Estimado Humberto,
destaco la importancia, en Cuba y la
economía de 13 de febrero, del despacho de la agencia Reuters acerca del “impago” de la deuda cubana en el pasado año,
con vencimientos de ochenta millones (según el despacho, que no precisa monto
del impago), en supuesto incumplimiento de los acuerdos logrados en la
renegociación de 2015 con los países acreedores. Y una consecuente aplicación
de sanciones, en este caso una tasa de interés adicional del 9% a la que logró
Ricardo Cabrisas en la citada renegociación (siempre según el citado despacho).
Dos días después, un
despacho de AFP, que reproduces también en Cuba
y la Economía, recoge una aclaración de Cabrisas en la cual explica el
retraso, lo valora entre veintidós y veintitrés millones de euros y precisa que
Cuba se compromete a darle cumplimiento antes de que finalice el mes de
mayo.
El hecho, visto con
crudeza, es que a partir de 2016 la inserción cubana en el mercado mundial ha
sufrido un recrudecimiento de la agresión financiera estadounidense de tal
magnitud que no puede menos que incidir en las posibilidades de pago acordadas
hace cinco años. El efecto de la enormidad de sanciones impuestas a bancos de terceros países por
Washington en estos años simplemente por sostener relaciones económicas
con Cuba, sumado a
prohibiciones estrictas en torno al turismo, y la persecución corsaria sobre el
suministro de hidrocarburos, es significativo.
Por supuesto que esto
no interesa al FMI, ni a las economías que lo sostienen en condición de países
acreedores (y que negocian con Cuba en un comité ad hoc ya que no somos
miembros del FMI, si es que esas reglas no han cambiado). Los acreedores
pueden exhibir como bondades la condonación de casi las dos terceras partes de
la deuda cubana en 1986 (año en que Cuba tuvo que interrumpir los pagos debido
a las pérdidas que ocasionó la caprichosa trayectoria del ciclón Kate desde el
Oriente a La Habana, junto a otros reveses económicos). Los acreedores no se
mostraron entonces “bondadosos”; más bien fueron inflexibles con sus exigencias
de ajustes (reducción del Estado en la economía, o sea, privatizar, abrir los
mecanismos de mercado, y todo lo consecuente). En tanto Cuba también lo fue en
su radical decisión de no aceptar.
La moratoria
planteada ese año en el pago tuvo como consecuencia un corte de los créditos a
mediano y largo plazo desde las principales economías euroccidentales y
asiáticas, al cual puede atribuirse, a mi juicio, la meseta que observa en la
curva de crecimiento del PIB cubano de 1986 a 1989. Se afectaban necesidades
que desde el CAME no se suplían, ya que solo podían cubrirse en moneda
libremente convertible. De manera que para Cuba el efecto del derrumbe
económico en la primera mitad de los noventa ya tuvo un anticipo en la estancación de la segunda mitad de los ochenta.
La aclaración de Cabrisas debe despejar cualquier especulación en torno a la posibilidad de de una interrupción unilateral por parte de Cuba que, como es sabido, se esmera en honrar sus compromisos, aun en las más difíciles condiciones..
La aclaración de Cabrisas debe despejar cualquier especulación en torno a la posibilidad de de una interrupción unilateral por parte de Cuba que, como es sabido, se esmera en honrar sus compromisos, aun en las más difíciles condiciones..
Lo que quiero
destacar es que, a diferencia de los factores que inciden en las dinámicas de
otorgamientos de créditos entre acreedores y deudores para la mayoría de la
periferia (la que se acomoda a las reglas de sometimiento del centro
dominante), en los casos en que además se victimiza al país deudor mediante la
aplicación sistemática de sanciones financieras (Cuba sería el arquetipo usado
por el imperio), la salida por los mecanismos regulares (la supuesta
normalidad) se revela imposible. En tanto, en las economías afines al sistema
de los centros del capital, una parte importante de los préstamos que se
conceden va a engordar las cuentas de la oligarquía local, sin beneficio alguno
para la población. Esta adjudicación, que tampoco interesa al FMI, se refleja dramáticamente hoy en la intensificación de la presión migratoria centroamericana hacia los Estados Unidos.
Creo que la presión
sobre la periferia mediante “sanciones” se hace un problema geoeconómico clave,
sobre todo después del fracaso del impeachment
al presidente Trump. En un artículo del diario de Miami El Nuevo Herald
del 4 de febrero, la periodista Maribel Hastings previene que Trump haya
salido, con el empacho de su victoria, convencido de que ahora “quedó demostrado que puede
hacer lo que quiera, como dispararle a alguien en la Quinta Avenida, como
predijo en 2016; pedir ayuda a naciones extranjeras para su beneficio político
personal; obstruir las investigaciones; intimidar testigos; burlarse de la
Constitución; mentir, mentir y mentir, sin consecuencia alguna”.
Es
evidente el saqueo de las finanzas de los procesos que en la periferia buscan
la salida democrática de sus sustentabilidad, que van a afrontar, como sucede
ya con Venezuela bolivariana y otros que son victimizados con sanciones
unilaterales, lo que
marca la complejidad de la dominación en el siglo presente. Y creo que
propuestas cubanas de asociación para hacer más equitativos los mecanismos de
la cooperación económica merecen ser rescatados y puestos al día a la luz de
las circunstancias. Y de lo previsible.
Sigue la periodista miamense apreciando que “de este modo, su presencia (de Trump) aún en la Casa Blanca lo coloca en el peligroso y preocupante papel del presidente más poderoso que haya tenido este país”. Y el más peligroso de la historia mundial. Aunque en la lógica de las relaciones en las finanzas mundiales, no hallemos variantes esperanzadoras en lo que antecede a Trump ni lo que es previsible que lo suceda dentro de un año, o dentro de cinco, en la conducción de la economía que monopoliza el poder mundial.
Sigue la periodista miamense apreciando que “de este modo, su presencia (de Trump) aún en la Casa Blanca lo coloca en el peligroso y preocupante papel del presidente más poderoso que haya tenido este país”. Y el más peligroso de la historia mundial. Aunque en la lógica de las relaciones en las finanzas mundiales, no hallemos variantes esperanzadoras en lo que antecede a Trump ni lo que es previsible que lo suceda dentro de un año, o dentro de cinco, en la conducción de la economía que monopoliza el poder mundial.
Saludos,
*Aurelio Alonso Tejada. Destacado sociólogo y filósofo cubano. Miembro fundador de Pensamiento Crítico y del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana. Fue director de la Biblioteca Nacional José Martí. Integró el colectivo de investigadores del Centro de Estudios sobre América. Desde 2006 se desempeña como subdirector de la revista Casa de las Américas. Ha publicado varios libros y un vasto número de ensayos y artículos. Es Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas otorgado por el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y el Instituto Cubano del Libro (2013). Recibió el Premio LASA a la excelencia académica por su contribución a los estudios sobre Cuba, (2014).
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