Los socios comerciales de Cuba están ofreciendo regularizar miles de millones de dólares para condonar su deuda mediante el intercambio y la refinanciación, con la esperanza de crear oportunidades de inversión antes de que lleguen a la isla las compañías estadounidenses tras la distensión con Washington.
Reuters
La Habana, 6 de junio de 2016
Francia, Italia, Japón, España y Rusia son algunos de los países que intentan convencer a Cuba para que firme contratos con sus empresas en diferentes proyectos para actualizar la infraestructura de la isla a cambio de cancelar la deuda.
En diciembre, Cuba llegó a un acuerdo general con el Club de París de naciones acreedoras, que perdonó 8.500 millones de sus 11.100 millones de dólares en deuda incumplida, y desde entonces ha firmado acuerdos bilaterales de seguimiento con la mayoría de sus miembros.
España y Francia han prometido más de 700 millones de dólares de la deuda pendiente de Cuba para proyectos de desarrollo local y se espera que Italia y Japón sigan su ejemplo este mes, mientras sus empresas aguardan en fila para aprovechar cualquier nuevo negocio.
Francia, el mayor acreedor de Cuba en el Club de París, firmó en febrero un pacto para reconvertir más de 225 millones de dólares de la deuda en circulación. A cambio, La Habana abrió una cuenta en la que depositará la misma suma para financiar inversiones acordadas por ambos países.
“Si hay un proyecto que propone, por ejemplo, una empresa conjunta, los cubanos pueden financiar su parte más rápidamente con este dinero en su cuenta. Es un incentivo para acelerar la toma de decisiones”, dijo un diplomático europeo conocedor de las negociaciones.
Cuba da la bienvenida oficialmente a la inversión extranjera para animar su frágil economía doméstica, pero en la práctica se mantiene cauta a la hora de cerrar acuerdos para nuevas empresas. Hasta la fecha, no se ha anunciado ningún proyecto relacionado con los acuerdos de financiación.
Un diplomático francés dijo que el dinero de su gobierno sería usado para grandes proyectos de desarrollo, incluyendo el transporte y la construcción, en lugar de emplearlos en inversiones extranjeras que en la actualidad son más comunes, por ejemplo, en la renovación de hoteles.
No estaba claro cuáles podrían ser esos proyectos, pero Cuba está buscando la inversión en obras hidráulicas, ferrocarriles, puertos, energía renovable y nuevos complejos turísticos.
Bélgica se convirtió el martes en el noveno de 14 países en firmar un acuerdo para regularizar la deuda bilateral. Los intercambios de la deuda son promovidos en el marco del acuerdo general, pese a ser una herramienta financiera que Cuba rechazó en el pasado.
Miembros del Club de París como Australia, Austria, Reino Unido, Holanda, Suiza y Finlandia han firmado también acuerdos bilaterales, aunque los pactos -entre ellos el de Bélgica- no se han hecho públicos y no incluyen necesariamente programas de intercambio.
El acuerdo global, al que tuvo acceso Reuters, afirma que “el gobierno de cada país acreedor participante o sus instituciones apropiadas pueden vender o intercambiar en el marco del canje de la deuda”.
DIVERSIFICANDO
Cuba quedó económicamente aislada y sufrió mucho cuando la Unión Soviética, su principal benefactor, colapsó en 1991 y Estados Unidos reforzó el embargo económico, elementos que hicieron más difícil el comercio con la isla para otros países.
El presidente Raúl Castro está decidido a no repetir el error de depender demasiado en un único aliado y recompuso las relaciones con Estados Unidos con la esperanza de que se acabe levantando el embargo comercial, que dura ya más de medio siglo.
Con su aliado estratégico Venezuela en crisis y una caída de las exportaciones cubanas en 2015 por la bajaba de precios de las materias primas, la mejora de las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea ha reducido la presión sobre la isla caribeña, corta de liquidez.
El ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera de Cuba, Rodrigo Malmierca, dijo el mes pasado en una reunión con empresarios españoles en La Habana que el restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos no significa que Cuba le esté dando la espalda a otros socios.
“No volveremos a la dependencia de un sólo mercado en un futuro”, dijo Malmierca, mientras les animaba a invertir antes de tener que competir con las compañías estadounidenses
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