Por: José Luis Rodríguez
Publicado en: Bloqueo contra Cuba
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II
El punto de partida para enfrentar la pandemia en el caso de Cuba debe tener en cuenta que luego de alcanzar una tasa de incremento del 4,4% del PIB en el 2015, la economía cubana redujo su ritmo de crecimiento promedio del 2016 al 2019 a solo 1,3% y se previó una tasa del 1% para el 2020. Los indicadores básicos muestran la siguiente evolución entre el 2018 y los planes del 2020.
TABLA Nº 1.- INDICADORES BÁSICOS DE LA EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA CUBANA 2018-2020
NOTA: (P) Plan (E) Estimados del autor y de EIU (2020). (*) Una información oficial indica que esta cifra fue rectificada del 1,2% planteado originalmente, alcanzándose un crecimiento real de 2,2%.
FUENTE: Rodríguez (2020a)
En este punto es necesario apuntar que la reducción que se registra en los resultados económicos durante el 2019 en el caso de Cuba, no puede decirse que obedezcan -como elemento fundamental-, a un desempeño determinado por una gestión económica interna menos eficiente, sino que reflejan mayormente el enorme impacto de la agresividad contra Cuba que ha venido desarrollando la administración de Donald Trump desde junio del 2017, pero que se ha incrementado notablemente durante los últimos meses, alcanzando la cifra de 86 nuevas medidas punitivas implementadas solo en el 2019, incluyendo la aplicación total de la Ley Helms Burton de 1996 –que tiene entre sus objetivos frenar la inversión extranjera en Cuba- y la persecución a los embarques de petróleo enviados desde Venezuela a nuestro país, lo que provocó que la economía cubana funcionara solo con el 50% del combustible necesario desde septiembre del pasado año.[1]
Debido a lo anteriormente expuesto, el impacto del bloqueo norteamericano calculado hasta el primer semestre del 2019 alcanzó la cifra de 138 843 millones de dólares, para un costo de 4 343 millones en solo un año.[2] Esta cifra se estima crecerá sustancialmente en el análisis correspondiente al período 2019/20.
También desde el punto de vista financiero, se continuó haciendo un notable esfuerzo en el 2019 para cumplir con el pago del servicio de la deuda renegociada, erogándose 70 millones de dólares con países del Club de París, incluyendo la aplicación de swap de deudas con un grupo de acreedores. Según el EIU, el pago del servicio de la deuda en el 2019 totalizaría una cifra en torno a 1 948 millones de dólares, aunque se reportaron atrasos en el pago de la deuda renegociada. Por otro lado, se reportaba una reclamación de pagos pendientes por parte de los bancos internacionales ascendiente a 2 091 millones de dólares al cierre de diciembre del pasado año.[3]
Las condiciones de partida del país ya eran muy adversas en el primer trimestre del presente año por varios factores aun sin considerar el impacto de la COVID-19, lo que se aprecia en los siguientes hechos.
1.- El recrudecimiento del bloqueo, que se ha mantenido aun en condiciones de emergencia humanitaria a causa del COVID-19.
2.- Se mantiene la crisis económica en Venezuela, que constituye uno de los principales socios comerciales de la isla, con un PIB que cayó 25,5% en 2019 y una reducción pronosticada por CEPAL del 18% para este año.[4]
3.- Se registra una escasez acentuada de divisas: El turismo internacional se redujo un 9,3% en el 2019 y los ingresos fueron de 2 185 millones de dólares, cifra similar al 2018 y a esto se añadió la pérdida de mercados de exportación de servicios médicos (Brasil, Ecuador). Al cierre de enero de 2020 se registró un decrecimiento del 19,6% en comparación a igual periodo del año anterior y en marzo de este año se produjo la paralización total del turismo.
Adicionalmente, es de esperar una reducción de las remesas.[5] Un estimado reciente calcula que los envíos desde EE.UU. caerán un 35% hasta 2 416 millones de dólares en el 2020.[6]
4.- El país se ha encontrado operando por más de seis meses con el 50% del combustible[7] y –a partir de las dificultades con los embarques desde Venezuela-, ha sido necesario comprar portadores energéticos en Rusia, Argelia y Angola en condiciones diferentes.
5.- Se enfrentan situaciones complejas de sequía en todo el Caribe, que también afectan a Cuba y –consecuentemente- a la producción agropecuaria que ya en el 2019 había mostrado contracciones con respecto a los planes previstos y a años anteriores: este fue el caso viandas y hortalizas, arroz, maíz, carne de cerdo y leche.[8]
En lo referido a la producción de alimentos, durante el 2020 se han visto afectados la campaña de siembra de frío y los resultados de la producción azucarera, donde se registraba un retraso de 100 000 toneladas en la zafra a inicio del año.[9] Por otro lado, la campaña de siembra de primavera en la producción agropecuaria se encuentra igualmente afectada y se reportaba un déficit de 20 millones de litros de leche y de 5 000 TM de carne de cerdo en las entregas al Ministerio de Alimentación hasta el mes de abril.[10]
En lo referido a la producción industrial, también se ha registrado un impacto en la disponibilidad de medicamentos, al registrarse un faltante de 80 renglones en los últimos meses. En este caso han estado presentes los crecientes impactos del bloqueo y la persecución norteamericana contra la adquisición de equipos para enfrentar la pandemia de la COVID-19. Tal fue el caso –reportado por la prensa cubana- de la negativa a vender respiradores artificiales a nuestro país por parte de dos suministradores habituales, que se plegaron a las presiones de EE.UU.[11]a lo que se añadió la negativa a transportar una donación de productos médicos proveniente de China por parte de una empresa transportista.
Como consecuencia de la situación antes expuesta y el impacto añadido previsible de la pandemia de la COVID-19, los estimados a la altura del mes de abril de CEPAL para la economía cubana en este año pronostican una reducción del PIB de -3,7%, mientras que el Economist Intelligence Unit la ubica en -4,7%.[12]
A pesar de esta complicada situación, el país cuenta con fortalezas y alternativas para rebasar la crisis y retomar la senda del desarrollo, lo que se abordará a continuación.
(Continuará)
BIBLIOGRAFIA
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