El influyente economista Michael Hudson opina que actualmente para EEUU se está cumpliendo la gran pesadilla de Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski. ¿De qué se trata y qué tienen que ver Rusia y China?
Liliya Khusainova, Sputnik
El fin del dominio económico mundial incontestable de EEUU ocurrió antes de lo esperado gracias a los neoconservadores que iniciaron las guerras sucias en Irak, Siria y América Latina, opina el experto estadounidense Michael Hudson en su artículo para ConterPunch.
Y tiene razón porque más y más países entienden que la política sedienta de sangre es un camino a ninguna parte. Y en la vanguardia de estos países se encuentran Rusia y China, cuya cooperación ha alcanzado "un nivel sin precedentes y se ha convertido en un ejemplo de cómo deben desarrollarse las relaciones entre Estados en el mundo de hoy", declaró el presidente ruso, Vladímir Putin, durante su reciente visita a Pekín para participar en el segundo Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional.
El comportamiento poco respetuoso y las amenazas de sanciones obligan a los países a unirse y a crear mecanismos de salvaguardia como, por ejemplo, sistemas financieros alternativos y de ese modo formar ejes de confrontación que se desarrollan en diferentes direcciones. Y aquí hay que recordar al fundador de la geopolítica, Halford Mackinder y su teoría del Heartland o del corazón continental que será la clave para el entendimiento de la geopolítica.
Por encima de todo, a Mackinder le preocupaba que Rusia, en rápida expansión e industrialización, pudiera desafiar con éxito la superioridad de Occidente basada en el poder marítimo, utilizando las enormes posibilidades de los vastos territorios de Eurasia interior.
Pero en las condiciones actuales, las relaciones entre socios son las que importan y por eso hay que considerar las predicciones de Mackinder en el sentido más amplio y, en particular, centrarse en la interacción entre Rusia y China. ¿Cómo se manifiesta?
1. En 2018, por primera vez en la historia, el volumen de negocios entre Rusia y China superó el nivel de 100.000 millones de dólares establecido por los líderes de los dos países. Según el Servicio Federal de Aduanas de la Federación de Rusia, el volumen de negocios del comercio exterior entre Rusia y China en 2018 ascendió a 108.284 millones de dólares, lo que representa un aumento del 24,51%. Los Gobiernos de los dos países establecieron una meta para aumentar aún más el volumen de facturación bilateral a 200.000 millones al año. Se prevé profundizar la cooperación en las esferas de petróleo y gas, energía nuclear, industria aeroespacial, construcción de infraestructura, economía digital e innovaciones científicas y tecnológicas.
2. Este año entra en vigor el Acuerdo de Cooperación Comercial y Económica entre China y la Unión Económica de Eurasia que brindará más oportunidades de interacción en la región. Además, China participa en un diálogo activo y espera con interés el inicio de las negociaciones con Rusia sobre el Acuerdo de Asociación Económica Euroasiática.
3. La iniciativa 'Una franja, una ruta' es el proyecto fundamental que va más allá de la economía y en su esencia es fundamentalmente estratégico. Algunos expertos hasta piensan que se trata de un intento de recrear la Ruta de la Seda, considerado como la autopista de Eurasia: atraviesa el Heartland y conecta a China con otras partes del continente de manera confiable, incluidas Europa, Oriente Medio, el sudeste asiático y el sur de Asia. Para financiar este ambicioso proyecto, China está creando nuevas instituciones como el Asian Infrastructure Investment Bank y el Silk Road Fund.
4. Para el 1 de diciembre se prevé la puesta en marcha del gasoducto Sila Sibiri (Fuerza de Siberia) con una capacidad de 38.000 millones de metros cúbicos de gas por año. El siguiente paso es la construcción de otro gasoducto a China a través de Altái. "Las entregas del gas ruso a China a través de la ruta occidental pueden convertirse en el corredor de transmisión de gas más prometedor e importante", dijo Alexéi Miller, director de Gazprom, a finales de abril. Y es sumamente importante en el contexto de la guerra comercial entre EEUU y China y el aumento de los aranceles para el gas natural licuado (GNL) de EEUU del 10% al 25% del gigante asiático.
Además, se observa que la UE se distancia cada vez más de EEUU y se muestra dispuesta a seguir su propia línea. Por ejemplo, la UE expresa su compromiso de conservar y cumplir de lleno el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) logrado con Irán. Sin mencionar los constantes llamamientos de la canciller alemana Angela Merkel de asegurarse un lugar bajo el sol en la arena mundial.
En forma de conclusión se pueden citar las palabras de Michael Hudson que reflejan la situación que EEUU creó con sus propias manos y con su política intervencionista.
"Los neoconservadores que Trump ha designado están logrando lo que parecía impensable no hace mucho: que se unan China y Rusia, la gran pesadilla de Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski. También están impulsando a Alemania y a otros países europeos a la órbita de Eurasia, la pesadilla de Heartland de Halford Mackinder hace un siglo", opina Hudson.
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