogramos que no estén registrados por Cupet, podrán dirigirse a los puntos de venta de gas licuado que correspondan para hacer el registro formal de los mismos. Así lo dio a conocer la víspera Riyaguel Capote Rodríguez, director comercial de dicha empresa.
Esto se debe a que existe en circulación un grupo importante de cilindros que no consta en los archivos de Cupet, y que son susceptibles a un manejo peligroso y, por tanto, a accidentes con potencial riesgo para la vida humana. Incluso, lejos de su uso tradicional, se llega a emplear como combustible en distintos medios de transportación.
Antes de ser inscrito, el recipiente será sometido a una inspección técnica en el propio lugar por personal calificado, en aras de validar o no su recepción y, con ella, el registro. Para esto existe una lista de requisitos que deben cumplimentar los cilindros, entre los que se destacan la no exposición al fuego, no presentar reparaciones visibles, ni alta corrosión. El origen de las popularmente conocidas balitas no será objeto de investigación, de la misma manera que el proceso de inscripción no tiene carácter obligatorio, pero sí apela al sentido de responsabilidad de cada quien.
De ser admitido el envase, se concertará un contrato por solo la mitad del precio original (equivalente a 200 pesos) y el consiguiente cambio de balita. Como máximo, una persona puede ser titular de dos contratos.
En respuesta a nuestro diario, el directivo de Cupet dijo que, si el recipiente no pasa satisfactoriamente la inspección, su poseedor podrá optar por formalizar el contrato inicial —de 400 pesos el alquiler del cilindro y 110 del llenado de gas—, pero sin las facilidades concernientes a la disminución del costo.
El director comercial de esa entidad añadió que todos los años se repone un grupo importante de cilindros, de factura nacional. Por las oportunidades que se han canalizado con las nuevas medidas, este año se importaron más de 70 000 unidades por encima de lo planificado y para el 2016, la cuota total a importar se prevé que sea de más de 300 000 envases.
En la medida en que la industria nacional incremente su capacidad de producción —que ronda las 300 000 unidades anuales—, se podrá avanzar, gradualmente, con vistas a la generalización de la experiencia. Y acotó Capote Rodríguez, para ilustrar la validez de la propuesta, que en los lugares donde se aplicó experimentalmente, más del 50 % de los clientes que consumían keroseno han optado por la venta de gas liberado. También subrayó el impacto que ha tenido para muchas familias la reducción de los costos en la prestación de ese servicio.
Una duda común, el porqué no se puede llegar —por el momento— con tales beneficios a todo el país, encontró respuesta en las condiciones que persisten actualmente y que no permiten ofertar esta variante de manera sostenible a escala nacional. Lo que no implica, explicaron, que ese sea el propósito de esta política: amplificar el registro de beneficiados.
Medidas para el manejo eficiente de las cocinas de inducción
— La cocina debe situarse sobre una superficie estable, que no sea de metal y que esté alejada de toda fuente de calor o de fuego.
— Nunca dejar el cable conectado a la corriente luego de terminada la cocción.
— Manténgase alejada del alcance de los niños.
— No coloque ollas vacías ni recipientes cerrados como latas de conserva.
— No poner papel, alfombra o mantel entre el recipiente y la cocina para el calentamiento indirecto.
— No colocar entre la cocina y la superficie papel, alfombra o mantel pues dificultan la entrada y salida del aire necesarias para el buen funcionamiento del equipo.
— No poner objetos encima de los botones que dificulten su funcionamiento.
— Retirar el agua retenida en el fondo de la cocina antes de volver a usar el equipo.
— No tocar el panel de cristal negro luego de haber terminado de realizar la cocción de los alimentos.
— Si sus alimentos se queman no retire la olla rápidamente, desconecte la cocina primero.
— Mantener los cubiertos y otros utensilios alejados de la superficie de la cocina ya que pueden calentarse rápidamente y producir accidentes.
— Las personas que tienen insertado marcapasos deben consultar previamente al médico antes de manipular la cocina y confirmar que no les afecta.
— No insertar objetos como alambres de hierro en las rejillas o entradas de aire.
— No sobrecargar la cocina con objetos ni tocar con herramientas afiladas o causar impacto sobre la placa.
— Para limpiar la cocina primero debe apagarse, desconectar de la corriente y esperar porque la placa se enfríe totalmente.
— Limpiar con una tela húmeda inicialmente, luego pase una esponja con detergente líquido y para finalizar pase nuevamente con otra tela suave y seca.
— Nunca sumergir la cocina en agua.
— Utilice siempre los utensilios que acompañan a la cocina de inducción y que solo se pueden emplear en este tipo de equipos.
— No emplear recipientes fabricados de vidrio, cerámica, aluminio, cobre, es decir los no ferromagnéticos.
— No emplear ollas cuya base sea menor a seis centímetros o arqueada o tenga pies superiores a cinco milímetros.
— Conectar la cocina a la corriente de 110 o 220 volt y luego poner encima el recipiente con el alimento.
— La cocina de inducción presenta botones táctiles, no es necesario aplicar ningún tipo de presión sobre ellos, solo tocar con la punta de los dedos y no con las uñas.
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