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lunes, 17 de marzo de 2025

CUBA: Avances en equilibrios macroeconómicos, pero sucesivos choques que complican recuperación económica (noviembre de 2024)

Por Ricardo González-Aguila,Centro de Estudios de la Economía Cubana
      Ricardo Torres-Pérez American University, Washington DC



Situación económica y sistema productivo

El desempeño de la Economía cubana se mantiene muy discreto en 2024. Luego de una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) en 2023, los indicadores no ofrecen una perspectiva halagüeña para este año. Las autoridades han aplicado una serie de medidas en el orden macroeconómico, con resultados diversos. Pero no se observa un programa de reformas para la esfera productiva.

De hecho, la mayor parte de los cambios que contiene la nueva normativa aplicable al sector privado está lejos de promover el fomento del sector, que ha liderado la creación de empleo desde 2010. La configuración actual de incentivos para el sector privado conforma un escenario en el que los emprendedores aprecian que las actividades comerciales son más rentables que la producción o prestación de servicios más complejos. Le venta de productos importados tiene un ciclo de recuperación de la inversión muy inferior a cualquier negocio comparable de manufactura o servicios.

En medio de la falta de un plan de acción viable y objetivo, los resultados económicos son muy discretos, y en muchos casos se constata un empeoramiento respecto al año 2023. No se han ofrecido datos definitivos sobre la zafra azucarera, pero hasta abril solo se había completado el 71% del plan (unas 412 mil toneladas). Como consecuencia Cuba tiene que realizar importaciones para atender la demanda interna. El declive parece no tener fin cercano dado que las autoridades estiman que solo 15 centrales molerán en la próxima contienda. En la fabricación de níquel1 se obtienen resultados mixtos. Los volúmenes de producción crecen, pero se reportan caídas de dos dígitos en las cotizaciones.

Las ventas minoristas del sector estatal aumentaron más de 27%, lo que se ubica en el entorno de la inflación acumulada en el primer semestre, lo que sugiere que las ventas físicas no se alejarían mucho de los niveles de hace un año. No obstante, hay que tener en cuenta que ya en 2023 el sector privado representó el 44% de las ventas minoristas totales, un peso que debe aumentar en 2024. El transporte de pasajeros (-12,2%) continúa la tendencia hacia la contracción, mientras el de carga (3,2%) se anota una ligera recuperación.

Las inversiones crecen 3,6% hasta junio, pero el efecto de la inflación sugiere que en términos reales el crecimiento es casi nulo. Por otro lado, se mantiene la enorme concentración territorial (La Habana, 60%) y sectorial (hoteles y similares, 37,8%). En contraposición, solo el 10% se destina a la energía y el agua. En octubre la Isla sufrió la desconexión total del Sistema Electroenergético Nacional. A principios de noviembre, como resultado del paso de un huracán, el SEN tuvo otra desconexión. Esto ocurre como consecuencia de una larga acumulación de factores negativos cuyos efectos pesan sobre la oferta eléctrica. Por un lado, la escasez extrema de divisas no permite financiar la compra de todo el combustible necesario, cuando el principal proveedor (Venezuela) ha reducido sus envíos. Asimismo, las insuficientes inversiones han afectado el estado técnico de las plantas. La escasez de energía tiene un efecto recesivo sobre la economía.

1 Datos publicados en el informe trimestral de Sherritt, operador de la planta de níquel más grande de Cuba.

Inserción internacional

El sector externo se mantiene como un lastre para el desempeño de la economía y los equilibrios macroeconómicos. Tanto la inversión extranjera como el acceso al crédito externo se mantienen en niveles muy deprimidos. En ese contexto, el cumplimiento de los compromisos en moneda extranjera depende de las exportaciones y las remesas, todos flujos corrientes. Informaciones dispersas dan cuenta de que existe un retraso significativo en los pagos a acreedores, empresas extranjeras que tienen intereses en la Isla, y proveedores comerciales. De acuerdo con el Economist Intelligence Unit (EIU), las reservas internacionales se han hundido (-53%) respecto a 2019, y el stock de deuda externa sigue en aumento.

Las cotizaciones de los commodities más importantes para la Isla ofrecen un panorama mixto. El precio promedio del petróleo se abarata, pero una parte de los alimentos se vuelven más caros. Aunque ha habido una moderación desde 2022, los commodities se mantienen un 30% por encima del precio promedio entre 2015-2019. De acuerdo con la UNCTAD, el cálculo de los términos de intercambio refleja un impacto neto negativo para Cuba, que sigue siendo un importador neto de alimentos y petróleo.

En el caso de las exportaciones, los problemas de la producción y la evolución de los precios internacionales han impactado negativamente en los ingresos asociados al azúcar y el níquel. El gobierno sostuvo que marchaban a buen ritmo el tabaco, los productos biotecnológicos y los productos del mar. En cuanto a los servicios, hay decrecimientos en telecomunicaciones, y si se mantiene la tendencia actual, los ingresos por turismo quedarán por debajo de 2023.

En cuanto al turismo internacional, hasta el mes de septiembre, los arribos se contraen ligeramente (- 5,2%), unos 95 mil visitantes menos. Para igualar las cifras de 2023, Cuba necesitaría recibir tantos turistas como en 2013 en este mismo período, cuando llegaron más de 2.8 millones de visitantes. Rusia es el único mercado importante en crecimiento, convirtiéndose en el tercer mayor emisor. Meliá Hoteles, una de las principales cadenas internacionales que opera en la Isla, reporta una ligera caída en la ocupación, aunque los ingresos se recuperan un poco debido a mayores precios. El turismo nacional sí refleja un incremento de las estadías, que ayudaría a compensar parcialmente este resultado.

Tomados en su conjunto, el panorama financiero externo se presenta como desfavorable, y con notables riesgos una vez se inaugure la próxima administración en Estados Unidos. Las importaciones de alimentos y crecientemente otros productos estadounidenses se han incrementado sistemáticamente desde 2020, en parte como resultado del ascenso de los emprendedores cubanos. En ese período el comercio se ha más que triplicado. La mayor parte de las remesas provienen de aquel país, y por número de visitantes totales (cubanos residentes y norteamericanos) es el segundo mercado en importancia.

La balanza en cuenta corriente se mantendrá en números rojos y no se prevé un cambio drástico en la posición financiera internacional.

Política fiscal

La reciente publicación del Anuario Estadístico (ONEI, 2024) confirmó que Cuba concluyó 2023 con un elevado déficit fiscal de 10,9% del PIB,2 cifra de dos dígitos por cuarto año consecutivo. Aunque el año 2024 inició con un déficit planificado de 147 mil millones de pesos, cifra récord (ver Reporte CESLA del primer semestre); en el mes de julio, el parlamento cubano aprobó su reducción por aproximadamente 25 mil millones. Además, poco tiempo después trascendió que, al cierre del mes de julio, el déficit real ejecutado estaba alrededor de 32 mil millones de pesos, cifra que suponía una reducción en 40% sobre el valor planificado hasta la fecha (Cubadebate). El incremento de los ingresos fiscales y la inejecución de gastos eran anunciados como los factores explicativos de este resultado.

De acuerdo con estas tendencias, estimamos que 2024 cerrará con un déficit fiscal de 9%-11% del PIB, un valor alto; pero significativamente inferior a la proyección de 18,5% realizada por el gobierno a inicios de año.

Este esfuerzo fiscal ─que es considerable─ levanta dudas relacionadas a su sostenibilidad en el tiempo, debido, en lo fundamental, a la situación de depresión que atraviesa la economía, de la cual no hay señales de reactivación en el corto plazo. Resulta improbable que en el incremento anunciado de la recaudación haya mediado la recuperación de la actividad. Es previsible que la economía decrezca este año, o, que crezca a una tasa marginal. De hecho, la proyección de crecimiento de 2% realizada por el gobierno a inicios de año (ANPP) fue revisada a la baja por CEPAL en el primer semestre, 1,3% (CEPAL, 2024); y durante el segundo semestre, la situación productiva del país previsiblemente empeoró ─en lo fundamental─ debido a los muy malos registros de la temporada baja del turismo, la profundización de la crisis energética, la crónica escasez de divisas y materias primas, y los desastres naturales más recientes.3

Por lo tanto, la elevación de los ingresos fiscales anunciada por el gobierno debe estar respondiendo a medidas recaudatorias basadas en la combinación entre una mayor inflación ─autoinducida en parte por incrementos de precios transversales, como el combustible, así como de ciertas tarifas─ y aumentos impositivos, ejecutados en el primer semestre.

El problema con este esquema es que, aunque la inflación mejora los ingresos, también, presiona sobre los gastos. Hasta qué punto se podrá restringir el gasto real cuando el sector público opera en déficit crónico, es una arista clave a la hora de valorar la (in)sostenibilidad del actual esquema de estabilización. Pero, además, contraer el gasto en un contexto recesivo significa actuar de forma procíclica y deprimir aún más la actividad económica, lo que termina afectando a la propia recaudación. Por último, aunque el aumento de impuestos ayuda a reducir el déficit, su uso tiene límites. Por lo tanto, poniendo todas estas ideas en conjunto, no parecería existir mucho espacio para la reducción del déficit fiscal por este esquema, sin que los efectos contractivos reforzaran la crisis económica y elevaran la vulnerabilidad de servicios esenciales como la salud pública.

Como en reportes CESLA anteriores, se concluye sugiriendo que no hay acciones de estabilización efectivas sin un programa estructural complementario que identifique las fuentes de crecimiento, factor que ausente en el debate oficial sobre estabilización.

2 En el Reporte CESLA de hace un año, pronosticábamos un déficit fiscal de entre 11%-13% del PIB para 2023.

3 Joaquín Alonso, ministro de economía, sugirió en fecha reciente la posibilidad de que la economía no crezca este año (Cubadebate).

Política monetaria

Después de un primer semestre caracterizado por el aumento considerable de la inflación mensual (ver Informe CESLA del primer semestre), el ritmo de crecimiento de los precios se desacelera notablemente en el segundo semestre de 2024. La tasa promedio mensual del IPC pasó de 2,77% a 0,67%4 entre la primera y la segunda mitad del año, una reducción drástica que no se observaba desde inicios de 2022. Por otra parte, si bien hasta mediados de mayo, el peso cubano había experimentado una devaluación significativa del 50% en el mercado paralelo; desde inicios de agosto se observa cierta estabilidad, con un tipo de cambio próximo a los 320 CUP por dólar norteamericano, y una devaluación acumulada de 2,5% entre agosto y mediados de noviembre. En resumen, los datos apuntan hacia la estabilización de los desequilibrios que habían repuntado desde finales de 2023

En base al comportamiento durante el segundo semestre, y, los registros históricos, pronosticamos una inflación anual de entre 22% y 27% para 2024, una corrección significativa respecto a nuestra proyección a inicios de año. Enfatizamos en el mensaje de que la inflación continúa siendo alta, sin embargo, con una tendencia a la baja por tercer año consecutivo.

Varios factores subyacen detrás del freno de la inflación en el segundo semestre. Desde una perspectiva más coyuntural puede decirse que el gobierno tomó acciones recaudatorias considerables para disminuir el déficit fiscal, y, por lo tanto, su monetización, buscando asegurar una expansión menor de saldos monetarios reales. Para ello, elevó impuestos, algunas tarifas públicas y el precio de algunos bienes transversales ─por ejemplo el combustible─ que inciden fuertemente sobre la recaudación (ver Reporte CESLA del primer semestre). En segundo lugar, aplicó controles de precios a ciertos productos de amplio consumo, comercializados de forma minorista por el sector privado con el objetivo de regular los márgenes de beneficios.5

A nivel más estructural, identificamos, adicionalmente, tres canales que estarían operando como anclas. Primero, la no-actualización de los salarios nominales de los trabajadores del sector estatal (los cuales aún hoy representan más del 60% del total de ocupados de la economía), y las pensiones. Las remuneraciones de trabajadores y pensionistas se mantienen en niveles cercanos a los de 2021, a pesar del proceso inflacionario de tres dígitos acumulado desde entonces. En segundo lugar, la propia recesión autoinducida, que está actuando como un instrumento de estabilización, contrayendo peligrosamente la demanda para adecuarla a la restricción de oferta. Y, por último, la existencia de un esquema cambiario fijo de 24 CUP/USD que, aunque coexiste con otras tasas oficiales y un mercado paralelo informal, permite regular el costo de una parte de los bienes importados, al costo, no obstante, de socavar la competitividad del sector exportador.

Aunque, aún está por verificar la sostenibilidad y efectividad de este esquema de estabilización, lo cierto es que el costo en términos de bienestar y productivo al cual se está consiguiendo es muy elevado para la sociedad cubana. La experiencia de más de veinte años operando bajo un esquema de dualidad monetaria nos enseñó que estabilizar no puede ser visto como un fin en sí mismo, sino como un medio para fomentar el crecimiento económico. Un plan que ahoga el crecimiento está condenado al fracaso.

4 Calculada con datos hasta septiembre de 2024, última lectura del IPC disponible en la ONEI, al momento de redacción del actual reporte.

5 Pollo troceado, aceite vegetal, salchicha, leche en polvo, pasta alimenticia y detergente en polvo (Cubadebate).

El incierto contexto financiero externo, los desastres naturales, las restricciones en la oferta energética, y el estancamiento del turismo internacional determinan que 2024 sea otro año duro para la economía cubana. Teniendo en cuenta estos elementos nuestro pronóstico es otra reducción del PIB. Las autoridades han dado algunos pasos relacionados con el plan de estabilización macroeconómica, pero no han logrado articular un programa de fomento a la actividad productiva. En última instancia, las dificultades actuales tienen sus raíces en la baja competitividad externa, reducida productividad y escasa diversificación de la economía, que se halla de espaldas a los mercados internacionales. Y a ello se suma un entorno externo retador como resultado de las sanciones de Estados Unidos y los cambios que tienen lugar en la economía mundial. Para empezar, las autoridades podrían reducir las restricciones que enfrenta el sector privado doméstico, el que ha demostrado capacidad de generación de empleo.

En términos fiscales y monetarios, a pesar de que muy probablemente este año se observará la mejora de algunos indicadores, por ejemplo, de inflación o de déficit fiscal; la incertidumbre con relación a la sostenibilidad de estos resultados es elevada. Los avances se están consiguiendo a base de achicar la economía (su demanda) para adaptarla a unas condiciones de oferta cada vez más restrictivas, y ello entrampa al sector real de la economía en un equilibrio de bajo nivel, permanentemente. La no complementariedad de las medidas de ajuste con las necesarias e ineludibles reformas estructurales que el país necesita eleva el riesgo de inestabilidad macroeconómica hacia adelante.

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