NACIONALES BALANCES DE TRABAJO
Como parte del presente ciclo de reuniones del ejecutivo nacional con los Organismos de la Administración Central del Estado (OACE) y entidades nacionales, participaron cuadros y trabajadores del MEP, de la Asociación Nacional de Economistas de Cuba (ANEC), de la Academia y de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana.
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El viceprimer ministro Alejandro Gil Fernández, titular de la cartera, señaló que 2021 será un punto de inflexión de la economía cubana debido a la implementación de la Tarea Ordenamiento, el fortalecimiento de la empresa estatal socialista, y el perfeccionamiento del trabajo por cuenta propia y las otras formas de gestión no estatal.
El ministro presentó las prioridades del MEP en 2021, entre ellas, conducir y evaluar la implementación del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 (PENDES), y continuar transformando el proceso de elaboración del Plan Anual con un enfoque más financiero y menos «asignativo».
Tendrán preeminencia, además, perfeccionar el sistema de control y conducción de la economía; contribuir a la diversificación de las exportaciones, los ingresos y el equilibrio financiero del país; y alcanzar una gestión eficiente del proceso inversionista.
Son prioridades también perfeccionar la planificación territorial e impulsar el desarrollo local y contribuir a la autonomía municipal; avanzar en la eficiencia del servicio de informatización; y garantizar el desarrollo organizacional para un desempeño exitoso del trabajo de acuerdo con las transformaciones de la economía.
Señaló que en 2021 «no renunciamos a ningún objetivo o meta, por más difíciles que sean las condiciones», y que la «participación de todos los actores económicos es fundamental para el desarrollo económico y social del país».
Recordó así palabras del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, referidas a que «con unidad, con coherencia, con disposición, sin miedo, con el pueblo, sin esperar orientaciones, sin demoras, con firmeza, con pulso firme, con inteligencia, con decencia, con lucidez y con apego a nuestra Constitución y a los principios que defendemos, podemos vencer siempre y cada vez de manera más contundente».
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Directivos y especialistas del ministerio —buena parte de ellos jóvenes— intervinieron en un debate que el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz calificó como muy a tono con la complejidad de estos tiempos.
Explicó que el año 2020 y el inicio del 2021 han sido muy difíciles por las afectaciones de la pandemia de COVID-19 y la crisis económica mundial que ha acarreado, y por la agudización del bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de EE.UU contra el pueblo cubano, que durante la administración Trump adoptó más de 240 medidas de agresión.
De 2020 tenemos que sacar las experiencias económicas, a la vez que nos ratificó —argumentó— la necesidad de actualizar de manera más efectiva el trabajo político e ideológico.
La estrategia del enemigo contra la Revolución no cesará, y nosotros tenemos que aprovechar de forma más efectiva las nuevas tecnologías de la comunicación y la información en defensa de la Revolución cubana, orientó Marrero Cruz.
Al analizar el panorama económico nacional e internacional, subrayó que está marcado, para nosotros, por la continuidad de la contracción en el turismo internacional y de las exportaciones de otros servicios. Es un situación que no se resolverá «de un día para otro», por lo que el país está obligado a desarrollar otras ramas, indicó.
El Jefe del Gobierno de la República evaluó al detalle du-rante más de una hora los principales desafíos del acontecer económico nacional y en el que el MEP tiene un papel protagónico, como la Tarea Ordenamiento, la producción de alimentos, las exportaciones, las importaciones, la descentralización y los encadenamientos productivos.
Prestó especial atención al papel de los municipios, y la autonomía que le corresponde, en el desarrollo económico y social. «No podemos descuidar las direcciones municipales y provinciales de Economía y Planificación —dijo—, si no están bien atendidas y preparadas las personas que allí trabajan, no cumplirán el papel que les corresponde».
Al concluir la reunión de trabajo con directivos y trabajadores del Ministerio de Economía y Planificación, Marrero Cruz describió los pasos que se han dado —«muy importantes», dijo— para la transformación del MEP en lo que le corresponde ser: «el estado mayor de la economía» cubana.
El encuentro estuvo presidido, además, por Jorge Cuevas Ramos, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido. Asistieron el vicepremier Ricardo Cabrisas Ruíz y el jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos de los congresos del Partido Comunista, Marino Murillo Jorge.
Participaron ministras y ministros del resto de los organismos globales: Marta Wilson González, del Banco Central de Cuba; Meisi Bolaños Weiss, de Finanzas y Precios; Marta Elena Feitó Cabrera, de Trabajo y Seguridad Social; y Rodrigo Malmierca Díaz, de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera.
El problema central de la economía cubana, reconocido por todos, incluida la más alta dirección del Partido-Gobierno-Estado, es la falta de libertad de las fuerzas productivas atadas a un modelo económico fracasado, denominado por su creador, Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), Capitalismo Monopolista de Estado, que debido a su organización monopólica, su centralización absoluta y la consecuente falta de iniciativa y de gestión de las Empresas Estatales y sus diferentes unidades productivas y de servicios, son ineficientes. Llevamos más de 60 años con ese modelo que determina la falta de crecimiento del PIB, la muy limitada exportación de bienes y de servicios, la ineficiencia económica y la corrupción administrativa. Esa falta de libertad de las fuerzas productivas tiene dos posibles soluciones, la vía capitalista, iniciada por China y Vietnam hace más de 30 años, que les ha garantizado a esos países un notable incremento anual del PIB, un enorme aumento de las exportaciones, una acelerada industrialización, una disminución de la pobreza y una elevación notable del nivel de vida de sus pueblos, manteniendo el modelo político estalinista y su consiguiente gobierno autoritario y la falta de libertades civiles. La otra vía, la vía revolucionaria que es el verdadero Socialismo es la liberación completa de las fuerzas productivas entregando su administración a los propios obreros que las harán producir de manera mucho más eficiente que en el capitalismo mediante la cooperativización y la autogestión obrera, sin afectar el trabajo por cuenta propia y las pequeñas y medianas empresas creadas o que se creen en el futuro, que son fuerzas productivas independientes de los monopolios estatales.
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