PorJorge Rodríguez Hernández ☆
Cuando se hizo un balance de " los cien primeros días " de la elección del cardenal Mario Bergolio como obispo de Roma, se decía al respecto: " ha predicado con el ejemplo y todo eso tiene tal impacto inmediato, en la estructura curia, que resulta más
eficaz que cien decretos o convocatorias a la sobriedad. Es el llamado efecto Francisco " ( Navarro Valls: El Mundo: 2013).

Sobre el Sumo Pontífice se escribía entonces: "sigue viviendo en una habitación cercana a la que ocupaba cuando fue elegido, que no ha calzado los zapatos
rojos popularizados por los Papas del Renacimiento (...) y que no ha usado una sola vez el coche
de matrícula SCV1 , el Mercedes blindado tradicional del Vaticano ".


En su primer mensaje para la 47ma Jornada Mundial de la Paz, celebrada en enero 2014, el dignatario expresó "La corrupción y el crimen organizado se oponen a la fraternidad ".
En sus habituales homilias en la misa, de Santa Marta, Francisco aseveró que la " la corrupción es el modo de vivir en la blasfemia, la corrupción es una forma de blasfemia, en el lenguaje de esta Babilonia, de esta mundanidad, blasfemia: no existe Dios ", sino que " existe el Dios dinero
, el dios bienestar, el Dios explotación, y esto " caerá ".

En sus 12 años de Papado, Francisco deja un legado imperecedero a la gobernanza mundial, sobre todo a quienes asumen como servidores públicos, por " el ejemplo de sencillez y austeridad " demostradas, conductas de probidad poco frecuentes en un mundo
signado por la codicia y la prevaricacion, así como de asalto recurrente a la hacienda pública.

☆ Periodista especializado en temas económicos, con más
de tres décadas dedicadas a la investigación sobre la corrupción.

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