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martes, 5 de marzo de 2019

Los encadenamientos productivos en Cuba: más allá de lo declarativo


Por Pedro Monreal
5 de marzo de 2019

El tema de los encadenamientos productivos como componente esencial del crecimiento económico y del desarrollo nacional parece haber cobrado relevancia en los últimos meses en el discurso oficial cubano, especialmente al más alto nivel. Es un hecho significativo que ha tenido una acogida muy favorable entre los economistas con los que intercambio. 

En realidad, es un tema que, con idas y venidas, ha sido parte del debate económico nacional desde hace muchas décadas, de manera que no se trata de algo inédito. No obstante, lo que resulta novedoso es el lugar prominente que se le adjudica actualmente y la reiteración que se hace de ese enfoque.

De hecho, parecería indicar un refinamiento reciente de las nociones sobre la transformación del modelo cubano pues dos importantes documentos guías de ese proceso, como los “Lineamientos” y la “Conceptualización”, hicieron una escueta mención a los encadenamientos, pero sin concederles centralidad estratégica

En mi modesta opinión, sería conveniente tener en cuenta tres aspectos que pudieran enriquecer la reflexión actual sobre los encadenamientos:

-          La existencia de antecedentes en materia de pensamiento académico nacional sobre el tema, en el contexto de la “gran adaptación” que el modelo económico nacional se vio forzado a introducir desde inicios de la década del 90 del siglo pasado.
-          La teoría económica que pudiera sustentar el enfoque de encadenamientos productivos que desea aplicarse.
-          Los instrumentos metodológicos que pudieran utilizarse para transformar el enfoque de encadenamientos en decisiones de política económica, especialmente en cuanto a la inversión.


¿Qué veinte años no es nada?
Sin tiempo para revisar ahora el inventario detallado de la producción académica sobre el tema y abusando de mi memoria, me atrevería a identificar un grupo de colegas que de manera muy activa analizaron el tema de los encadenamientos desde la década del 90, incluyendo debates y publicaciones en los que tuve la oportunidad de participar.

A riesgo de incurrir en omisiones involuntarias, un listado parcial incluiría a Alfredo Gonzalez Gutiérrez, Miguel Figueras, Anicia García, Hugo Pons, Elena Álvarez, José Luis Rodríguez, Nancy Quiñones, Alfonso Casanova, Juan Triana, Hiram Marquetti, Isis Mañalich, Julio Carranza, Luis Gutiérrez, Alfredo García, Oscar Echevarría, Lázaro Peña Castellanos, Nieves Pico, Adriano García, Ricardo Torres, y Omar Everleny Pérez.

La diversidad de “subtemas” abordados por estos autores fue muy amplia, los análisis contaron con marcos conceptuales bien definidos y se apoyaron en datos concretos. Varios de estos autores poseían experiencia simultánea en el trabajo académico y en la gestión directa de políticas económicas.

Además de la propia cuestión de los encadenamientos productivos, los análisis abarcaron cuestiones íntimamente vinculadas con los encadenamientos, como son la estructura económica, la efectividad de la inversión, la sustitución de importaciones, los clusters productivos, las cadenas globales de valor, y la política industrial.

La disponibilidad de ese cúmulo de pensamiento sobre el tema durante algo más de dos décadas pudiera ser un importante activo para la reflexión sobre un “viejo” tema que ahora se ha priorizado.

¿Hacia una estrategia de desarrollo “desbalanceado” en Cuba?

Concederles prioridad estratégica a los encadenamientos productivos en el marco de la reforma del modelo económico cubano tiene una dimensión teórica que no debiera ser ignorada. Para ser precisos, el tema pudiera tener una conexión más “fuerte” con alguna teoría (o teorías) subyacente(s) que con otras.

Una posible implicación pudiera ser la conveniencia de actualizar la narrativa de la propia estrategia de desarrollo cubano. La razón no es muy difícil de comprender: el discurso vigente subraya la necesidad de “equilibrios” en la planificación, pero un enfoque de encadenamientos productivos con lo que mejor conecta es con la teoría del desarrollo “desbalanceado”. Por lo menos con la manera en que esa teoría fue elaborada por Albert O. Hirschman, Hans Singer y Paul Streeten.

De manera sintetizada, el planteamiento central de la teoría del desarrollo “desbalanceado” es el siguiente: en un país subdesarrollado, donde prevalece un entorno de escasos recursos (por ejemplo, divisas) o de medios adecuados para utilizar los recursos (por ejemplo, carencia de infraestructura y de planta productiva), no existe la posibilidad de dirigir los flujos de recursos disponibles hacia un patrón de inversión que resulte en un crecimiento económico balanceado.

El corolario de lo anterior, en términos de promoción del desarrollo, sería adoptar una estrategia deliberada de crecimiento desbalanceado, pues la función de la política económica sería la de promover las tensiones, desproporciones y desequilibrios que harían posible modificar la estructura económica. Se asume que es precisamente el desarrollo desigual entre sectores lo que genera las condiciones para un crecimiento económico más rápido.  Desde esa perspectiva, se considera que algunos sectores van a proporcionar los incentivos para el crecimiento de otros sectores.

Todos los factores que estarían presentes en un enfoque de encadenamientos (complementariedad, inversión inducida, encadenamientos “hacia atrás”, encadenamientos “hacia adelante”, sectores “lideres”, “motores de desarrollo” y “locomotoras” de crecimiento) se asocian, en diferentes grados a la teoría del desarrollo “desbalanceado”.

No afirmo que en Cuba haya que cambiar necesariamente el discurso en un sentido o en otro. Por el momento, me limito a indicar que no puede ser descuidada la dimensión teórica y la función de esta en la explicación pública de la racionalidad de lo que se hace.

El reto metodológico
Considero que se entiende suficientemente bien el hecho de que para poder materializar encadenamientos productivos que sean eficaces y eficientes (las dos cosas) se requiere de conocimientos específicos a la hora de hacer los análisis que deberían informar la toma de decisiones.

En ese sentido, las cuestiones de método son fundamentales, por lo menos a cinco niveles: el modelo cuantitativo que se utiliza para el proceso de planificación, la producción y operación de un subsistema estadístico enfocado en cuantificar las relaciones secuenciales entre sectores y ramas de la economía, el problema de la aglomeración espacial de los encadenamientos (clusters), las cadenas globales de valor y la tasa de cambio utilizada para el análisis de los encadenamientos.

Este breve texto no es el lugar para abordar la “densidad” técnica de esas cuestiones metodológicas. Lo que me parece conveniente es comenzar a formular el tipo de preguntas que tendrían que hacerse, y también responder, los planificadores cubanos que deben preparar las opciones de políticas y también los decisores que escogerán las variantes que se aplicarán. Es un proceso que debería estar acompañado de un debate “abierto” al que pudiera contribuir un grupo amplio de especialistas y de “no especialistas”.

Algunas preguntas que pudieran hacerse en el plano metodológico serían las siguientes:

-          ¿Es posible hacer un análisis razonado de encadenamientos productivos si no se cuenta con un instrumento como la matriz de insumo- producto?
-          ¿Disponen los planificadores cubanos de una matriz de insumo-producto confiable y actualizada?
-          ¿Es compatible la utilización de un enfoque de insumo-producto con el enfoque de balances materiales que tradicionalmente se ha utilizado en Cuba? (son dos enfoques que expresan dos “filosofías” distintas de planificación). 
-          ¿Qué implicaciones pudiera tener, en términos de la agregación de la información estadística de sectores y ramas, la posible adopción de un enfoque de insumo- producto, en vez de un enfoque balances materiales?
-          ¿Se encuentra lista, desde ahora, la información estadística que permitiría analizar encadenamientos productivos en Cuba?
-          ¿Qué tipo de índices de encadenamientos serían los más adecuados en el análisis, en el caso de Cuba?
-          ¿Cuál debe ser el peso del enfoque de clusters en las decisiones de inversión?
-          ¿Se considera hoy el análisis de clusters en la definición de la “cartera de inversiones”?
-          ¿Cuáles fases inexistentes hoy (o con poco desarrollo) de diversas cadenas de valor deberían “localizarse” en Cuba y cuáles fases existentes hoy deberían “deslocalizarse”?
-          ¿Qué indicadores de encadenamiento productivo necesitan ser analizados para que pueda considerarse que el turismo es un sector líder del crecimiento económico y del desarrollo?
-          ¿Sería confiable un análisis de encadenamientos productivos que adoptase -incluso parcialmente- la tasa de cambio oficial de 1 peso cubano = 1 USD?

Resumiendo

La aplicación de un enfoque de encadenamientos pudiera representar un avance notable en el análisis que debería informar el proceso de toma de decisiones económicas del país, especialmente en lo relativo a las inversiones.

La utilización de los análisis de encadenamientos pudiera presentar retos metodológicos de una magnitud que todavía no parece reconocerse abiertamente, pero existe en el país el conocimiento suficiente para poder resolver esos retos. El factor clave radicaría en organizar un proceso de gestión del conocimiento que permitiese hacer el tipo de debate “abierto” (no solo entre especialistas “escogidos”) que pudiera favorecer la solución correcta y relativamente rápida de tales retos.

Un enfoque de encadenamientos pudiera tener un efecto innovador en el diseño actual de la política económica cubana. Quizás serviría también para reconsiderar críticamente algunas premisas que hasta el momento se adoptan sin objeciones. Pudiera resultar en la erosión de algunos iconos del actual modelo.

Dos candidatos a posibles “ídolos caídos” pudieran ser la noción de que el turismo es -en las actuales condiciones- un sector líder y la idea de que la inversión debe concentrarse en algunas localidades que hoy se privilegian respecto a otras.



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