Tras varios años de intensa sequía en Cuba, las lluvias de septiembre y octubre han permitido una recuperación de los embalses hasta el 76,5 por ciento de su capacidad total.
Numerosas presas del país se han visto obligadas a aliviar por primera vez en varios años, por ejemplo la Zaza. Foto: Periódico Escambray
El período de lluvias concluyó en Cuba este 31 de octubre con la buena noticia de recuperación de los embalses, después de tres años de una sequía que tendía a ser agónica en varias provincias. La tormenta tropical Philippe hizo a inicios de esta semana el último regalo de la temporada, en particular al territorio central del país, uno de los más castigados hasta hace apenas un par de meses por la carencia de agua.
Los embalses del país cerraron este período húmedo con 6.982 millones de metros cúbicos de agua almacenados, equivalentes al 76,5 por ciento de su capacidad, informaron especialistas del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) a medios de prensa cubanos.
Del total, casi la mitad se obtuvo por la suma de las precipitaciones que acompañaron al devastador huracán Irma, fuertes aguaceros de las semanas posteriores y los que llegaron en estos días con la tormenta tropical Philippe. Este último fenómeno favoreció un aumento de 72,9 millones de metros cúbicos del agua represada, sobre todo en las provincias de Camagüey y Villa Clara.
El huracán Irma, que recorrió Cuba del 8 al 11 de septiembre, quedó registrado como uno de los desastres naturales más costosos de los últimos años, pero dejó agua en un momento en que la sequía amenazaba con tornar insostenible el abasto a varias ciudades. Unido ese beneficio a las jornadas de lluvias que continuaron luego, favoreció una sólida recuperación de los recursos hidráulicos del país.
Este mes de septiembre, históricamente uno de los más lluviosos en el clima cubano, cerró con un acumulado nacional de precipitaciones de 344,9 milímetros, el 185 por ciento del promedio histórico mensual. Los embalses cerraron ese mes con el 71 por ciento de su capacidad total, superior a 9.000 millones de metros cúbicos.
La agricultura, que se había convertido en una de las áreas más dañadas por la sequía, podrá emplear mejor los sistemas de riego.
En octubre los embalses ganaron otros 530 millones de metros cúbicos más. Representantes del INRH han declarado que el agua atesorada ahora cubrirá las necesidades de la economía y de la población por lo menos durante un par de años.
El beneficio se sintió en particular en provincias del centro donde la carencia de agua se tornaba crítica. Después de un inicio de año dramático, en Ciego de Ávila las precipitaciones de los últimos dos meses rebasaron la media histórica anual; el registro de enero a octubre, de 1.397,7 milímetros, representa el 127,2 por ciento, informó la delegación provincial del INRH.
El manto freático de esa provincia, con una de las principales fuentes subterráneas de agua del país, se ha recuperado hasta niveles superiores al 70 por ciento, después de caer a niveles que casi anulaban la posibilidad de emplear esa reserva.
Reportes de agosto del INRH indican que antes del capítulo de precipitaciones más recientes los embalses cubanos almacenaban apenas 3.500 millones de metros cúbicos, el 39 por ciento de su capacidad total, y en meses anteriores el nivel bajó hasta volúmenes próximos al 30 por ciento.
Cerca de la mitad del territorio nacional padecía una situación de sequía severa que obligó al gobierno a priorizar un programa de inversiones para aliviar el abasto de agua a la población, deprimido en ciudades importantes como Santiago de Cuba y Ciego de Ávila. La situación era más tirante aún en sectores fundamentales de la economía como la agricultura y la industria.
El panorama resulta más cómodo ahora, pero las autoridades alertan contra reacciones imprudentes en el gasto e insisten en la necesidad de mantener el programa para el uso racional de agua. (2017).
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